El año 2022 será recordado como uno de los que más turbulencias han vivido alrededor de algunas de las franquicias más conocidas, por culpa de la compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft. Como era de esperar, los fans de Call of Duty se llevaron las manos a la cabeza ante la mera sospecha de que una de las IP más exitosas de la historia fuera a quedarse enjaulada entre las cuatro paredes del ecosistema Xbox.
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El juego del gato y el ratón
Pero claro, los primeros que han jugado la carta del engaño han sido las huestes de Phil Spencer, que desde un principio no salieron a los medios a decir exactamente qué tenían pensado hacer. Jugaron con la tibieza típica del que sabe que tiene un as en la manga y puede utilizarlo para cualquier situación que se produzca sobre el tablero, por lo que hasta cierto punto las reacciones de los gamers más afines a Call of Duty estaban más que justificadas.
Pero en las últimas semanas se ha percibido un cambio importante, ya que Phil Spencer ha pasado de ser muy cauto y no soltar prenda, a afirmar que le gustaría ver un Call of Duty en Nintendo Switch. Así que lo siguiente estaba cantado: «no vamos a quitar Call of Duty a PlayStation. Esa no es nuestra intención. Nuestra intención no es hacer eso y mientras haya una PlayStation en la que publicar un juego, nuestra intención es que seguiremos llevando Call of Duty a PlayStation. Algo parecido a lo que hemos hecho con Minecraft desde que somos sus propietarios».
Efectivamente, Phil ha pronunciado la palabra clave: Minecraft, que es la que puede respaldar con hechos una sospecha que muchos de los que ya hemos visto unas cuantas batallitas gamer de estas teníamos.
A Microsoft no le viene bien la exclusividad
Microsoft ha demostrado ya muchas veces que la carta de la exclusividad en videojuegos no es una prioridad. Prueba de ello es el desastre de títulos solo para Xbox que han llegado a sus nuevas consolas, que no es cero pero sí insignificante frente a la calidad de lo que desarrollan los third parties. Los de Redmond, por encima de todo, quieren ganar dinero, contar con franquicias cada vez más universales y que recauden lo máximo posible da igual dónde sea. En todas partes si puede ser.
Minecraft es la demostración de esa política. También se produjeron en su momento debates sobre si dejaría de aparecer en PS3, PS Vita, etc., y al final se quedó donde estaba y con el tiempo se afianzó en los ecosistemas de los japoneses. Call of Duty es obvio que seguirá llegando a todas las PlayStation del mercado, presentes y futuras aunque es aquí, precisamente, donde Phil Spencer envía un sutil recado a los japoneses, al decir que Microsoft y Activision seguirán publicando nuevas entregas «mientras haya una PlayStation». ¿Creéis que podría llegar a producirse un escenario en el que no exista una nueva consola de Sony en el mercado?
«Torres más altas han caído» reza el dicho aunque, de momento, no parece que la de PlayStation vaya a ser una de ellas, ¿no os parece?