Actualmente existen una gran cantidad de dispositivos que permiten convertir una televisión o un monitor en una Smart TV. Estos vienen con funciones realmente útiles, pero uno de los más utilizados incluso a día de hoy sigue siendo Chromecast. Si tenéis dudas sobre si merece la pena o no comprar uno actualmente, os explicamos cuáles son sus ventajas y desventajas.
Los Chromecast aparecieron en el mercado como una alternativa a la necesidad de tener una televisión con un chip incorporado que la convirtiese en un dispositivo inteligente. Actualmente existen muchas variantes de Smart TV que cuentan con diversos precios dependiendo de sus características, peor aun así pueden superar la barrera de los 100€. Por este motivo hay quienes prefieren optar por este tipo de sistemas que permiten añadir funciones adicionales a cualquier monitor que tenga una salida de vídeo HDMI. Pero al igual que existe el modelo de Google, también hay una serie de alternativas en el mercado que también tienen un uso similar y que pueden ofrecer funciones superiores.
Estos se diferencian dependiendo de la marca a la que pertenezcan, pero incluso en este aspecto la gran mayoría hacen uso del sistema operativo Android como núcleo.
Qué ofrece un Chromecast actualmente
La principal función que encontramos en el dispositivo de Google está en la capacidad que tiene de transformar una televisión normal en una Smart TV. Esto desbloquea una serie de funciones a través de internet que se centran en los contenidos audiovisuales, permitiendo acceder a distintas aplicaciones como Netflix, HBO, Youtube, Twitch y otros servicios. Este modelo incluye el sistema operativo Google TV, y es aquí donde encontramos una de sus primeras ventajas. Esta implementación hace que resulte extremadamente sencillo utilizar el ecosistema completo de la compañía, permitiendo vincularlo fácilmente con cualquier otro dispositivo de la compañía, ya sea un teléfono con Android, el Asistente de Google o incluso Google Home.
Además de esto resulta extremadamente compacto por lo que es posible llevarlo a cualquier parte, mientras que la capacidad de controlarlo directamente desde el móvil permite una flexibilidad realmente grande en todos los aspectos. A esto hay que sumarle las capacidades que tiene en situaciones con un ancho de banda limitado, en las versiones más actuales incluye una función que ajusta automáticamente la resolución para funcionar incluso en redes inestables.
Pero no todo son ventajas, ya que también tiene una serie de fallos que debemos tener en cuenta. El primero está en que es un dispositivo que Google ya no vende de forma oficial ya que han hecho el cambio al modelo Google TV Streamer, este resulta mucho menos compacto y más complicado de transportar, pero tiene funciones avanzadas e incluye mejoras en el hardware.
Es crucial entender que el Chromecast de 3ª Generación está oficialmente descatalogado por Google, siendo su sucesor el Chromecast con Google TV. Esto implica que las unidades restantes del modelo antiguo se encuentran en liquidación o en mercados de terceros, con precios muy variables. Esto es algo a tener en cuenta ya que lo deja por detrás de otras alternativas como el Fire TV Stick de Amazon.
- Chromecast con Google TV (HD): Se encuentra a 39,99€ en la Google Store oficial y tiendas como MediaMarkt.
- Chromecast con Google TV (4K): Disponible por 69,99€ en Amazon España y El Corte Inglés.
- Chromecast (3ª Gen, descatalogado): Unidades limitadas, su compra es menos recomendable frente a las nuevas versiones.
Además, su hardware, aunque suficiente para tareas básicas, presenta limitaciones documentadas en análisis técnicos. El dispositivo puede experimentar problemas de sobrecalentamiento bajo cargas de trabajo intensas (ej. streaming 4K prolongado), lo que deriva en throttling (reducción del rendimiento para controlar la temperatura). Asimismo, en comparativas de conectividad vemos que su recepción WiFi es inferior a la de televisores con Android TV integrado o competidores más modernos, lo que puede traducirse en tiempos de carga más largos para contenido de alto bitrate, como el utilizado por aplicaciones como Plex.
