La Open Compute Foundation no es una marca que solemos oír mucho en las noticias, sin embargo, se ha visto beneficiada por dos tecnologías que pueden cambiar la forma en la que entendemos el hardware en un futuro a medio o largo plazo. En especial en un mundo donde los chips configurables como los FPGA empiezan a cobrar importancia en diseños futuros y la comunicación de estos con el software es importante. ¿Cuáles son y en qué consisten dichas aportaciones?
Aunque parezcan mundos muy separados a simple vista, al fin y al cabo nuestro ordenador no es más que un sistema integrado entre hardware y software y existe un punto en que esa integración hace que ambos mundos se influencien en cuanto al diseño. Como ocasiona el caso de las capacidades de virtualización y seguridad en procesadores y de la virtualización en los sistemas operativos. Es decir, a medida que el software se va acercando al hardware, más relación tiene que haber entre ambas partes.
El sistema operativo es dentro de un ordenador el software que tiene mayor contacto con el procesador y el resto de componentes. El resto de aplicaciones lo que hacen es realizar llamadas al sistema y, por tanto, le hacen peticiones al sistema operativo que es el que gestiona el acceso a los recursos. Al mismo tiempo, se encargan de crear un entorno confiable y en consecuencia seguro. Para que aplicaciones maliciosas no tengan acceso a información confidencial del usuario.
La nueva estrategia de la Open Compute Project Foundation
La Open Compute Project Foundation tiene que aplicar los beneficios del código abierto en el diseño de nuevo hardware, es decir, que los diseños no sean propietarios de una marca en concreto y que estos puedan ser libremente modificados por parte de terceros. La cual se basa en la colaboración de la OCP tanto con Microsoft e Intel, por un lado, así como de la Linux Foundation.
En el caso de Intel y Microsoft, estos han donado el diseño de su llamado SIOV, Virtualización de E/S escalable, un componente que es clave en el uso que hacen las máquinas virtuales en nuestro PC. ¿Su tarea? Se encarga de gestionar el acceso al almacenamiento y a los periféricos. Con la capacidad de poder manejar en sus versiones más avanzadas hasta a cientos e incluso miles de máquinas virtuales diferentes. Por lo que no solo afecta a ordenadores convencionales, sino también a servidores e incluso grandes centros de datos. Por lo que la aportación a la Open Compute Foundation afectará al diseño de nuevos chipsets.
Si hablamos de la aportación a la Linux Foundation, la colaboración es con el proyecto SONiC que la Open Compute Foundation ha aportado. El cuál es la versión del sistema operativo del pingüino que se ejecuta en los llamados controladores de red inteligentes, también conocidos como SmartNIC. Dicha distribución del sistema del pingüino era originalmente un diseño original de Microsoft y va a ser clave en el desarrollo de futuros chipsets.
¿En qué nos beneficia esto?
El hecho de que la Intel y Microsoft hayan donado su tecnología SIOV puede parecer algo sin importancia a simple vista. No obstante, uno de los motivos por los cuales los llamados FPGA han cogido importancia en los últimos años no es para simular procesadores ya existentes, sino para crear sistemas de interconexión complejos y en especial para emular los llamados controladores de red inteligentes.
Por el momento esto solo afecta al mundo de los servidores y los centros de datos, pero no tardaremos mucho tiempo en que el chipset de la placa base de nuestro PC no solo sea un concentrador de periféricos, sino que incluya un FPGA empotrado con tal que se pueda configurar para diferentes tipos de periféricos, en vez de tener varios chipsets distintos disponibles en el mercado. De esta manera, los chipsets que no se aprovechen para la creación de placas base podrán ser vueltos a aprovechar de nuevo.