Se desata una guerra de precios en las fábricas de chips, y eso no es malo
La competencia que ofrece China frente al resto de países que tienen una industria relacionada con la fabricación de semiconductores no es nada nuevo, pero ahora vuelve a resonar más alto que nunca el eco de sus fábricas, ya que estas tienen una gran capacidad de producción, y están ansiosos de conseguir clientes. Esto ha forzado al resto de países de Asia a tener que entrar en una guerra de precios dentro del mercado de los chips.
La situación comercial de China le permite modificar los precios del mercado prácticamente como les apetezca, ya que al tratarse de un país extremadamente industrializado puede superar por bastante la producción de otras regiones. En este caso, se enfrenta a sus principales contrincantes en el continente asiático, Corea del Sur y Taiwán, forzando a ambos países a entrar en una guerra de precios para poder competir contra el país soberano de Asia Oriental.
Una guerra de precios por la fabricación de chips
Según han indicado diversas fuentes provenientes de este continente, tres de las compañías más grandes de la fabricación de semiconductores han comenzado a bajar los precios de sus productos para asegurar de esta forma, la mayor cantidad de clientes posibles. El motivo de que hayan podido reducir tanto los costes se debe, según indica TrendForce, a que China no se ve realmente afectada por las restricciones de exportación establecidas por EEUU, de forma que varias empresas del resto del continente, han visto atractiva la oferta que ha ofrecido el gigante asiático con respecto a los precios de dichos chips, por lo que muchos clientes de otras compañías establecidas en otros países como Taiwán y Corea del Sur, han decidido optar por los productos creados por China.
Esto a su vez, ha forzado a las industrias de dichos países a reducir sus precios para evitar la perdida masiva de clientes, representando una bajada de entre el 10% y 15% en algunas de las empresas de estas regiones. Podemos tomar de ejemplo la empresa surcoreana Samsung, cuyo recorte busca crear una capacidad a la hora de negociar con sus clientes para evitar que estos busquen crear relaciones comerciales únicas con China.
¿En qué afecta a los consumidores?
Técnicamente a los consumidores debería afectarnos de forma positiva, ya que una reducción en los costes de producción también debería implicar una bajada en el precio final que tiene el producto, por lo que a la hora de llegar a las tiendas sería más barato para el comprador final. Aunque esto no siempre es cierto, ya que en muchas ocasiones que cueste menos producir algo implica que el intermediario puede subir el precio para conseguir el mayor beneficio, pero a su vez, esto implicaría que aquellos que quieren vender la mayor cantidad posible también pueden bajar el precio.
En conclusión, una guerra de precios no es algo malo para los consumidores, ya que ofrece una mayor variedad a la hora de elegir, y en definitiva, una reducción sobre el coste final de muchos de los productos que compramos relacionados con semiconductores, que actualmente es prácticamente todo.