Hay un sector de usuarios de PC que están convencidos que tener una caja de aluminio es mucho mejor que tenerla fabricada en acero SECC de toda la vida. Y, aunque sobre el papel, razón no les faltaría, es un tema que da para ser tratado extensivamente, que es lo que haremos hoy en este tutorial.
Cajas de aluminio vs cajas de acero. Este debate ha sido uno bastante candente entre los usuarios de cajas de ordenador, desde que aparecieron las primeras cajas de ordenador fabricadas con este metal. Argumentos a favor y en contra de cada postura hay muchos. Así que vamos a ver cuáles de estos argumentos realmente tienen algún peso y cuáles no.
Cajas de aluminio
Por aspecto externo, las cajas de aluminio suelen tener un acabado más «de gama alta«, especialmente cuando al metal se le da el acabado cepillado o con chorreado de arena. Y, aunque el exterior no tenga por qué decir mucho, la realidad es que es una de las cosas que más vende para determinado tipo de usuarios, que preferirían evitar las cajas tradicionales con inserciones de plástico. Que es el mismo tipo de usuario que se preocupa del precio de la caja, obviamente.
Por definición, el aluminio que se emplea en las cajas de ordenador suele ser uno al que se ha sometido a un tratamiento de anodizado del metal, especialmente porque el aluminio se comienza a oxidar en cuanto entra en contacto con el aire. Si a esto le sumamos que el aluminio, ya de por sí, es un metal caro, el precio de este tipo de cajas suele ser bastante superior al de sus contrapartes fabricados en acero.
El famoso argumento de la conductividad térmica del aluminio no tiene ninguna razón de ser en una caja de ordenador. Sí, es verdad que el aluminio disipa mejor el calor que el acero SECC pero, seamos sinceros: a no ser que tengamos un disipador pegado a la chapa de aluminio (por haber buscado una solución de refrigeración completamente pasiva), la diferencia de temperaturas entre una caja de aluminio y otra normal va a ser realmente mínima (unos 0,5 ºC).
Finalmente tenemos el argumento del peso de la caja. Pero este es un argumento que nos parece baladí. Sí, está muy bien que la caja de aluminio no pese gran cosa cuando la tengamos en la mano, lo cual agradeceremos bastante cuando tengamos que montar los componentes en su interior. Pero, luego, nos va a dar bastante igual este aspecto, que puede, en realidad, considerarse también como un punto negativo, dado que la estabilidad es peor.
Cajas de acero
El principal punto positivo de las cajas de acero es su precio. Es cierto que este es muy variabl,e pero, por norma general, suelen ser bastante más baratas que sus contrapartes de aluminio. Para el mismo tamaño de caja, las de acero SECC suelen ser una media del 25-50% más baratas. Cierto es que no consiguen ese aire de gama alta, pero, si este aspecto os da igual, iréis mucho mejor servidos con un a caja de este material.
El aspecto de la conductividad térmica del aluminio y su nulo efecto en la refrigeración de nuestros componentes ya lo hemos tratado en el anterior apartado, así que en este no lo trataremos.
En el apartado del peso, sí que es verdad que las cajas fabricadas con acero SECC suelen ser bastante más pesadas que las de aluminio (dependiendo, en gran medida, del grosor de la chapa que haya empleado el fabricante, obviamente). Este mayor peso también se traduce en una mayor estabilidad de estas cajas.
Pero, un aspecto que antes no hemos mencionado es que el aluminio se puede deformar con mucha mayor facilidad que el acero. Así que, si sois propensos a golpear vuestra caja de ordenador, no os aconsejamos que la compréis de aluminio, dado que podéis acabar deformando la chapa.