Siempre que hablamos de la configuración óptima a la hora de montar un ordenador, insistimos en que no hay que escatimar en la fuente de alimentación, el disipador, y en la caja. En este artículo vamos a argumentar los porqués de esto último, un componente en el que los usuarios inexpertos suelen escatimar a la hora de montarse un ordenador en pro de otros componentes (o solo mirando la estética), y la mayoría terminan lamentándolo.
La caja de nuestro ordenador será la encargada de albergar todo el hardware que montemos en su interior, y por ello de ella dependen ciertos factores como la capacidad de ampliación, cierto punto de la refrigeración, el ruido general que emita nuestro sistema, y otros factores que no se suelen tener en cuenta, como la facilidad de limpieza o la gestión de cables.
Primer factor: capacidad de ampliación
Cuando compramos un ordenador, solemos elegir la caja en función de lo que vamos a montar en ese momento, y no miramos un poco de cara al futuro. Por ejemplo, ¿qué pasa si queremos cambiar de tarjeta gráfica, o si nos quedamos sin almacenamiento y necesitamos añadir más discos duros? ¿O qué ocurre si nos damos cuenta de que nuestro ordenador se calienta demasiado y necesitamos ponerle un disipador mejor, pero éste no cabe porque la caja es muy pequeña?
Por ello es importante elegir una caja mirando un poquito al futuro. Está bien que la caja tenga una estética que nos guste, pero lo verdaderamente importante de ésta es lo que es capaz de albergar en su interior, y por ello las cajas demasiado pequeñas no suelen ser recomendables salvo en casos específicos como HTPCs, o que tengamos una limitación inevitable de espacio donde vayamos a ponerla en nuestro escritorio.
Segundo factor: refrigeración y gestión de cables
La caja es un componente muy importante a la hora de mantener nuestro sistema fresco. Tener el ordenador con buenas temperaturas alarga la vida de los componentes albergados en su interior, y ésto no solo se consigue con un buen disipador para el procesador.
Normalmente, los ventiladores frontales de las cajas son los encargados de meter aire fresco al interior, ventilando los discos duros a su paso y facilitando que el aire fluya a través del disipador del procesador. Los ventiladores trasero y superiores, dependiendo siempre del caso, son los encargados de sacar el aire caliente fuera de la caja, de manera que generan entre todos un flujo constante de aire fresco que entra y aire caliente que sale.
El ventilador trasero es especialmente importante puesto que salvo que utilicemos una tarjeta gráfica tipo blower, es el que recibe todo el aire caliente que ésta genera, amén del que genera el disipador del procesador.
Por ello, escoger una caja con una buena refrigeración es indispensable si queremos mantener todo el sistema con buenas temperaturas.
Además de ello, hay que hacer mención a la gestión de cables. Si la caja no tiene una buena gestión de cables, éstos quedarán por medio, interfiriendo con el flujo de aire de la caja y provocando bolsas de aire caliente, lo cual es nefasto para la vida de los componentes internos.
Tercer factor: ruido
A nadie le gusta que su ordenador haga demasiado ruido, sobre todo para todos aquellos usuarios que tienen el PC encendido muchas horas en su habitación. La caja tiene una gran responsabilidad en este ámbito, y por ello hay que tener en cuenta diversos factores a la hora de elegir una:
- Calidad de materiales: Una caja con excesivo uso de plástico o con acero de mala calidad tenderá más a combarse y por tanto a vibrar, lo que genera ruido.
- Velocidad y calidad de sus ventiladores: si los ventiladores de la caja están funcionando siempre a máxima velocidad, aunque favorecerán sin duda una mejor temperatura, generarán mucho ruido.
- Sistemas anti vibraciones: Las cajas de buena calidad suelen incluir sistemas anti vibraciones en las bandejas para discos duros, en el soporte de la fuente de alimentación, y en las patas de la propia caja.
- Cajas con material aislante del sonido: Si somos unos fanáticos del silencio, hay cajas específicamente diseñadas para evitar el ruido, las cuales incluyen paneles aislantes en los laterales y techo de la caja.
Cuarto factor: facilidad de limpieza
Con los ventiladores de la caja y de la fuente de alimentación metiendo aire en su interior, es inevitable que entre polvo. El polvo, con el calor, se convierte en hollín, el cual se solidifica y puede llegar al extremo de evitar que los ventiladores sigan girando (amén por supuesto de producir más ruido en éstos). Por ello, además de limpiar el interior de la caja con relativa frecuencia, es aconsejable elegir una caja que cuente con filtros anti polvo extraíbles, los cuales «frenan» la entrada de polvo en gran medida (si bien nunca son 100% efectivos).
A este respecto tenemos que volver a incidir en el punto 2 de este artículo: una buena gestión de cables evita la acumulación de polvo. Imaginad que tenemos los cables sobrantes de la fuente de alimentación recogidos en el suelo de la caja; esto producirá que el polvo se acumule en gran medida en esta zona, generando burbujas de aire caliente con mayor velocidad.
Esperamos que este pequeño artículo os ayude a la hora de elegir una caja para vuestro próximo ordenador. Si tenéis dudas estaremos encantados de responder a vuestros comentarios.