Está claro que cada vez se fabrican los microprocesadores y SoC en formatos más pequeños, pero un equipo de investigadores de la universidad de Michigan han desarrollado el que han llamado «Michigan Micro Mote» o M3, conocido cariñosamente como Smart Dust, un sistema completo que ocupa tan solo un milímetro cúbico.
Este Smart Dust es capaz de realizar operaciones básicas como procesamiento y almacenamiento de datos, detección y monitorización de su entorno, y lo más curioso es que varias unidades de Smart Dust son capaces de funcionar en paralelo en modo enjambre con conectividad IR/LED/óptica. Aunque estas operaciones son bastante básicas, hay que seguir teniendo en cuenta el tamaño del «aparato».
Las aplicaciones de este M3 son bastante evidentes y funcionales, como por ejemplo para el cuerpo humano (¿Recordáis esas películas donde se reducía a un científico en una nave a tamaño microscópico para entrar en el cuerpo de un paciente? Bienvenidos a la ciencia ficción) para detectar bloqueos en vasos sanguíneos, medir la presión líquida cerebral, etc. (si bien es cierto que de momento solo se ha probado en animales). Pero también servirá para usos topográficos y otros muchos ejemplos.
Dado su pequeño tamaño, resulta evidente que su consumo es energéticamente casi insignificante, así que M3 sería capaz de funcionar con un mini panel solar sin problemas. Incluso se habla de que podría ser totalmente autónomo incluso sin energía solar, alimentándose únicamente de vibraciones ambientales o en el caso de su utilización en el cuerpo humano, con el calor que éste genere.
Sea como fuere, los creadores de Smart Dust son bastante optimistas con su creación, y la verdad es que no es para menos.
Fuente: Extremetech.