Cuando las unidades de estado sólido (SSD) llegaron al mercado, fueron aclamadas por su velocidad y fiabilidad. Muchos usuarios suponen que debido a que un SSD no tiene partes móviles, es menos probable que sufra un fallo, y esto es así cuando hablamos de «fallo mecánico», pero igual que cualquier otro componente electrónico puede llegar a fallar. Todos sabemos que de un disco duro estropeado se pueden recuperar los datos, pero ¿y si se estropea un SSD? ¿Podremos recuperar su contenido?
Es cierto que por norma general nunca tendrás que preocuparte de los componentes mecánicos de tu SSD porque no los tiene, y, por lo tanto, no hay desgaste de este tipo. Sin embargo, las celdas de memoria sí que sufren desgaste, y es que como muchos sabréis, los chips de memoria de los SSD tienen un número máximo de escrituras y borrados que soportan, así que llega un momento en el que el dispositivo queda inutilizable de forma natural, algo que debes tener en cuenta una vez que pasen varios años desde que lo compraste en la tienda.
Recuperar los datos de un SSD estropeado
La respuesta fácil y rápida es que «normalmente» sí. Sí, si el SSD ha «muerto» por causas naturales (las celdas de memoria han llegado al fin de su vida útil), pero como bien sabéis, hay más motivos por los que un dispositivo puede fallar, en cuyo caso la respuesta es que depende, ya que no es lo mismo un fallo por corte eléctrico o sobretensión, o porque se te ha caído al suelo y se ha golpeado, produciendo daños físicos irreparables que no nos dejarán otro camino que el de ir a una tienda a comprar otro.
En este último caso desde ya te decimos que le digas adiós a tus datos, y solo empresas especializadas que cobran unas tarifas muy elevadas serán capaces de recuperar tus datos. Aunque el truco que utilizan para ello es sencillo, las celdas de la memoria NAND Flash, una vez han perdido la capacidad de almacenar datos de forma persistente, se quedan en su última posición, por lo que es posible realizar la recuperación de los datos con herramientas muy sofisticadas.
Eso sí, como veréis ya al final del artículo, es necesario que los chips del SSD estén en perfecto estado y, por tanto, no se encuentren ni desoldados, ni perforados o no tengan ningún defecto físico visible que haya destruido su capacidad para almacenar datos. Tampoco funciona si la unidad ha subido un sobrecalentamiento repentino o una variación de tensión. No olvidemos que en muchos casos se encuentran directamente conectados a la placa base.
Programas para recuperar un SSD dañado
Los programas que os mostramos a continuación únicamente sirven para recuperar datos de un SSD que ha dejado de funcionar o lo está haciendo de forma errática y siempre cuando su integridad física no haya visto comprometida.
CHKDSK
La aplicación CheckDisk, más conocida como CHKDSK es una de las aplicaciones más veteranas de Windows, una aplicación que ya estaba disponible con MS-DOS y que permite analizar y solucionar errores que tenga la unidad de almacenamiento. Para que funcione correctamente, si el SSD es una unidad de un PC, es recomendable conectarlo a un PC donde sea una unidad secundaria, ya que, de lo contrario, no podrá realizar su trabajo.
Cuando encuentra un error, la aplicación trata de recuperar la información llevándola a otra parte e inutilizando esa zona para que no vuelva a utilizar en un futuro. De todas las variables con las que podemos utilizar este comando, el que debemos utilizar es /f tal y como os mostramos a continuación, siendo d, la unidad donde se encuentra la unidad accediendo previamente a CMD con permisos de administrador.
chkdsk /f d:
TestDisk
Otra interesante aplicación para recuperar un SSD dañado es la aplicación de código abierto TestDisk. TestDisk es una aplicación que permite arreglar la mayoría de los problemas de cualquier tipo de unidad de almacenamiento cuando dejan de funcionar. Además, también permite arreglar la tabla de particiones cuando se ha perdido, algo que desgraciadamente es bastante habitual en los SSD.
Nada más ejecutar la aplicación, se mostrarán todas las unidades físicas conectadas al equipo y donde debemos seleccionar la que necesitamos reparar. A continuación, debemos configurar el tipo de partición siendo EFI GPT partition map si hablamos unidades de arranque y finalmente seleccionar la función Analyze current partition structure para que dé comienzo el análisis de la unidad y solucione cualquier error que tenga para poder acceder a esa y recuperar los datos almacenados.
Podemos descargar la última versión de TestDisk directamente desde su página web a través de este enlace.
Cuánta vida le queda a un SSD
A diferencia de los discos duros mecánicos, los SSD no emiten ningún tipo de ruido, así que no nos darán muestras ostensibles de que están a punto de fallar; simplemente, de repente dejan de funcionar. Si el problema es que han llegado al final de su vida útil, aparecerán errores en el sistema operativo, indicándonos que el SSD está en modo «solo lectura», en cuyo caso, como su definición pone de manifiesto, sí que podremos acceder y leer esos datos.
Por lo que nosotros recomendamos usar herramientas como CrystalDiskInfo, la cual nos va a decir el estado de salud del SSD en todo momento, para que podamos saber cuándo toca reemplazar la unidad por una nueva. Solo tendremos que fijarnos en la barra de Health Status que nos indicará el estado de salud en porcentaje como si fuese una batería. Aunque siempre podremos tener una estimación dependiendo del uso que le demos, que hay que recordar que es por escritura y no por tiempo. Puedes tener un SSD 10 años parado y que funcione perfectamente, y otro, en un solo año que haya consumido su vida útil.
Clona tu SSD para no perder datos
Una manera sencilla de recuperar los datos de un SSD que ha llegado al final de su vida es simplemente clonarlo en una unidad nueva, aunque también podremos conectarlo a otro PC como dispositivo secundario y acceder a él para extraer los datos sin ningún tipo de riesgo. «Solo lectura» implica que no podemos escribir ni borrar nada más en el SSD, pero sí que podremos acceder a los datos y copiarlos a otro dispositivo.
Es más, tal y como podéis ver en la imagen de arriba, existen dispositivos que copian todo el contenido de una unidad de almacenamiento a otra de forma inmediata. Lo cual es ideal para realizar backups o copias de seguridad sin calentarnos mucho la cabeza en el proceso de almacenaje.
Eso sí, te recomendamos comprar siempre un SSD con mayor capacidad que el anterior y sobre todo para evitar problemas en forma de una corta vida del dispositivo, presta atención al número de escrituras que soporta. A veces pagar menos por una unidad nos puede salir caro a largo plazo.
En caso de no tener ningún clonador y/o SSD secundario, siempre podremos conectar nuestra unidad al ordenador y contratar un servicio de nube, aunque solo sea por un mes, para mantener nuestros datos seguros mientras adquirimos o nos llega la unidad secundaria para poder volver a pasarlos luego a ella sin correr el riesgo de que la unidad principal acabe estropeándose antes de tiempo. El coste no será muy elevado y al menos nos aseguramos de poder tener una copia momentánea.
¿Cuál es el peor de los escenarios posibles?
Ahora bien, si tu SSD se ha estropeado por otros motivos, como hemos mencionado antes, la cosa dependerá de cuál ha sido la causa del fallo y, por lo tanto, el recuperar los datos podría no ser posible hacerlo. Por ejemplo, si el SSD se ha «quemado» por una subida de tensión (algo que es bastante raro, todo sea dicho), será complicado recuperar los datos, pero hay empresas que se dedican a ello que no tendrán mucha dificultad en conseguirlo, ya que pueden acceder chip mismo de los datos y salvarlos. Ahora bien, si abres el SSD y ves que los chips de memoria están perforados, entonces los daños son irreversibles y los datos han quedado inaccesibles para siempre.
En resumidas cuentas, cuando un SSD deja de funcionar siempre será posible recuperar los datos siempre y cuando haya llegado al límite de escrituras de sus celdas de memoria, y de hecho es muy sencillo hacerlo. Si el SSD ha «muerto» de manera prematura por algún otro motivo, dependerá del tipo de daños que tenga, pero si tiene daños físicos será extremadamente complicado recuperar nada, especialmente si los propios chips de memoria estén dañados.
Además, con que uno solo de estos chips tenga daños físicos ya no se podrá recuperar ningún dato, ya que a pesar de que la capacidad de un SSD se distribuye entre sus chips de memoria, los datos que contiene no.
¿Nuestro consejo final? Si el preservar los datos en tu trabajo es importante procura tener una unidad de respaldo para copias de seguridad. Sea esta un SSD, un disco duro o almacenamiento en la nube, que muchos no lo consideran todavía como una unidad misma de almacenamiento y en realidad ofrece las mismas opciones e incluso algunas mejores, como una copia permanente cada pocas horas o días, que ayudan a encontrar incluso versiones de un mismo archivo. Lo vas a agradecer cuando ocurran accidentes con tu SSD o a este se le acabe su vida útil.