El problema del Thermal Throttling es algo muy habitual desde que se han afianzado en el mercado los dispositivos de estado sólido en formato M.2, especialmente los de interfaz PCI-Express por su elevado rendimiento, y por éste motivo los fabricantes están desarrollando todo tipo de soluciones alternativas para paliar estos síntomas. En el día de hoy os vamos a presentar nuestro análisis de dos productos de Silverstone para éste ámbito, por un lado el adaptador ECM21 que permite la instalación de un SSD M.2 directamente en un zócalo PCI-Express de la placa base, y por otro lado el pad térmico TP01-M2 que promete ayudar a reducir las temperaturas de funcionamiento.
Ya sabéis que cuando instalamos un SSD M.2 directamente en el zócalo de la placa base, éste sufre mayor calor porque está cerca de componentes de ésta que generan calor, y si ya de por sí los SSDs de éste formato se calientan bastante el problema del Thermal Throttling se agrava y mucho. Por éste motivo es muy recomendable utilizar un adaptador PCI-Express porque de ésta manera el SSD quedará más «al aire» y recibirá mejor la refrigeración activa de la caja del PC. Para ésto, Silverstone ha creado el ECM21 que nos permite instalar cualquier SSD M.2 directamente en un zócalo PCI-Express.
Por otro lado tenemos la solución TP01-M2, que consiste en un pad térmico que se coloca entre el SSD y la placa base o adaptador, y ayudará a transferir el calor que genere el dispositivo de estado sólido, de manera pasiva, al sitio en el que esté instalado. Es cierto que no es la solución más óptima porque lo único que haremos será transferir el calor de un sitio a otro y no disiparlo, pero la promesa es que gracias a éste sistema lograremos reducir sustancialmente la temperatura de funcionamiento del SSD, lo suficiente como para que no sufra thermal throttling y que su rendimiento se vea reducido.
CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS
Vamos a ver primero el adaptador ECM21:
Según las especificaciones vemos que es simplemente un adaptador a PCI-Express x4 y que admite un SSD en formato M.2 de hasta 80 mm de longitud. Lo que no dice en las especificaciones técnicas es que también incorpora LEDs de actividad en la parte trasera, e incluso un jumper en el que podremos conectar el cable de actividad de disco de la caja para que el LED indicador de estado del frontal de ésta se ilumine igual que si fuera un disco duro normal. También incluye, como veremos más adelante, un adaptador para poder instalarlo en cajas de perfil bajo, algo que es muy de agradecer.
Por otra parte, éstas son las características del TP01-M2:
Éste «dispositivo» (por llamarlo de alguna manera, que simplemente «objeto» quedaría mal) consiste en una mera tira de silicona semi adhesiva de alta conductividad térmica, aunque en realidad son dos las que vienen: una de medio milímetro de grosor y otra de 1.5 mm, pudiendo utilizarse las dos juntas para sumar hasta 2 mm de grosor dependiendo de la altura del zócalo M.2 en el que lo vayamos a instalar. Como decíamos antes, la idea es colocar ésta tira entre el SSD y el sitio en el que lo instalemos para transferir el calor a éste.
El ECM21 y el TP01-M2 de cerca
Vamos al lío. Aquí tenéis los embalajes de ambos productos.
Vamos a comenzar viendo primero el TP01-M2. Éste viene embalado en un paquete de cartón blando y dentro un blíster de plástico transparente. En la parte exterior podemos ver sus características y para qué sirve.
En principio ambas tiras de silicona vienen protegidas por plásticos que tendremos que retirar para instalarlo.
Ahora vamos a ver el ECM21. En la parte anterior del embalaje podemos ver una imagen del dispositivo, así como una explicación de su función.
En la parte trasera, además de un croquis y sus especificaciones técnicas tenemos una breve descripción del dispositivo en distintos idiomas.
En el interior tenemos un breve manual de instrucciones, el adaptador para perfil bajo y la tornillería necesaria para la instalación de un SSD M.2 en el dispositivo.
Aquí lo tenéis. Como podéis ver tiene perforaciones para poder anclar SSDs en formato M.2 de diferentes longitudes (30, 42, 60 y 80 mm).
Mediante una etiqueta, Silverstone nos advierte de que solo es compatible con dispositivos PCI-Express. No es compatible con SATA.
En la parte trasera solo tiene un par de LEDs de actividad.
Y como decíamos antes tiene un conector interno por si queremos conectar el cable de actividad de disco de la caja.
INSTALACIÓN
El primer paso es colocar la tornillería en el agujero correspondiente a la longitud del SSD que vayamos a usar. En nuestro caso vamos a utilizar un Corsair MP500 que mide 80 mm de largo.
Ahora preparamos el TP01-M2. Como éste es compatible con dispositivos de hasta 110 mm de largo se nos queda grande, pero el mismo fabricante indica en las instrucciones que podemos cortarlo sin problemas con unas tijeras a la distancia que nos convenga.
De hecho si os fijáis tiene un agujero que nos marca la distancia óptima para SSDs de 80 mm, los más habituales.
Simplemente retiramos los plásticos protectores y lo colocamos en su sitio.
Y luego ponemos el SSD encima.
Ya está listo para funcionar. Fijaos cómo gracias al pad térmico la parte trasera del SSD hace contacto con el adaptador, ayudando así a transferir a éste el calor que genere.
TESTEO
Para someter a carga al SSD simplemente hemos dejado corriendo una prueba de CrystalDisk Mark para ver qué temperatura alcanza el dispositivo. Para medir ésta, hemos utilizado Corsair Link, pues es la única utilidad que es capaz de detectar la temperatura de funcionamiento del dispositivo.
Para la prueba hemos probado varios escenarios:
- El SSD solo en el zócalo M.2 de la placa base.
- El SSD con el adaptador ECM21.
- El SSD con en el zócalo M.2 de la placa pero usando también el TP01-M2.
- El SSD en el adaptador ECM21 y usando a su vez el TP01-M2 (mejor escenario teórico).
El resultado has sido el siguiente:
Desde luego que la ganancia de temperatura salta a la vista. En el peor escenario (el SSD directamente al zócalo M.2 de la placa base) la temperatura máxima era de 90ºC (con 21ºC de temperatura ambiente) y ya sufre thermal throttling. Simplemente instalando el pad térmico ahí ya ganamos unos 9ºC, lo justo para evitar ese indeseable fenómeno, pero la verdadera ganancia fue utilizando el adaptador ECM21 que deja el dispositivo más al aire y mejor refrigerado por la refrigeración de la caja. En el mejor escenario, con el adaptador y el pad térmico, logramos bajar la temperatura un total de 27ºC, manteniéndose a una buena temperatura de funcionamiento y a su vez aumentando la vida del aparato.
CONCLUSIÓN
Desde luego si tienes un SSD M.2 PCI-Express es una muy buena idea el comprar alguna solución que permita reducir su temperatura de funcionamiento, y en éste análisis que hemos hecho hoy de dos productos de Silverstone hemos encontrado una solución bastante práctica con la que hemos logrado reducir hasta en 27ºC la temperatura de nuestro dispositivo de estado sólido, evitando la reducción de rendimiento por el thermal throttling y a su vez aumentando su esperanza de vida. Sin duda merece la pena hacerse con ellos.
PROS:
- Instalación muy sencilla.
- El ECM21 incluye indicadores de estado.
- Se logra reducir efectivamente la temperatura de funcionamiento y evitar el thermal throttling.
- Reducidas dimensiones (ECM21).
CONTRAS:
- Son relativamente caros (el ECM21 cuesta 14,50€ mas IVA, y el TP01-M2 7,50 euros mas IVA).
Por todo ello, se llevan nuestro galardón de Oro y nuestra recomendación por su buen rendimiento.