Kingdom Come Deliverance fue una sorpresa enorme ya en 2018, cuando apareció sin avisar con una apuesta por un RPG realista y que no hacía ningún tipo de concesión a los jugadores. Ambientado en la Bohemia del siglo XV, el juego nos ponía en la piel de Henry, el hijo de un talentoso herrero que se veía envuelto en un conflicto civil que tuvo lugar realmente tras el asesinato del rey Wenceslao IV. ¿Lo que más sorprendió? Que no había rastros de magia, de fantasía ni nada que pudiera confundir a un jugador que no estaba acostumbrado a premisas tan crudas.
Como os decimos, Kingdom Come Deliverance se centraba exclusivamente en ofrecer una experiencia históricamente precisa, con un sistema de combate complejo, para el que teníamos que prepararnos y una narrativa que se olvidaba de dirigirse a los más jóvenes. Aquí todo está orientado a un jugador ya maduro, preparado para experimentar con un universo que no está siempre alineado a nuestro favor. Ni qué decir tiene que el éxito de aquella fórmula ha disparado las expectativas de su continuación, que ya hemos jugado, antes de su lanzamiento mañana día 4 de febrero. ¿Creéis que logrará Warhorse Studios superar la fórmula del original y ofrecer una experiencia todavía más inmersiva? Tras 20 horas de juego podemos afirmar que sí. Sin dudarlo un segundo.
Un mundo abierto rebosante de vida y posibilidades
Kingdom Come Deliverance 2 nos lleva otra vez a la Bohemia medieval, pero esta vez con un mapa que, aunque no es mucho más grande que el de la primera parte, sí que está mucho más vivo y lleno de cosas que hacer, amén de personajes con los que interactuar. En esta nueva aventura vais a visitar bosques frondosos, imponentes castillos, bulliciosas ciudades y humildes aldeas que os aconsejamos visitar con tranquilidad, para ir apuntando dónde están las cosas para cuando llegue el momento de ir a buscarlas con algún propósito.
La atención al detalle en el juego es asombrosa: no solo la arquitectura o las construcciones de todos los enclaves, con sus característicos techos de paja y muros de piedra, es que hasta la vestimenta de los paisanos con sus túnicas de lino y cotas de malla, están recreados con un rigor histórico que nos obliga a sumergirnos por completo en la época. Es más, Kingdom Come Deliverance 2 utiliza un motor Cryengine mejorado que ofrece una iluminación increíblemente realista y texturas más detalladas, lo que produce una sensación de estar ante un mundo visualmente impresionante.
Y no solo es un mundo bonito, sino que también está lleno de posibilidades de juego. En Kingdom Come Deliverance 2 podemos dedicarnos a la caza, persiguiendo ciervos, jabalíes y otros animales; o a la pesca de agua dulce en los muchos ríos y lagos que hay repartidos por los paisajes, con caña en mano casi siempre; o a la recolección de hierbas medicinales y otros vegetales. También será posible aceptar infinidad de encargos que nos ayudarán a granjearnos amistades que luego podrían ser clave en el progreso de la historia. También podemos convertirnos en mensajeros, entregando mensajes, o participar en torneos de justas donde tendremos la oportunidad de enseñar a las damiselas más nobles nuestra destreza a caballo y con la lanza; o también unirnos a una banda de mercenarios y asesinos, luchando por la mejor paga. Es más, si nos va el rollo más existencial, incluso podremos convertirnos en monjes, buscando la paz interior en un monasterio rezando a todas horas. La libertad que nos brinda Kingdom Come Deliverance 2 para forjar nuestro propio destino es uno de sus mayores atractivos y reclamos que tiene.
Es más, incluso el sistema de combate también ha sido mejorado, con más y mejores armas y técnicas que hacen que cada enfrentamiento sea más desafiante que el anterior, y también más complejo. Tanto es así que con el tutorial no aprenderemos todo y luego podremos visitar a NPC repartidos por el mundo que nos pueden descubrir nuevos secretos con los que sorprender a los enemigos. Pequeñas técnicas que son un tesoro cuando elegimos el camino de las armas. Por suerte, siempre tendremos la opción de usar una mayor variedad de armas como son mazas, hachas y alabardas, cada una con sus propias características y estilos de combate.
Un día en la vida de un campesino (o un noble, o un bandido…)
La mecánica de un día cualquiera en Kingdom Come Deliverance 2 es un reflejo de la vida medieval, con todas sus rutinas, necesidades, recompensas y castigos. Nuestro héroe, que en muchos pasajes pasará por ser un mendigo al que todos desprecian, necesita cubrir sus necesidades más esenciales como dormir, comer o cuidar de su higiene para mantenerse en forma. Es más, tendremos la ocasión de pasar la noche en una acogedora posada, pagando o granjeándonos la confianza de algún NPC, en una casa abandonada llena de telarañas o incluso al raso, bajo la luz de las estrellas, arropados junto a una hoguera. Lo importante es no importunar a nadie, molestar o hacer pensar que somos unos maleantes (recordad llevar una antorcha en mano por las noches) o pasaremos muchas horas en la picota.
Por el día las posibilidades son casi ilimitadas. Desde irnos a pasar el rato a la taberna local para jugar a los dados, hasta a disfrutar de una jarra de cerveza o escuchar los cotilleos del pueblo que nos pueden granjear información con la que más tarde comerciar. Incluso en los momentos ya un poco más avanzados de la partida, podremos entrenar nuestras habilidades de combate en arenas especiales, practicando con la espada o el arco; acudir a la iglesia más cercana para rezar y buscar la guía espiritual; o simplemente pedir trabajo en los distintos gremios que hay organizados en las ciudades y aldeas como son los herreros, alquimistas o carpinteros.
Las interacciones con los demás personajes de Kingdom Come Deliverance 2 son otro elemento clave de la experiencia de juego. Cada NPC tiene su propia rutina y personalidad, lo que da mayor profundidad al universo del juego ya que no solo podemos entablar conversaciones más profundas, sino que cuestiones tan vanas como los saludos son parte esencial de las más mínimas normas de urbanidad que debemos cumplir para llevarnos de la mejor manera posible con el resto de vecinos. Y sí, gracias a ese contacto diario no solo podremos aceptar misiones con recados o investigaciones, sino que nos darán pie para iniciar romances con algunos personajes, buscando el amor (o simplemente la compañía).
Pero además de todo lo anterior, hay un hecho que convierte a Kingdom Come Deliverance 2 en un complejo juego de equilibrio y malabarismo porque cada decisión que tomamos tiene consecuencias. Si decidimos ayudar a un noble, podemos ganarnos su favor, pero tal vez nos enemistemos con otro que tiene sus cuitas desde hace tiempo con ese personaje. Si robamos a un comerciante podemos obtener riquezas al instante, sin un coste en monedas aparente, pero también podemos ser perseguidos por la justicia y despreciado por todos los habitantes del mismo enclave. Estas decisiones no solo afectan a la historia principal, sino que también moldean la personalidad de nuestro héroe y su relación con el mundo que le rodea.
Otro de los puntos donde el juego desborda por su profundidad es en el sistema de habilidades, que nos permite especializar a nuestro personaje en muchas áreas distintas y adaptar la partida a lo que más nos gusta hacer. ¿Eres de luchas cuerpo a cuerpo o prefieres la distancia que te dan los arcos? Así, será necesario mejorar nuestras habilidades de combate, como la esgrima, el tiro con arco o la lucha cuerpo a cuerpo; desarrollar nuestras habilidades sociales, como la elocuencia, la persuasión o el comercio; e incluso aprender habilidades mucho más específicas como la cerrajería, la alquimia o la herboristería para fabricar productos con los que ir ganando dinero.
Esta especialización, junto con las decisiones que tomamos a lo largo del juego, nos permiten moldear un personaje único. Gracias a eso, un jugador puede optar por convertirse en un guerrero implacable y cruel, mientras que otro puede preferir la vida de un ladrón astuto o un monje erudito. Esta libertad en el desarrollo del personaje, combinada con un mundo reactivo a todo lo que hacemos y decidimos garantiza una tremenda rejugabilidad y, sobre todo, conseguir la sensación de que estamos viviendo una historia completamente única y exclusiva.
Recursos, crafting y el auge de los gremios
Otro de los lugares en los que destaca este juego es en el sistema de recursos y crafting, por su profundidad y complejidad, ya que podremos recolectar una infinita variedad de materiales y crear objetos útiles para nuestra aventura, no solo para nuestro uso sino para comerciar o abrir nuevos caminos en la historia. Entre otras cosas, podremos talar árboles para obtener madera, extraer piedra de las canteras, recolectar hierbas medicinales en los bosques y cazar animales para hacernos con sus pieles y carne. Con todo esto tendremos más fácil forjar armas, armaduras, pociones y otros objetos útiles. Por ejemplo, tendremos la oportunidad de crear una espada de acero en la herrería (de acero toledano, que es el mejor) o una poción curativa con hierbas medicinales amén de convertirnos en unos cocineros de pro de estofados de conejo.
Precisamente en la gestión de recursos y la fabricación de objetos tienen un papel muy especial los gremios, ya que nos permiten aprender nuevas habilidades y acceder a mejores herramientas y materiales, amén de abrirnos las puertas a esos lugares que necesitamos visitar dentro de la historia. Cada uno de estos grupos tienen sus propias misiones y desafíos que cumplir y que, como ya os hemos dicho, no solo nos dejan progresar en el oficio sino también obtener recompensas únicas y alcanzar los objetivos de la misión principal.
La crudeza de la Edad Media sin filtros
Kingdom Come Deliverance 2 no escatima en realismo a la hora de retratar la crudeza de la vida en la Edad Media. Ese es su gran secreto y atractivo, porque la crudeza y la violencia está presente en cada esquina y no se limita a simples combates. Podremos presenciar bandidos que asaltan a los viajeros en los caminos, dejándolos malheridos o incluso muertos y dependerá de nosotros si queremos intervenir o no; también padeceremos a soldados que saquean aldeas, aterrorizando a la población y robando sus pertenencias; o ejecuciones públicas en la plaza del mercado, donde los condenados son ahorcados o decapitados ante la mirada de una multitud acostumbrada a esos espectáculos.
La enfermedad y la muerte también son una constante en Kingdom Come Deliverance 2 y nuestro personaje no es inmune a ellas. A lo largo del juego es posible enfermar por diversas causas, desde una simple herida que se ha infectado y no se ha curado correctamente hasta una simple gripe que está golpeando a todo el mundo por culpa de dormir al raso en una noche en la que ha hecho mucho frío. Hasta ese punto el juego nos maltrata y hasta ese punto sabremos si tenemos esa capacidad de resiliencia que se necesita para progresar en este universo.
De todas formas, esta crudeza, lejos de ser gratuita y de cara a la galería, contribuye a crear una experiencia inmersiva única, como pocas veces hemos disfrutado. Kingdom Come Deliverance 2 nos obliga a ser conscientes de los peligros que acechan en cada esquina y a tomar decisiones con la mayor cabeza posible, ya que todo lo que hagamos puede terminar por acarrear consecuencias indeseables. No se trata de un mundo de fantasía donde podemos morir y resucitar sin consecuencias por arte de magia; en Kingdom Come Deliverance 2 cada decisión cuenta y cada error puede pagarse caro. Muy caro.
A diferencia de otros RPG que toman elementos de la Edad Media para mezclarlos con ingredientes mágicos y de fantasía, aquí no hay espacio para nada que no haya ocurrido de verdad, por lo que tiene una especial relevancia de cara a los jugadores. Y eso, lejos de ser algo monótono, es un impulso para probar suerte en un concepto que, sin duda, puede convertir a este Kingdom Come Deliverance 2 en un serio aspirante a llevarse el premio GOTY de 2025. Ya sabemos que eso ya es decir mucho.
Por último, decir que el juego ofrece un sistema de diálogos dinámicos que nos permiten interactuar con los NPC de forma natural y realista, llevando la conversación por diferentes caminos, dependiendo de lo bien o mal que nos queramos llevar con cada uno. Será posible elegir nuestras respuestas en función de nuestro estado de ánimo, de las habilidades que hayamos aprendido o de nuestro conocimiento del mundo. Como ejemplo sirva que, si alcanzamos un alto nivel de elocuencia, podremos convencer a un personaje con argumentos más fácilmente mientras que si nos hemos trabajado un perfil más intimidatorio, los demás personajes del juego lo percibirán y las amenazas que creen escucharnos tendrán un efecto balsámico inmediato. Nos harán caso.
Un futuro prometedor
Aunque este análisis podríamos considerar que se encuentra aún «en progreso», con un total de 20 horas de juego respecto de las 40 planteadas por el editor para la revisión completa, Kingdom Come Deliverance 2 nos han dejado con una sensación de asombro, emoción y ganas de más, de seguir sin parar. De no dejar que descansen los espacios entre partidas, para seguir conociendo más sobre el mundo del juego, sus personajes y los acontecimientos que tenemos que provocar. Sin duda, ha superado nuestras expectativas en todos los aspectos, en cualquiera que nos planteemos y mejora todo lo visto en el primer título de 2018.
Warhorse Studios ha creado una auténtica obra maestra que captura la esencia de una época convulsa, oscura y por momentos siniestra, pero que lleva a Kingdom Come Deliverance 2 un paso más allá de cualquier experiencia que podremos vivir en este 2025. Será difícil que puedan descabalgar a esta maravilla del merecido premio de GOTY que apunta a conseguir. Es cierto que tenemos mucho 2025 por delante, con consolas nuevas que podrían traer sus propias maravillas, pero mucho tendrán que sudar para superar este trabajo.
Kingdom Come Deliverance 2 es un juego de esos que ahora llaman generacionales, un título que marcará un antes y un después en el género y que, sin duda, seguiremos disfrutando durante mucho tiempo. ¡Qué juegazo por Dios!
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