Nintendo siempre ha sido un pequeño oasis dentro del sector de los videojuegos porque, de alguna forma, hemos ligado a la empresa japonesa con esa sensación de mimo y cuidado que aplican a todos sus desarrollos para dejarlos prácticamente perfectos. Hasta hace muy pocos años, era complicado encontrar títulos que fueran un desastre y andaran por nuestras consolas presumiendo de errores garrafales de esos que solemos achacar a otras compañías con más prisa por llevar sus creaciones a las tiendas.
Los dos últimos Pokémon, culpables
Pero han sido dos estrenos gordos de este 2022, los destinados a ser top de ventas en navidades, los que han pegado varios tortazos de realidad a sus compradores, que han visto cómo llegaban a las tiendas con fallos impropios de Nintendo. No se trataba de una pérdida de frames aquí o allá, o algún errorcito de traducción (que por suerte son siempre muy, muy pocos), sino cosas más importantes con animaciones rotas, atascos del personaje por el escenario, cuelgues, etc.
Como podéis imaginar, los jugadores decidieron tomar la delantera y comenzaron una campaña de mensajes críticos con los japoneses para hacerles ver que un título así no podía llegar en esas condiciones, y mucho menos estando ellos detrás con su habitual sello de garantía. Por lo que Nintendo ha recogido el guante y ha tomado una decisión… diez millones de copias después, porque esa es la cifra que han alcanzado en sus primeras 72 horas a la venta.
Es seguro que os podéis imaginar cuál ha sido esa decisión que han tomado y que podríamos considerar de perogrullo. Lo primero que han avanzado es que se toman muy «en serio» las quejas de los jugadores y por eso ya tienen un parche en camino (el 1.1.0) importante que introduce, incluso, el pase de la primera temporada de batallas. Con él, según parece, los nuevos Pokémon tendrán el rendimiento que deberían haber mostrado desde el primer día.
Tú antes molabas
Que Nintendo cometa fallos está dentro de lo lógico porque nadie puede escapar de ellos, pero tras una historia realmente perfecta, han terminado por sucumbir a la dictadura del parche. Desde que tenemos Switch existe un historial de juegos que han llegado con pequeños problemas. Recordemos aquel pack de celebración de los 35 años de Mario, con tres juegazos de la franquicia que llegaron, no ya con errores, sino en algunos casos con un emulador que daba bastantes problemas con el glorioso Super Mario 64.
Incluso los propios juegos de Nintendo 64 cuando se lanzaron con el servicio online, que tuvieron muchísimos problemas y debieron retirarlos para volverlos a publicar tiempo después. Es cierto que estos problemas no se prodigan tanto como los de otras compañías y desarrolladores, que tienen un modus vivendi al límite, pero que haya ocurrido con los dos últimos Pokémon nos debe poner en alerta para exigirle a Nintendo, por favor, que no caiga en lo mismo que hacen otros a los que se les nota de lejos sus ganas de empezar a ingresar cuanto antes.
¿Por qué ocurre esto? Bueno, no hará falta decir la velocidad a la que se lanzan los Pokémon, que prácticamente son dos al año, o que los desarrollos son cada vez más grandes e inabarcables y, por lo tanto, más propensos a cometerse errores, cosa que venimos padeciendo desde hace una década desde la irrupción de PS4 y Xbox One, donde se multiplicaron los retrasos y llegadas de juegos con errores infernales que necesitaron de parches para corregirse.
Si entonces Nintendo no lo sufrió tanto fue porque seguía anclada en un mundo de lanzamientos con juegos más pequeños y manejables en los que se movían como pez en el agua. Pero con Switch la cosa cambió y fue necesario dar un nuevo salto, ir más allá y meterse en juegos más grandes, con mayores necesidades y opciones de acabar dando problemas. Por suerte, esa no ha sido la tónica generalizada pero casos como los de estos dos últimos Pokémon dejan a los fans con el miedo en el cuerpo de que algo así pueda convertirse en habitual. Esperemos que no.