El número de líneas PCIe que van teniendo tanto placas base como procesadores no para de crecer. Si la memoria RAM es el principal cuello de botella en cualquier PC, el segundo es sin duda el almacenamiento, por mucha velocidad que tengamos. Y es que sin lugar a dudas colocar correctamente nuestro SSD es primordial para aprovechar todo el ancho de banda disponible y reducir la latencia, pero, ¿dónde es mejor instalarlo dentro de una placa base?
Estamos inmersos en pleno cambio hacia el PCIe 5.0 y este nos traerá velocidades de infarto, pero de nada nos servirá esto si la configuración de nuestro PC para con el SSD no es correcta. Esto es algo que muchos saben, pero otros no, y debido al creciente uso de unidades de estado sólido está claro que conectar más de un SSD se ha convertido en rutina, y por lo tanto, necesitan ser convenientemente configurados.
Entonces, ¿instalar un SSD en una placa base no es tan simple?
Pues sí y no al mismo tiempo. Puntualizamos en el hecho de que hablamos de SSD M.2 NVMe o incluso SATA si se precia, pero no SSD SATA al uso. El problema aquí lógicamente es el slot donde van pinchados.
El puerto SATA no distingue de prioridad más allá del Boot o inicio del sistema, pero el M.2 es distinto, puesto que van vinculadas las líneas PCIe y dado el mayor número de estos la desviación puede interferir o bien en el rendimiento de este o bien en la latencia, que es casi más perjudicial que incluso perder la mitad de la tasa de transferencia por el camino.
El problema es precisamente ese, la latencia y por ello el SSD tiene que estar instalado en el M.2 que menos tiempo de acceso produzca al PC, y por ello hay una serie de claves que tenemos que tener en cuenta.
Cada modelo es un mundo, así como cada fabricante
Hay que tener a mano el manual de la placa base de tu PC. ¿Por qué? Porque cada placa y modelo es un mundo, y cada fabricante dispone de distintas configuraciones que debemos saber en exclusiva. La teoría en este caso nos dice que el mejor M.2 para instalar un SSD NVMe o SATA es el que esté más cercano a la CPU físicamente hablando, pero resulta que de un tiempo a esta parte esto no se cumple siempre.
Por lo tanto, la única opción que tenemos para estar 100% seguros de que el M.2 correcto es el que estamos seleccionando es el manual de la placa base y su configuración para SSD. En él veremos si comparte líneas, si dichas líneas van al procesador o al chipset y si instalar más de un SSD es contraproducente para el rendimiento.
Incluso si es posible hacer un RAID 0 o 10 con dos SSD o varios, dependiendo de la placa. De esta manera podemos estar seguros de que la configuración será la mejor, que la latencia será la mínima y de que el rendimiento será óptimo. Si os estáis preguntando cuáles son las prioridades porque, por lo que sea, el manual no lo especifica o no lo tenéis claro, los M.2 que se priorizan son aquellos que están conectados a la CPU y que no comparten línea alguna con ningún bus, puerto o componente.