Llevamos un tiempo asistiendo a un desmantelamiento paulatino de Intel, deshaciéndose de cualquier división que no tenga que ver con procesadores y tarjetas gráficas. Hace unos meses «regalaba» su división NUC a la compañía ASUS, quien más ha apostado por este producto. Pues bien, hoy tenemos nuevo capítulo de cercenamiento de la compañía y es que, cierra por completo su división Optane.
Durante años Intel ha ido adentrándose en diferentes sectores con nulo éxito. El primer fracaso fueron los chips para comunicaciones 5G, «malvendido» a Apple por 1.000 millones de dólares. Solo fue el principio de una limpia interna que aún está en marcha.
Todo apunta a que, realmente, Intel no tendría una situación tan buena como parece. Estas divisiones han supuesto inversiones de miles de millones y todas, han generado perdidas. De ahí que cierren el grifo y se las quiten de encima buscando recuperar parte del dinero malgastado.
Optane, muerta y enterrada
Para quien no conozca esta división de la compañía, vamos a hacer una rápida radiografía. Las memorias persistentes Optane se presentaron como una gran revolución tecnológica. Ofrecen ventajas de capacidad, un gran rendimiento, cifrado por hardware, dos modos de configuración flexible y los datos no se borran cuando hay corte de energía.
Esta última era la gran baza de Optane, un nuevo tipo de memoria RAM que no perdía los datos cuando se daba un corte de suministro. Algo especialmente delicado en Data Centers y servidores, entre otros campos.
Todo esto, sobre el papel, suena sensacional, pero tenía muchos problemas. El primero y más importante era el elevadísimo coste de fabricación, siendo muchísimo más cara que la memoria RAM convencional. Además, fabricar procesadores que soportaran este tipo de memoria era un dolor de cabeza.
Intel acaba de anunciar los Xeon Scalable Sapphire Rapids, la quinta generación de estos procesadores profesionales. Se lanzarán para finales de año y carecerán totalmente de soporte para la memoria persistente Optane. Debemos destacar que esta división le ha generado a la compañía unas pérdidas de 559 millones de dólares.
Los nuevos procesadores Xeon de quinta generación tampoco son tan nuevos. Realmente se basa en el mismo proceso, arquitectura e interfaz que los de cuarta generación. Cambia el rendimiento, que se ha optimizado mediante ajustes en el diseño y se mejora el soporte para CXL 2.0.
Curiosamente, pese a ser prácticamente igual que sus predecesores, carece de soporte Optane. Si bien aún debería poderse usar, no tendremos soporte oficial ni verificación. Tampoco debería ser un problema, ya que no hay muchas empresas que hayan adoptado estas memorias persistentes.
No te confundas entre Optane y Optane
Debes saber que Optane tenía dos divisiones: unidades SSD y memorias persistentes. La división Optane de SSD fue vendida hace un par de años a SK Hynix, dando origen a Solidigm. Se quedaron la división de memoria persistente, el reemplazo de la actual memoria RAM DDR4.
Intel se ha quedado con la división de memoria persistente y sus patentes, vendiendo el resto de esta sección de la compañía. Cabe la posibilidad que Optane se termine usando para acompañar a sus GPU destinadas a aceleradoras. Podría ser una buena alternativa a las memorias HBM de fabricación propia, aunque es difícil de saber en estos momentos.