Las tarjetas de expansión nos acompañan en el PC desde hace tiempo, es más, son más veteranas incluso que los primeros ordenadores personales. No en vano, antes incluso de la aparición del Apple II primero y el IBM PC después existía el estándar S-100 y que podría considerarse el antecesor de lo que fueron los primeros ordenadores. Pues bien, los últimos avances podrían llevar al traste por completo dicha capacidad en futuros modelos. ¿Podremos ampliar el PC a futuro o se trata de algo que ira desapareciendo poco a poco para producirse la tan temida consolización de los ordenadores?
El hecho de que con el paso del tiempo podamos meter cada vez más transistores en la misma área ha hecho que las placas base se simplifiquen cada vez más a ojo desnudo. Lejos están esos años en los que veíamos una cantidad de chips tan grande que parecían un atasco en hora punta. Ahora, en cambio, buena parte de la funcionalidad se ha unificado en unos pocos chips y otra que antes venía en forma de tarjetas de expansión se incluyen ahora en la placa base. No era raro ver en un PC una tarjeta de red, otra de sonido e incluso una controladora del disco duro. Hoy en día esto ha desaparecido y la tendencia no parece que vaya a acabar.
El USB 4 será el motor del cambio.
Lo del USB 4 es una paradoja, ya que en el fondo más que ser una evolución del USB es una variante del Thunderbolt 3 que le añade la compatibilidad hacia atrás con el USB 3.x del Tipo-C. Y no, nos hemos salido por la tangente, por el hecho de que esto tiene que ver mucho con el tema de poder ampliar el PC en el futuro, dado que podría enviar al traste a las tarjetas de expansión, lo que justifica la existencia de los ordenadores de torre a día de hoy sus placas base llenas de zócalos de expansión.
Lo habitual es que con tal de reducir la cantidad de interconexiones y cableado en una circuitería, lo que se hace es unificar varias interfaces en una sola en medio del camino o transformarlas en otras más rápidas y reducir el cableado. Así pues, es normal ver placas base que unifican varios puertos USB en una interfaz PCI Express.
¿A qué nos referimos con esto? Pues bien, Thunderbolt funciona realmente como una variante para periféricos externos de PCI Express. Lo que se traduce en que una gran cantidad de tarjetas de expansión podrían convertirse en periféricos externos sin cambiar la funcionalidad que tienen ahora. La única diferencia es que en vez de conectarse a un zócalo PCIe de la placa base lo haremos en un puerto USB 4. Lo cual provocará la consolización de los ordenadores de sobremesa.
¿Cómo afecta al hardware el proceso de consolización?
Seamos sinceros, a los fabricantes de componentes y periféricos les gustaría llegar al máximo público posible. El problema es que las tarjetas de expansión que se conectan a las interfaces PCI Express solo se pueden vender a usuarios de un ordenador de torre. Obviamente con la consolización no veremos el fin de las tarjetas gráficas de alta gama, pero si la aparición en forma de periféricos externos de una serie de tarjetas que hasta el momento las podíamos encontrar en forma de tarjeta de expansión. Por ejemplo:
- Salidas a monitor adicionales, ya sean HDMI o DisplayPort, lo cual es ideal si tienes esa capacidad limitada en tu PC o necesitas de una pantalla adicional.
- Tarjetas wifi de alta velocidad, no tardaremos mucho en ver conexiones WLAN Gigabit.
- Tampoco nos podemos olvidar de tarjetas de red con capacidad 10 Gbit Ethernet.
- Capturadoras de vídeo de alto rendimiento.
- Unidades SSD NVMe externas de alto rendimiento para juegos.
- Tarjetas Gráficas de bajo rendimiento para entornos como escuelas, oficinas, etcétera.
La gran mayoría de dichos componentes acabarán formando parte de la circuitería de la placa base, pero lo importante aquí es que fuera de los zócalos para la tarjeta gráfica, el resto dejarán de tener sentido dentro de la placa base. Es decir, puede que la única ranura PCI Express que quede en pie sea la x16 y ni eso siquiera.
¿Acaso no vamos a ver un avance continuó de las interfaces en la placa base? Pues si, la diferencia es que ahora esos componentes se podrán conseguir en la guisa de un periférico externo en vez de una tarjeta y, por tanto, se podrán vender también a los usuarios de ordenadores portátiles con necesidades de expansión.
Cambios en la alimentación energética
El otro punto que no debemos olvidarnos en todo ese proceso de consolización es la capacidad de los puertos USB-C de poder alimentar sin problemas todos los componentes externos. No olvidemos que el estándar ya soporta oficialmente poder alimentar con hasta 240 W un periférico externo. No olvidemos que un puerto PCI Express simple, sin conectores adicionales, da hasta 75 W, por lo que llegar a alimentar dichas tarjetas convertidas en periféricos externos no será un problema.
El fin de las cajas y placas base actuales
Dado que es mucho más fácil y práctico para el usuario conectar el periférico a un puerto USB-C externo en vez de montar una tarjeta de expansión. Poco a poco las unidades externas se irán y con el tiempo las tarjetas de expansión desaparecerán a favor de que la única disponible en ordenador sea el de la tarjeta gráfica dedicada. Dado que para muchos usuarios ni tan siquiera necesitan un cambio en ese sentido y se bastan de la gráfica integrada del procesador, entonces la única opción a expandir que quedará será la memoria RAM. Y en algunos casos, ni tan siquiera esto. Dado que muchos sistemas usaran memoria del tipo LPDDR que va soldada a placa.
Y si, lo que estamos describiendo es literalmente un portátil sin pantalla o más bien un MiniPC de toda la vida al estilo Intel NUC o Mac Mini. De ahí lo de consolización, ya que al fin y al cabo una consola de videojuegos podría definirse en estos momentos como eso. Lo que ocurre es que las consolas de videojuegos emplean una serie de componentes orientados a reproducir juegos. Usando una configuración de memoria unificada del tipo GDDR, como la de las gráficas y un chip con una gráfica integrada de alto calibre.
¿Y qué podría ocurrir con los ordenadores para gaming?
Ahora bien, hay dos marcas que tienen la capacidad de hacer chips como los de consolas para el PC y acelerar el proceso de consolización a su beneficio. La primera y por experiencia es AMD tras lo visto en PlayStation, Xbox y Steam Deck. La otra es Intel. Lo pueden hacer de dos maneras distintas, una de ellas es como en los portátiles, con CPU y GPU en dos chips distintos y unificados vía una interfaz PCI Express cableada directamente y con memoria local para ambos chips. La segunda es tener un solo chip y una memoria unificada.
A día de hoy esto se podría hacer sin problemas para juegos de pequeña escala utilizando una variante del chip de la Steam Deck, con una gráfica integrada con más núcleos y una interfaz LPDDR5 de 256 bits. Si hablamos de sistemas de mayor potencia gráfica, será necesario la aparición de una memoria que reemplace a la GDDR6, pero con menor latencia. En ese caso las memoria del tipo HBM ya existen, pero son demasiado caras, por lo que el futuro dependerá de que acabe existiendo un nuevo tipo de memoria para el nuevo paradigma que solucione dicho problema.
Todo esto dejaría a NVIDIA fuera del pastel en este proceso de consolización, ya que el objetivo sería reducir el número de chips y con ello reducir los costes. Y para Intel y AMD sería quitarse de encima a su más poderoso rival en común.