Un comunicado interno dentro de la propia Intel ha salido a la luz, donde hacen un repaso interior hacia las virtudes y defectos de la propia compañía y donde se hace un análisis muy reflexivo sobre su competidor directo AMD. De la mano de Walden Kirsch como entrevistador y analista, conoceremos qué opina Intel sobre su mayor rival durante estos últimos años.
El cambio de enfoque de AMD con Zen, causa de su éxito
Los desafíos de Intel son más grandes que nunca, ya que AMD les está poniendo contra las cuerdas en la gran mayoría de sectores, lo que sumado a sus continuos retrasos en los 10 nm están permitiendo que AMD reduzca cada vez más la brecha de rendimiento en sectores clave como los servidores o escritorio de alto rendimiento.
Por ello, Intel analiza las amenazas competitivas clave de AMD en varios factores: ofrecer CPUs de alto rendimiento en HPC y escritorio y el salto de GlobalFoundries a TSMC. Esto implica al mismo tiempo muchas otras connotaciones menores como el giro en su arquitectura hacia Zen, con Matisse y Rome como principales pilares, o el salto de AMD hacia los 7 nm.
Steve Collins, experto en la competencia entre ambas compañías afirma que enfrentarán desafíos competitivos difíciles, ya que, por ejemplo, se espera que los procesadores de 9 Generación lideren por encima de Matisse en productividad y juegos, pero en cargas múltiples y creación de contenido pesado se espera que AMD esté por delante.
En cuanto a servidores y HPC, los Xeon se enfrentarán a un EPYC Rome con muchas mejoras, pero Intel estima que Xeon tenga ventaja en cuanto a caché y latencias de memoria. Por ello, espera que sea competitivo en software que requieran tiempos de respuesta bajos o sensibles a las latencias, como bases de datos, análisis o servicios web.
La «salsa secreta» de Intel
Así ha denominado a lo que la compañía menciona como sus seis pilares de la innovación: proceso, arquitectura, memoria, interconexión, seguridad y software, donde la compañía cree que lograr un liderazgo a largo plazo dependerá de realizar de forma exitosa estos seis conceptos.
En base a esto, la disputa de Intel vs AMD no es un enfrentamiento de «chip a chip», sino una cartera de negocio mucho más amplia y las ventajas de las plataformas que se atribuyen a tecnologías derivadas como Optane o Thunderbolt. Intel destaca como un activo importante al software, ya que pueden lograr una mejor experiencia de usuario frente a AMD en este campo, principalmente por sus 15.000 desarrolladores que trabajan en su compañía.
Steve Collins sin embargo cree que esto, siendo una ventaja para su compañía, puede no ser suficiente si no se sigue empujando en la dirección correcta, ya que AMD está haciendo las cosas realmente bien. Un ejemplo de esto es el hecho de que los de Lisa Su pueden optar a cualquier tecnología de proceso de fabricación, pudiendo elegir la que mejor les convenga para sus productos.
Por ello, pueden incluir más núcleos y con menor energía consumida gracias a los 7 nm de TSMC, lo que sumado a las mejoras de la arquitectura les hace obtener unos excelentes resultados de rendimiento, además de un precio significativamente inferior al que actualmente ofrece su compañía, lo cual es un riesgo para Intel.
En cuanto a los precios, se hizo hincapié en la opinión del consumidor cuando este afirma que AMD cobra menos por sus CPUs que Intel. La respuesta quiso enfatizar que Intel ofrece al mercado una selección más amplia de precios y productos, donde su empresa logra precios de entrada más bajos que AMD.
Algunas de las innovaciones que Intel incluye en muchas ocasiones no son medibles mediante rendimiento, ya que según Collins la innovación va más allá de los resultados de referencia, por lo que ellos ponen precio a lo que valoran sus clientes.
El resurgimiento de AMD ¿logro gracias a TSMC o al cambio de enfoque?
Collins en este apartado es cauto, pero cree que esto puede estar arraigado a cambios estratégicos que AMD introdujo en 2015 y que significaron simplificar su enfoque. Con ello pasaron a centrarse en márgenes altos, segmentos premium, centros de datos etc … para terminar con productos semi-personalizados y consolas.
Con ello se simplificaron las inversiones y su hoja de ruta, enfocando y escogiendo una dirección clara para finalmente ejecutarla. Aun así, Collins cree que Intel tiene una gran estrategia y una gran hoja de ruta, aun incluso después de los problemas que han tenido.
Su argumento se basa en poner cuanto antes lo planificado en práctica, ya sea con su nuevo nodo de 10 nm o con productos que estén relacionados con él, apoyándose en las mejoras de software que puedan implementar y en su equipo de ventas y marketing, para que los usuarios entiendan las propuestas y el valor que ellas implican para estos productos.
Por último, Intel habla de «transformación cultural», donde se preguntan si están escuchando a sus clientes y diseñando los productos correctos para ellos, debido a que todo están en constante transformación conforme avanza el tiempo. Collins afirma que a medida que vayan teniendo éxito en estas transformaciones culturales su competitividad general también mejorará.