Los monitores 4K forman parte de la última generación de pantallas de ordenador, y, a pesar de su precio, poco a poco se van abriendo hueco entre los usuarios, especialmente en el mercado gaming. Sin embargo, de poco sirve que nos hayamos gastado varios cientos de euros en un monitor si luego lo conectamos mal, con el cable más barato, y no dedicamos unos minutos a configurarlo.
Tanto las versiones modernas de Windows, como los componentes de hardware más recientes, están preparados y son completamente capaces de exprimir al máximo estos monitores, tanto para uso normal (navegar por Internet, por ejemplo) como donde realmente se aprecia la inversión, al ver películas online o al jugar a juegos de última generación.
Nada más sacar el monitor de la caja y conectarlo al PC, lo primero que veremos es que, probablemente, podamos conectarlo por HDMI, por lo que si ya tenemos un cable, seguro que lo conectamos directamente a él. Mal hecho. Siempre que podamos, es recomendable conectar el monitor a la gráfica a través del puerto DisplayPort, y utilizando, además, un cable certificado que nos garantice que vamos a ver el UHD en su máximo esplendor.
En caso de no poder conectar el monitor 4K al puerto DisplayPort por alguna razón, entonces, ya que nos hemos gastado un dinero considerable en esta pantalla 4K, lo mejor es utilizar un cable HDMI de alta calidad que nos garantice que no se ve la pantalla entrecortada ni recibimos imagen en baja calidad.
Configurar Windows para un monitor 4K
Una vez conectado el monitor con un cable de alta calidad, lo siguiente va a ser configurar nuestro sistema operativo para ser capaz de ofrecer la mejor calidad.
Lo primero que debemos hacer, antes de nada, es asegurarnos de tener instalada la última versión de nuestros controladores, tanto Nvidia como ATI. Si hace mucho que no hacemos una instalación limpia, también puede ser una buena oportunidad para hacerlo.
- Cómo actualizar correctamente los drivers de la gráfica Nvidia en Windows
- Cómo actualizar los drivers de la gráfica AMD Radeon en Windows
Una vez tengamos la última versión de nuestros drivers gráficos, el siguiente paso será configurar la resolución y la escala del monitor. Para ello, abriremos el menú de Configuración de Windows 10, y nos desplazaremos hasta el apartado «Sistema > Pantalla», desde donde configuraremos esta resolución.
Al ser un monitor 4K, la resolución que debemos elegir es 3840 × 2160. En cuanto al escalado, Windows establecerá de base uno, pero podemos cambiarlo si queremos que los iconos, y el texto, sean más grandes.
Por último, y una de las cosas de las que más se olvida la gente, debemos cambiar la frecuencia de actualización del monitor manualmente. Aunque Windows 10 debería hacerlo manualmente, no siempre es así, por lo que se recomienda revisarlo y cambiarlo a mano.
Para ello, desde la misma ventana de Configuración anterior, donde hemos cambiado la resolución, en la parte inferior pulsaremos sobre «Propiedades del adaptador de pantalla«, y dentro de la pestaña «Monitor» encontraremos la frecuencia de actualización de nuestra pantalla.
Una vez realizados estos cambios, ya tendremos nuestro monitor 4K conectado y nuestro Windows correctamente configurado para sacar el máximo provecho de él y disfrutar al máximo con la calidad UHD.