El punto de partida que ha llevado a nuestros compañeros de ocaholic a hacer esta interesante comparativa está muy claro y se basa en dos puntos que mucho pueden aclararnos al respecto. Según esta teoría, entre un 2500K y un 4770K (nada menos que tres generaciones de Intel) la diferencia, hablando en términos de juegos, debería ser mínima.
Y los dos puntos respecto a los cuales os hacemos referencia son, por un lado, que los juegos no están optimizados para el Hyper Threading y por tanto esta característica que diferencia a unos procesadores de otros en términos de rendimiento, y por supuesto de precio, en muchos tipos de aplicaciones, apenas tiene alguna trascendencia en los juegos. Y en segundo lugar, los juegos cada vez son más intensivos en GPU en detrimento de la CPU y muy pocos de ellos por tanto, salvo excepciones como el Crysis 3, sacan cierta ventaja respecto de la CPU. Las únicas ventajas que sacan los juegos, de un procesador, se pueden medir exclusivamente en términos de núcleos y frecuencia, y esa es la dura realidad hoy por hoy. Por tanto un 2500k sin duda ganaría la batalla a un procesador Intel más actual con menos frecuencia.
Por lo tanto ¿Los casi 200 euros de diferencia que podría haber entre el antiguo Intel i5 2500K y el nuevo Intel i7 4770K son amortizables para una plataforma gamer? la respuesta es claramente, NO.
El banco de pruebas que han utilizado desde Ocaholic ha sido el siguiente:
Y escogiendo los resultados de tres juegos actuales, los resultados han sido los siguientes:
Os aconsejo que no os perdáis el artículo de nuestros compañeros de Ocaholic porque no tiene ningun desperdicio y obtendréis resultados de muchos más juegos así como estadísticas más interesantes como consumo y rendimiento.
La conclusión es obvia. Si quieres utilizar una plataforma puramente gamer, invierte el máximo en la GPU.
Fuente Ocaholic