Hay usuarios que se toman esto del gaming MUY en serio, y no les basta con un monitor de gama alta sino que buscan, simplemente, lo mejor de lo mejor. Para estos usuarios tan exigentes que son prácticamente sibaritas, Samsung lanzó su monitor Odyssey Ark, una auténtica monstruosidad diseñada para integrar toda la tecnología que el fabricante coreano es capaz de integrar en un monitor, y que hoy os enseñamos de primera mano en nuestro análisis.
El monitor es una pieza esencial en el ecosistema del gaming, ya que por muy buen PC que tengas y aunque tengas la mejor tarjeta gráfica del mercado, de poco te servirá si no cuentas con un monitor que esté a la altura. Por este motivo, el Odyssey Ark no es un simple monitor con resolución 4K, sino que está diseñado para que nunca, nadie, pueda echar de menos ninguna facultad cuando lo utilice.
Samsung Odyssey Ark: características técnicas
Samsung Odyssey Ark | |
---|---|
Tipo de monitor | Gaming curvado |
Tamaño de pantalla | 55 pulgadas |
Resolución | 3840 x 2160 píxeles |
Tecnología de panel | Quantum mini LED-VA |
Frecuencia de refresco | 165 Hz |
Tiempo de respuesta | 1 ms |
HDR | Quantum HDR 2000 HDR10+ |
Adaptive Sync | FreeSync Premium Pro |
Brillo | 600 cd/㎡ |
Contraste | 1.000.000:1 |
Curvatura | 1000R |
Gama de color | 95% DCI-P3 |
I/O | 4x HDMI 2.1 (1xeARC) 1x USB 2.0 1x S/PDIF 1x RJ45 Wireless Display WiFi 5 Bluetooth 5.2 |
Peso | 41,5 Kg (montado) 21,1 Kg (sin peana) 53,8 Kg (con caja) |
Base / ergonomía | Ajuste de altura y giro (sin pivote) |
Consumo | 84W |
Precio | 2.999€ |
Estamos como podéis apreciar ante un monitor de 55 pulgadas con resolución UltraHD, con 165 Hz de frecuencia de refresco con tecnología FreeSync Premium Pro y 1 ms de tiempo de respuesta, ya que hace uso de un panel LED-VA. Eso sí, Samsung ha integrado retroiluminación Quantum Mini LED, una tecnología que consigue que las imágenes tengan una mayor profundidad, dando más realismo y calidad a las escenas. Esto se ve acrecentado por el hecho de que cuenta con curvatura 1000R, diseñada para que los extremos de la pantalla queden a la misma distancia de los ojos que el centro, maximizando así la sensación de inmersión.
No obstante, como os vamos a mostrar a continuación no estamos «solo» ante un monitor gigantesco diseñado para juegos, sino que está diseñado para convertirse en una herramienta de entretenimiento completo. Para empezar, hay que destacar la tecnología Sound Dome (que integra cuatro altavoces, uno en cada esquina, y dos woofers centrales que dan como resultado un sonido 2.2.2 con 60W de potencia), con sonido envolvente que te hará olvidarte de tener que utilizar altavoces o barras de sonido.
Por ejemplo, este es un monitor curvado realmente muy grande, pero que nos permite cambiar la elevación de la pantalla e incluso colocarlo en vertical, para ponerlo en el «Modo Cabina» como dice el fabricante, algo que se ve mejorado con la iluminación «Eclipse». En vertical, este monitor no solo equivale a tres pantallas convencionales colocadas una encima de otra, sino que de hecho, como tiene cuatro entradas de vídeo por HDMI, podremos conectar cuatro fuentes de vídeo diferentes y verlas todas a la vez (de hecho, cuando colocas la pantalla en vertical el cambio se hace automáticamente, el monitor lo detecta sin que tengamos que hacer nada nosotros).
Pero eso no es todo… ya que además de que este monitor incorpora un procesador Neural Quantum Ultra que mejora las imágenes mediante IA, cuenta con todas las funciones Smart que te puedas imaginar, por lo que es casi una televisión si quieres.
Eso sí, este monitor cuenta con una novedad que (al menos nosotros) no habíamos visto hasta ahora: utiliza lo que han llamado Samsung One Connect, que consiste en que en lugar de enchufar las entradas de vídeo al monitor, tenemos un dispositivo aparte al que conectar todo y que se conecta al monitor mediante un único cable. A su vez, tendremos no uno sino hasta dos mandos inalámbricos para poder controlar todas sus funciones. Esto, como veremos después, tiene sus ventajas pero también sus desventajas.
Montaje y análisis externo
El Samsung Odyssey Ark viene embalado en una caja de grandes proporciones y peso; de hecho, más vale que si te has comprado este monitor tengas un familiar o amigo que te puede echar una mano, no es recomendable desembalarlo, montarlo ni manipularlo tú solo porque te puedes hacer bastante daño (y puedes provocarle daños al monitor). Este dispositivo es tan grande que no hemos podido utilizar la mesa que usamos habitualmente en nuestros análisis, porque literalmente la caja es más ancha que el ancho de la mesa y, de hecho, como veréis a continuación vamos a tener que manipular la caja de tal manera que sería extremadamente incómodo hacerlo encima de una mesa (mejor en el suelo).
Para que os hagáis una idea del tamaño, mirad cómo queda en comparación con una figura de The Witcher, que tiene 24 cm de alto.
En el exterior, como podéis ver, tenemos una caja de cartón duro amarrada con dos cinchas. Una pegatina nos informa de la calificación energética del monitor, y en el lateral se nos da algo de información adicional sobre el producto, pero nada de especificaciones o una caja de esas especialmente adornada.
Al abrir la caja por la parte de arriba, nos topamos con unos diagramas que nos instruyen sobre cómo desembalar el dispositivo.
Así pues, seguimos esas instrucciones: primero sacamos los accesorios que están por la parte de arriba, y luego sacamos la «camisa» de cartón hacia arriba.
Inicialmente, nos topamos con la base del monitor, que ya ella sola pesará fácilmente 5 Kg. En ésta, tenemos una pegatina que nos indica cómo no debemos manipular el monitor, y la manera correcta de hacerlo (que, como decíamos, requiere dos personas).
Esta pieza es el brazo de soporte del monitor, que anclaremos por un lado a la pantalla y por el otro a la base. Esta pieza puede pesar también unos 10 Kg más o menos. Como podéis apreciar, tiene dos raíles para poder modificar la altura, y la parte circular que es la que va anclada al monitor nos permitirá girar la pantalla para ponerla en vertical.
Ya en este momento podríamos anclar la base al cuerpo del soporte, pero no es recomendable porque, si ves las instrucciones antes, te indican el proceso correcto de montaje y, realmente, el montar la base es el paso final. Este conjunto pesará fácilmente 15 Kg, así que ojo al manipularlo.
Tras quitar todos los accesorios y piezas, las instrucciones nos indican que debemos volver a poner la parte de arriba de la protección de poliestireno expandido, y a continuación deberemos tumbar la caja sobre el suelo (como siempre, entre dos personas… creednos cuando os decimos que pesa mucho para una sola persona, y además por su tamaño es muy complicado de manipular si no tienes ayuda).
Con la caja tumbada, podemos apartar un poco el plástico protector para acceder al socket de anclaje en la parte trasera de la pantalla.
Ahora, con la pieza que vimos antes, simplemente deberemos encajarla para que quede fijada con un «clic». Aun así, pesa tanto que Samsung ha puesto dos tornillos que deberemos fijar para estar seguros de que queda firmemente sujeto. Para ello, y por eso es importante tener el monitor en el suelo, tendremos que girar la pieza instalada porque si no, no podremos tener acceso a los tornillos.
Hecho esto, ahora sí podemos instalar la base (va con cuatro tornillos). Con ayuda de una segunda persona, ahora debemos poner el monitor de pie, todavía con embalaje y todo, ya apoyado sobre la base.
Ahora sí, podemos retirar las protecciones y tendremos acceso al monitor, que inicialmente queda así, en vertical.
En este punto ya podemos mover el monitor y colocarlo en la posición y en el sitio en el que lo vayamos a utilizar, de nuevo entre dos personas sujetándolo con cuidado.
Una vez que esté en su sitio, ya podemos quitar la última protección y estará casi listo para usar.
Ahora ha llegado el momento de sacar de entre los accesorios Samsung One Connect, el sistema del que os hablamos antes que sirve para conectar todas las entradas y salidas del monitor.
Se trata de un aparato bastante voluminoso (y, como todo en este monitor, pesado), que trae consigo un único cable de conexión a la pantalla y, por supuesto, el mando inalámbrico Ark Dial, con el que podremos controlar cómodamente todas las funciones del monitor. El único problema aquí es que si ya necesitas un escritorio bastante generoso para dar cabida al monitor, además tendrás que buscar un espacio a este aparato, que no es pequeño precisamente.
Como se puede ver, el One Connect tiene todas las conexiones que normalmente están en el monitor, incluyendo los 4 HDMI 2.1, el conector RJ-45 e incluso una salida de audio S/PDIF digital.
Una vez conectado todo, ya tendremos el monitor listo para funcionar.
Probando el Samsung Odyssey Ark
Inicialmente, el Samsung Odyssey Ark se comporta como si fuera una Smart TV, y de hecho incluso nos insta a conectarnos a Internet (si no lo hemos conectado por cable, saldrá un asistente de conexión por WiFi) y configurar una cuenta de Samsung para acceder a las funciones smart. El monitor lleva sistema operativo Tizen propietario de la marca, igual que sus Smart TV, y de hecho tenemos las mismas opciones que en cualquier Smart TV moderna de la marca con la salvedad de la conexión por antena a la TV terrestre.
Con todo, a pesar de que Samsung incluye el típico mando a distancia de TV, podremos controlar todas las funciones con su Samsung Ark Dial, un mando a distancia inalámbrico bastante voluminoso pero que resulta muy sencillo de utilizar, y que sirve incluso para encender y apagar la pantalla, nuevamente como si fuera una TV «disfrazada» de monitor para PC. Repetimos, porque es que nos ha resultado muy llamativo cuando en teoría estamos hablando de un monitor de PC, que las sensaciones que nos da este monitor son las mismas que tendríamos al configurar una nueva televisión y no un monitor de PC que, generalmente, es enchufar y listo.
En uso, el monitor muestra una imagen simplemente espléndida, y de hecho no tiene el problema intrínseco de muchos monitores curvados que es que distorsionan la imagen dependiendo del ángulo en el que lo estés visualizando: la pantalla se ve perfectamente en su totalidad desde todos los ángulos, sin distorsión alguna, y esto es por supuesto gracias a la tecnología Quantum Mini LED que Samsung ha incorporado en la pantalla… os decíamos que el fabricante coreano ha metido toda su tecnología en este monitor y no es broma, casi parece una especie de apuesta para ver hasta dónde podían llegar.
La representación de los blancos y los negros es excelente, con negros muy oscuros y blancos muy claros; eso sí, parece que este monitor carece de local dimming (para apagar los píxeles totalmente negros para mostrar negros puros), pero destaca por el contrario la intensidad de los blancos, que es asombrosa (no en vano, hemos de recordar que este monitor tiene un brillo máximo muy por encima de los monitores HDR convencionales).
La representación de los colores es también excelente; hemos de reconocer que al ver que Samsung había optado por un panel VA, pensábamos que la representación de color nos iba a decepcionar, pero al final ha sido todo lo contrario: a pesar de que la pantalla no es IPS, se compensa en gran medida gracias al HDR y esto resulta en unos colores nítidos y brillantes, casi vívidos, dándonos una experiencia de visualización que casi casi recuerda a los paneles OLED (vale, no llega a tanto, pero…).
Con todo, no cabe duda de que el punto fuerte de este monitor son los juegos. Y ya no solo porque tiene resolución UHD nativa, que su frecuencia de refresco llega a los 165 Hz y además es variable gracias a la tecnología FreeSync Pro de AMD, o que su tiempo de respuesta es de tan solo 1 ms (todas estas características, ideales para gaming), es que la sensación de inmersión que nos da es simplemente fantástica.
Eso sí, a pesar de la curvatura que nos dará una mayor sensación de inmersión, es tan sumamente grande que sería recomendable colocarse bastante lejos de la pantalla. Samsung dice en su página web que la recomendación es colocarse como poco a 80 centímetros de ella, pero nosotros ampliaríamos esta distancia hasta por lo menos 1,2 metros porque, de lo contrario, terminarás con dolor de cuello de tanto girar la cabeza para ir de un extremo a otro de la pantalla.
Conclusión y veredicto
Como hemos mencionado en el cuerpo de este análisis, la sensación que este Odyssey Ark nos ha dejado es que ha sido una especie de apuesta de Samsung por ver hasta dónde podían llegar integrando toda su tecnología en un solo producto, y el resultado es francamente bueno. Claro, también hay que tener en cuenta que no a todo el mundo le va a gustar tener esa sensación de que en realidad estás ante una Smart TV y no un monitor, ya que tantas funciones avanzadas, opciones y asistentes pueden llegar a abrumar cuando lo que buscabas era un simple monitor para jugar, pero es lo que tiene adquirir una pantalla de estas características.
Dejando eso de lado, el resultado es honestamente de lo mejor que hemos probado hasta la fecha: desde la representación de los colores hasta la velocidad del panel, estamos ante un monitor ideal para disfrutar al máximo de juegos y de todo el contenido multimedia que queramos, porque este monitor lo tiene TODO…. con la desventaja de que te lo da todo, sí, pero a un precio: no podemos olvidar de que en la etiqueta figura la cifra de 2.999€, un precio que no todo el mundo puede (o quiere) pagar por un monitor.
Por lo demás, a destacar también la complicación del montaje y la instalación (realmente no es complicado, y de hecho el fabricante lo pone relativamente fácil en sus instrucciones, pero la parte mala es que es tan grande y pesado que necesitas ayuda de otra persona para hacerlo), incluyendo el Samsung One Connect, que francamente no nos ha gustado (pensamos que añade otro «trasto» al escritorio de forma innecesaria).
Por todos estos motivos, creemos que el Samsung Odyssey Ark se merece nuestro galardón de Oro, así como nuestra recomendación por su diseño y su rendimiento.