Seguro que alguna vez has visto algún video de alguien que está jugando a un videojuego en más de una pantalla, aprovechando así la vista lateral y tomando ventaja con sus rivales. Pues si tienes más de un monitor, tú también lo puedes hacer y en este artículo te vamos a enseñar cómo.
Hoy vamos a ver los requisitos necesarios para ello y un mini tutorial de cómo se realizaría, dependiendo de tu tarjeta gráfica. Decimos «mini» tutorial porque en realidad no tiene ninguna complicación tal y como te vamos a mostrar a continuación.
¿Cómo jugar con dos monitores?
Lo primero que tendremos que analizar es nuestra tarjeta gráfica. Comprobar que tenemos más de un puerto de salida de video en ella, de lo contrario no podremos acoplar las dos pantallas para poder jugar con ellas. Da igual que sea HDMI, VGA o DisplayPort, la cosa es tener tantos como monitores queramos conectar.
Una vez comprobado y con las pantallas conectadas, si poseemos una tarjeta de NVIDIA deberemos realizar lo siguiente:
- Tener actualizados los drivers de la tarjeta
- Abrir Panel de control de Nvidia
- Ir a Configuración 3D y a Configurar Surround, PhysX
- Marcar la casilla Extender las pantallas con Sorround
En este momento se nos abrirá otra pantalla donde podremos configurar el resto de parámetros como la resolución o frecuencia de actualización de ambas pantallas, algo importante si nuestra GPU no es muy potente y queremos reducir su carga de trabajo. Y ahora sí, tendremos todo listo para jugar, así de simple.
Respecto a las tarjetas de AMD, los pasos serían los siguientes:
- Tener actualizados los drivers de la tarjeta
- Abrir el programa «Radeon Software»
- Hacer clic en el engranaje de configuración (esquina superior derecha)
- Ir a Pantalla
- Bajar hasta encontrar Eyefinity
- Habilitar y buscar Expandir
- Pulsar en Crear configuración de AMD Eyefinity
Al igual que con NVIDIA ya solo tendremos que ajustar los parámetros deseados y listo, a jugar.
Hay que tener en cuenta que dependerá de muchos factores que todo funcione correctamente. Lo más recomendable es que ambas pantallas tengan la misma relación (16:9, 4:3, etc), así mismo, el juego tiene que ser compatible, no todos permiten esta opción, por lo que es probable que si lo estás intentando con alguno que no lo acepta, te vuelvas loco, ya que nunca lo conseguirás.
Si nunca lo has probado, estoy seguro de que te va a encantar y vas a querer adquirir la tercera pantalla, puesto que, para sacar el máximo partido a esta función, tener una pantalla a cada lado y utilizar una central como la principal, es la mejor opción.
Así podrás divertirte con videojuegos de carreras, pudiendo mirar por las ventanillas, o incluso en shooters, donde podrás ver a los enemigos con mucho más rango de visión que cualquier otro jugador. Son muchas las funciones de utilizar más de una pantalla, sobre todo si tienes una 4:3 donde perderás mucha de la acción que sucede alrededor de tu videojuego, ya que la mayoría actualmente están pensados para pantallas más alargadas, incluso panorámicas.
¿Dos monitores o uno ultrapanorámico?
De un tiempo a esta parte, se han puesto muy de moda los monitores ultrapanorámicos con formato 21:9, un formato con una relación de aspecto similar a las películas. Este tipo de formato inicialmente está diseñado para permitir abrir más aplicaciones en el mismo monitor sin tener que ir cambiando entre escritorios o ir maximizando y minimizando aplicaciones. Sin embargo, cada vez se ha vuelto más popular en el gaming y, además de los modelos tradicionales con 60 Hz, también podemos encontrar monitores con una elevada tasa de refresco perfectos para jugar.
La principal ventaja de utilizar un monitor ultrapanorámico es que no vas a tener ningún problema en ejecutar cualquier tipo de juego sin tener que modificar la configuración de Windows, sin embargo, el tamaño de este dependerá de lo que estés dispuestos a pagar. Si el dinero no es un problema, un monitor de este tipo siempre será mejor opción que utilizar dos o más conectados, ya que, de esta forma, eliminados el borde de los monitores para obtener una sensación más inmersiva.