Una de las grandes noticias que tuvo PS5 al «poco» tiempo de salir al mercado fue el momento en el que SONY decidió habilitar el M.2 de la consola para poder con ello instalar un SSD M.2. Los requisitos de la compañía sorprendieron, pues eran exigentes desde el punto de vista técnico (velocidades de 5.500 MB/s o más), lo cual generó polémica. Pero ¿y si no nos alcanza para comprar un SSD de esta gama e instalamos uno no recomendado para PS5? Veámoslo.
¿Por qué SONY fue tan exigente con las medidas y el rendimiento de los SSD que se declaraban como compatibles? No hay respuesta oficial más allá del hecho de que son los requisitos para un rendimiento óptimo. Hemos de entender que han visto importantes pérdidas de ancho de banda o tiempos de carga para afirmar esto, así que es de esperar que así sea. La prueba que vamos a ver enfrenta al SN750 SE de 250 GB contra el SN 850 de 1 TB, dos SSD de la misma marca con prestaciones muy distintas.
¿Es la velocidad una excusa de SONY para los SSD de PS5?
Teniendo el menor de los hermanos solo 3.200 MB/s y el mayor de ellos nada menos que los 5.500 MB/s que pide SONY deberíamos ver diferencias muy palpables, pero… No es así en la gran mayoría de casos.
Como vemos, en distintos escenarios los tiempos de carga o rendimiento para benchmark en distintos juegos es casi idéntico, donde tampoco se muestran diferencias importantes frente al SSD interno, el cual tiene ventaja clara.
Con menos de un segundo de diferencia de media se puede hablar de un margen más que estrecho y dentro de los posibles errores de medición.
En las siguientes cargas de juegos, como Cyberpunk 2077 que es particularmente dependiente de la constante transferencia entre SSD y GPU, sobre todo en PS5 donde enfrenta todavía problemas de carga y velocidad, vemos que las diferencias vuelven a ser marginales, no como para justificar la diferencia de precio.
Las diferencias surgen con grandes masas de datos
Las únicas diferencias apreciables y a tener en cuenta es cuando se mueven grandes cantidades de datos al mismo tiempo y de manera intensiva, como por ejemplo cuando queremos transferir los juegos del SSD interno de la consola hacia el que hemos instalado como apoyo de capacidad o velocidad.
Aquí sí que es cierto que la mayor tasa de transferencia sostenida del SN850 logra mejorar el rendimiento en unas cifras que son interesantes, sobre todo porque no hablamos de segundos, sino de minutos, lo cual es representativo. Por lo tanto y resumiendo, salvando este último escenario en juegos no se ve afectado el hecho de escoger un SSD PCIe 4.0 más lento, ni en FPS ni en tiempos de carga.
El problema es el rumor que surge a raíz de esto, puesto que se esperan títulos mucho más exigentes con la tasa de transferencia del SSD hacia la consola en sí misma. Si los desarrolladores fuerzan el traspaso de información del M.2 al SSD interno o directamente a la CPU o GPU, entonces tiene sentido que SONY pida y exija lo que pide y exige. De momento esto no ha pasado, pero llegan títulos grandes que podrían cambiar el rendimiento dentro de un SSD no recomendado para PS5.