Los cables USB del Tipo C se van a convertir con el tiempo en los más universales de la historia de la informática, más incluso que los clásicos. Los motivos de ello son claros, su tamaño permite usarlos en cualquier dispositivo y su ancho de banda es suficiente incluso para hacerse servir como cable de vídeo, por no hablar de sus capacidades para alimentar a diferentes dispositivos. Sin embargo, existen problemas con el USB-C y no pequeños precisamente.
Uno de los mayores problemas que existen en todo lo que rodea al USB-C son los adaptadores que no siguen el estándar marcado por el USB Forum. Al no seguir una serie de pautas y protocolos esto puede acabar con problemas que pueden llegar no solo a un mal funcionamiento del cableado en sí, sino también de los dispositivos que los usan. El gran problema es que se trata de una pieza tan barata de hacer que podemos encontrar adaptadores USB-C en todos lados, ya sean concentradores, cables de carga, etcétera. Y si bien existe una nomenclatura para poderlos diferenciar, en muchos casos el problema no se limita a eso, sino en la forma en la que está construido el cable.
Los problemas del USB-C por no seguir el estándar
Los cables USB del Tipo C son ambivalentes, esto significa que independientemente de cuál sea la orientación del cabezal se pueden usar sin problemas, ya que la organización y el funcionamiento de los cables está estandarizado. Sin embargo, son cosas como los extensores o los adaptadores a entradas o salidas del Tipo A los que pueden darnos algún que otro susto.
Un caso muy famoso fue el del SurjTech 3M, un cable USB-C que tuvo que ser retirado de Amazon por el hecho de que pese a que era aparentemente un cable USB-C no tenía la misma distribución en los pines. Por ejemplo los del VBUS y GND se encontraban intercambiados y los pines TX y RX para transferencias de alta velocidad no eran operativos. Se trataba de un cable USB 2.0 en cuanto a velocidad de transferencia, pero el problema venía por haber cambiado de lugar el pin de carga. ¿El resultado? Una gran cantidad de teléfonos móviles y portátiles que usaron este cable acabaron convertidos en pisapapeles.
El otro problema son los extensores de cara a la alimentación, hemos de tener en cuenta que para llegar a ciertos niveles de carga es necesario que el amperaje que otorga el cable sea lo suficientemente grande. El problema viene cuando usamos un extensor con una capacidad menor en este aspecto y conectamos el portátil. No olvidemos que los que pueden suministrar una alta potencia suelen ser más cortos de lo habitual.
Tampoco saben negociar bien
El estándar de los cables USB-C tiene varios perfiles de consumo, los cuales pueden adoptar los cables de alta potencia cuando es necesario. La negociación se realiza a través de los pines USB 2.0 marcados como D+ y D- y sirve para que tanto el voltaje como la intensidad se adapte a las necesidades de ambos extremos. De no hacerse de esta forma acabaría por provocar muchos problemas. Claro está que en un mundo ideal todo el mundo haría cables que siguieran el estándar al 100%, por desgracia no es la norma general y el mercado está lleno de cables mal diseñados.
La probabilidad de que haya problemas en un cable USB-C que puedan llegar a destruir por completo tus dispositivos es muy remota. Pero te puedes encontrar con cosas como que te estén vendiendo un cable USB 2.0 con forma de los del Tipo C y se te quede cara de tonto. En todo caso, uno de los motivos por los cuales algunos estándares como SATA y el PCI Express separan los pines de datos y de alimentación es para evitarse ciertos problemas que tienen puertos que son un todo en uno, pero que pueden terminar en problemas, especialmente si durante la construcción del cable se acaban soldando los cables internos donde no se debe.
¿Cómo detectarlos?
Si tienes una tienda o un negocio donde vendas cables USB-C una cosa que deberías hacer es testear todos los cables USB-C que se encuentren bajo inventario. Más que nada para ahorrarte problemas que puedas llegar a tener tanto tú como tus clientes en un futuro. De la misma forma, si eres un usuario de a pie también deberás seguir una serie de comprobaciones previas.
- Échale un vistazo al cabezal del cable USB-C y sobre todo presta atención a la cantidad de pines disponibles, debería haber un total de 24 pines, 12 arriba y 12 abajo. Si falta alguno fíjate en los que faltan. Solo que falte alguno ya será suficiente como para descartar dicho cable, ya que no estará siguiendo el estándar.
- Puede que el fabricante del falso cable USB-C con problemas haya decidido simular todos los pines. Sin embargo, que los pines de transferencia de datos a alta velocidad estén bloqueados. ¿Cómo podemos saberlo?
- Conecta tu teléfono móvil o tu disco duro externo con puerto USB-C al PC.
- Transfiere un archivo desde o hacia el dispositivo que sea de un tamaño considerable, ya que vas a necesitar tiempo para ver la velocidad de transferencia.
- Durante el proceso de transferencia haz clic en «Más Detalles» y desde ahí podrás saber la velocidad. Si la transferencia se encuentra en las decenas de MB/s en realidad será un cable USB 2.0 disfrazado como falso USB-C.
¿Problemas con la carga de tu USB-C? Así puedes medirla
En cuanto a la capacidad para comprobar si podemos tener problemas con el USB-C a la hora de cargar nuestros dispositivos os recomendamos el uso de un tester que te dé la información sobre las capacidades de voltaje y amperaje del cable mientras está alimentando uno de tus dispositivos. El que os damos como ejemplo es excelente para ello y te servirá además para catalogar los cables más adecuados para los diferentes dispositivos.