Cuando compramos un ordenador siempre debemos tener claro el uso que le queremos dar, ya que dependiendo del mismo tendremos que utilizar un presupuesto mayor o menor, como puede ser el caso de un portátil gaming, que como bien sabemos, no es un producto precisamente barato. Al igual que todos los ordenadores y en general dispositivos de este estilo, existe una serie de diferencias que hacen que sean mejor para jugar que otros, pero, ¿es el término gaming es correcto en estos casos?
Durante los últimos años se ha extendido el uso de la palabra gaming para referirse a aquellos artículos o productos que podemos encontrar los cuales mejoran la experiencia de juego que tenemos a la hora de disfrutar de diversos títulos. De esta forma podemos encontrar esta etiqueta en periféricos, componentes e incluso algunos muebles como es el caso de las sillas hechas para «gamers«, aunque debemos tener claro, que el hecho de que incluyan este nombre, en gran parte suele ser marketing.
La diferencia entre un portátil gaming y uno normal
A la hora de comprar un ordenador una de las primeras cosas que debemos tener en cuenta es obviamente si se trata de un modelo con unas especificaciones que nos vayan a permitir darle el uso que queramos. Cuando hablamos de portátiles que están diseñados para jugar, entonces nos referimos a aquellos cuyos componentes tienen la potencia y tecnologías necesarias para poder ejecutar diversos videojuegos con un rendimiento estable, y dependiendo del tipo que compremos, con una mayor o menor calidad gráfica.
Una de las grandes diferencias que podemos encontrar entre los portátiles creados para jugar y aquellos que tienen un uso menos relacionado con los videojuegos es la incorporación de una tarjeta gráfica superior a la integrada en la CPU. Muchos dispositivos portables tienen un modelo de procesador que tiene gráficos incorporados, haciendo que sea posible utilizar aplicaciones que requieran un mínimo procesamiento gráfico como pueden ser los programas de diseño, pero últimamente estamos viendo una tendencia en mejorar la iGPU para poder crear dispositivos que no tengan que depender de una gráfica externa.
Este componente no es el único que se ve afectado en estos casos, ya que el tipo de almacenamiento, el procesador y la RAM también juegan un papel importante en estos dispositivos portátiles, ya que al final buscan ofrecer una similitud a un ordenador de sobremesa en un espacio más compacto. Por ejemplo, en términos de almacenamiento suelen incorporar memorias muy rápidas para acelerar la carga de los juegos, mientras que en otras piezas como la RAM suelen tener una mayor capacidad con respecto a los ordenadores normales para ofrecer un mayor rendimiento.
El uso que le damos es importante
Una vez hemos visto cuales son las diferencias entre un portátil normal y uno gaming podemos ver que realmente se encuentran diseñados para jugar, ya que las especificaciones y características (más allá de los LEDs) son superiores para ofrecer un mayor rendimiento. Pero aun así cabe destacar que de momento, existen una serie de problemas que hacen que no sea realmente óptimo utilizar un portátil para jugar si lo comparamos con un ordenador de sobremesa hecho específicamente para ello.
No vamos a entrar en términos de potencia, ya que es obvio que un ordenador de torre es capaz de ofrecer un rendimiento superior por el hecho de que los componentes están diseñados para actuar con la mayor frecuencia posible, mientras que los de portátil suelen ofrecer una menor potencia para que no haya problemas. Y es que en términos de refrigeración la estructura de los portátiles es muy inferior, haciendo que sea necesario incorporar componentes de menor potencia que consuman menor energía para que este no se queme.
En resumen, podemos decir que un portátil gaming si que está hecho para jugar siendo una alternativa perfecta para aquellas personas que necesitan un dispositivo que puedan llevar a cualquier parte, ya que ese es su principal uso, y es que además de tener un rendimiento inferior, los precios por uno realmente bueno pueden ser demasiado altos.