Durante años los discos duros fueron el único formato de almacenamiento persistente de gran capacidad viable para nuestros PC. Esto fue de esta manera hasta la aparición de las unidades de estado sólido, conocidas por su acrónimo en inglés SSD. En todo caso, te habrás preguntado por qué no hablamos de discos duros SSD y es que esto es técnicamente incorrecto. Sin embargo, creemos que es importante explicarte el porqué de ello.
Mucha gente le llama erróneamente disco duro a los SSD, y aunque es un término que coloquialmente ayuda a hacer entender que ambos componentes tienen la misma tarea: almacenar datos y programas de manera persistente. Sin embargo, tu unidad de estado sólido no es tampoco un disco de estado sólido. Por lo que, si has estado usando dicha terminología, bórrala de tu mente. ¿El motivo? Sigue leyendo.
¿Por qué un SSD no es un disco duro?
La respuesta a la pregunta es sencilla, pese a que su funcionalidad es la misma, la forma de funcionar no es la misma y se trata de dos dispositivos muy distintos. Literalmente es como comparar un carruaje de caballos con un coche, ambos sirven para llevar a personas, pero no funcionan igual.
El disco duro se basa en un cabezal sobre un disco magnético que va rotando. Por lo que para encontrar los datos tienen que existir dos mecanismos. Por un lado, el que hace rotar el disco y por el otro el que mueve la aguja para mover los datos. Su nombre se debe a que la superficie donde se encuentra la información está hecha con un producto que es sólido y no flexible. Hoy en día sería correcto llamarlas unidades de disco a secas, ya que los disquetes o discos flexible ya no se utilizan
Una unidad SSD, en cambio, se basa en chips de memoria no volátil, por lo que no pierden la información cuando apagamos el PC. No utilizan partes mecánicas de ningún tipo. Pensad en ello como una memoria RAM, pero mucho más lenta en el acceso y que pueden mantener los datos mucho tiempo. Por lo que la forma de acceder a la información por parte del procesador es totalmente distinta.
La aguja pesa
El hecho de que la unidad de disco use una aguja para acceder a la información supone que la velocidad de lectura tiene un enorme cuello de botella de carácter mecánico. Dado que es necesario desplazar la aguja desde el interior al exterior del disco y viceversa, y no podemos ir más rápido que su velocidad. Al contrario de un disco duro, un SSD se basa en impulsos eléctricos y no ha de mover nada. Lo que le permite solucionar varias peticiones de información al mismo tiempo.
Al fin y al cabo funciona como la RAM y de la misma manera que tener varios chips de memoria supone varios accesos en paralelo al mismo tiempo. Imaginad la cola a la montaña rusa en un parque de atracciones. En el caso del disco duro tendríamos una sola cola, pero en con un SSD o unidad de esta sólido tenemos varias al mismo tiempo y el tiempo de espera de cada petición de datos se reduce enormemente. Esto significa que los datos le llegan con menos latencia cuando se han de volcar a la RAM.
El otro problema es que mientras se está desplazando la aguja en un disco duro no se encuentra transmitiendo datos. En los chips de memoria también hay un periodo de sincronización, pero es ínfimo en comparación. Es más, tanto en los SSD como en un disco duro, la cosa se agrava cuando se salta de una parte de la memoria a otra, sin embargo, es mucho peor en el primer caso.