Sin lugar a dudas, los ordenadores All in One destacan por su diseño y estética, ya que a diferencia de los PC de sobremesa o de los ordenadores portátiles, tienen como característica fundamental que integran todo el hardware del equipo dentro de la pantalla. Sin embargo, como todo, tienen sus ventajas y sus inconvenientes, así que en este artículo te vamos a contar si merece o no la pena que compres un ordenador All in One frente a comprar un PC de sobremesa o un ordenador portátil.
Tener un ordenador con todo integrado en la pantalla es algo estéticamente atractivo para mucha gente, ya que reduces la cantidad de elementos en el escritorio y el número de cables sobre el mismo. En vez de tener que tirar cables para el monitor, los altavoces, el teclado, el ratón y el propio PC, solo lanzamos uno porque todo lo demás ya está integrado dentro del equipo, incluso inalámbricamente. Por lo que obtenemos un entorno menos recargado, con cables que siempre son molestos y que acaban por ser un rincón donde se acumula el polvo.
Sin embargo, estos All-in-One traen consigo una serie de limitaciones respecto a los ordenadores de escritorio convencionales y a los portátiles, sobre todo en lo que a rendimiento se refiere, por la propia arquitectura que tienen y las limitaciones de espacio en el interior. Pero antes de entrar en materia, si os parece, vamos a empezar por el principio.
¿Qué son los ordenadores All-in-One?
Dentro del ecosistema del PC, tenemos en esencia tres categorías diferentes: los PC de sobremesa (en sus diferentes formatos), ordenadores portátiles y ordenadores All in One; estos últimos se separan de los PC de sobremesa habituales porque si bien son, efectivamente, PC de sobremesa, el hardware que equipan los convierte en una especie de término medio, ya que debido a su particular formato lo más normal es que incorporen hardware de portátil.
Vale, llegados a este punto ya comprenderéis que un ordenador All in One no es sino un ordenador sin torre en el que han integrado todo el hardware dentro de la pantalla, y lógicamente su principal ventaja es la comodidad ya que sobre el escritorio tendrás nada más que la pantalla, el teclado y el ratón, dejando la mesa muy despejada. incluso a la hora de despejar el escritorio de cables, solo necesitarás uno para nutrir de corriente al dispositivo.
¿Cuál fue el origen de estos ordenadores?
El primero de los ordenadores All in One fue el primer Macintosh de Apple, el cual integraba toda la circuitería del ordenador y los componentes fundamentales en el mismo espacio que su monitor de tubo, aprovechando que quedaba mucho hueco en la carcasa. Sin embargo, como bien sabréis estas pantallas CRT fueron desapareciendo paulatinamente y siendo sustituidas por pantallas planas, reduciendo notablemente el espacio vacío en la carcasa. años más tarde, triunfó la misma idea en otro modelo también de Apple, como sonl os iMac que, de alguna manera, se han mantenido en el mercado desde finales de los años 90.
Por este motivo, los ordenadores All in One o todo en uno son aquellos que integran todos los componentes de hardware del PC en la misma carcasa que la pantalla, y esta es la principal diferencia con respecto a los PC de sobremesa convencionales. Con respecto a los portátiles, la diferencia radica en que no incorporan teclado y ratón, aunque en la mayoría de los casos sí que incorporan altavoces e incluso cámara web. En realidad, más que PC de escritorio no son más que la placa base de un portátil metida en una pantalla de gran tamaño.
Este factor de forma siempre ha sido ajeno a los PC, y pese a que en los ordenadores de Apple es muy popular, hay algo que siempre ha estado en los PC de sobremesa desde el IBM 5150, el primero de ellos, y esto no es otra cosa que puertos de expansión y una capacidad clara de poder expandir y configurar nuestro PC al gusto de cada uno. Esa versatilidad es la que ha permitido al ecosistema de Windows adaptarse a todos los tiempos y convertirse en el hegemónico dentro del ámbito de la informática doméstica.
Ventajas de los ordenadores All in One
La principal ventaja de este tipo de ordenadores es, obviamente, el ahorro de espacio. Que todos los componentes estén integrados en la misma carcasa que la pantalla hace que esta sea bastante más gruesa y pesada que un monitor individual, pero nos ahorra totalmente el tener una caja de PC sobre o bajo la mesa, así como el cableado de la misma, por lo que es ideal si tenemos poco espacio o queremos que el conjunto sea aceptable para estancias de la casa donde queremos tenrlo todo bien colocado.
También se simplifican notablemente las conexiones, ya que es bastante habitual que no necesitemos ningún cable salvo el de alimentación para hacerlo funcionar; debido al hecho de que integran hardware de ordenador portátil, esto significa que la conexión a la red se puede hacer mediante WiFi, y normalmente utilizan teclados y ratones inalámbricos. Ni siquiera tendremos que preocuparnos por el cable de vídeo, o los cables de audio, porque la propia pantalla y los altavoces están dentro del PC y las conexiones se realizan todas a nivel interno.
Esto a su vez nos da paso a una tercera ventaja, y es que, aunque obviamente no es tan «portable» como un ordenador portátil, sí que es mucho más sencillo el moverlo de una ubicación a otra en comparación con un PC de sobremesa, ya que al fin y al cabo hablamos de una simple pantalla más pesada que un monitor convencional que podemos coger y llevarla rápidamente, desconectando un único cable que es el de la corriente.
Desventajas de los ordenadores sin torre
Como ya supondréis, un ordenador All in One tiene, en realidad, más desventajas que ventajas. Para empezar, el hecho de que todo el hardware vaya «embutido» dentro de la carcasa de la pantalla hace que sea más complicado, y en algunos casos imposible (depende del modelo), el acceder a su hardware para, por ejemplo, cambiar el disco duro o la memoria RAM. Realmente no es imposible, pero si es mucho más complicado, especialmente en los modelos que incluyen ranuras que se pueden desatornillas para reemplazar la RAM o la unidad de almacenamiento.
Relacionado con el punto anterior, estos equipos no permiten reemplazar componentes del PC que no sean la RAM y la unidad de almacenamiento. Si la gráfica que incluye el ordenador sin torre no cumple con nuestras expectativas la única solución para por utilizar una gráfica externa conectada a un puerto de alta velocidad del equipo, siempre y cuando disponga de uno. Este es el mismo problema al que se enfrentan los portátiles: la imposibilidad de mejorar sus componentes y que se encuentran soldados a la placa base.
Por otro lado, y debido nuevamente al uso de hardware de portátil, por norma general tienen un rendimiento inferior al de un PC de sobremesa, con el añadido de que su sistema de refrigeración es generalmente mucho peor y alcanzan temperaturas que muchas veces sobrepasan el punto del Thermal Throttling, que provoca bajadas de rendimiento en pos de mantener una buena temperatura de funcionamiento.
Y ahí tenemos la tercera desventaja: el precio. Normalmente, comprar un PC All in One será mucho más caro que comprar un PC de sobremesa, ya que en términos de ingeniería y diseño es mucho más costoso integrar todos los componentes dentro de la carcasa de la pantalla. Dicho de otra manera, estarás comprando un equipo de peor rendimiento, peor refrigeración y que no se puede ampliar o cambiar su hardware, y estarás pagando más por él. Otro de los motivos por el que su precio es más elevado es por el tamaño de la pantalla, mucho más grande que la que podemos encontrar en cualquier portátil
Otra desventaja que también podemos apuntar en estos equipos, dependiendo de cuáles sean nuestras necesidades es su conectividad con respecto a PCs de sobremesa, conectividad, que generalmente está bastante limitada y, además, como ya hemos mencionado es imposible ampliarla salvo que utilices un hub USB, dock stations o similar, algo que por otro lado implica que tendrás que invertir todavía más dinero en ellos.
Entonces, ¿merecen la pena estos ordenadores?
Por norma general, diríamos que estos equipos son el término medio entre un PC de sobremesa y un ordenador portátil. Proporcionan a grandes rasgos el mismo rendimiento que un portátil, aunque hay algunos All in One que sí que montan hardware de sobremesa (o al menos algunos de sus componentes), pero con la desventaja de que no podemos llevarlos -al menos no tan cómodamente- de un sitio a otro, y por supuesto no tienen batería para funcionar sin estar conectados a la corriente.
Con lo que os hemos explicado hasta ahora, ya habréis entendido que al comprar un ordenador todo en uno, estáis pagando un precio mucho más caro en comparación con adquirir un PC de sobremesa, incluso aunque sea un PC OEM, ya que también hay que pagar el monitor y tendréis un rendimiento inferior, mayores temperaturas, generalmente mayor nivel de ruido, menor conectividad, no podrás ampliarlo o ni siquiera cambiar la pantalla… y todo esto a cambio de tener un escritorio más despejado de cables y aparatos encima de la mesa.
Si quieres un escritorio lo más despejado posible, tienes falta de espacio, o simplemente trabajas en un despacho o de cara al público en el que tienes que recibir clientes, entonces no te importarán todas sus desventajas en par de dar esa apariencia. Este tipo de equipos están diseñados para tareas de ofimática casi exclusivamente, por lo que no encontrarás ningún modelo que incluya una gráfica dedicada. Y, debido precisamente a su naturaleza y al público al que está dirigido, este equipo tiene una vida muy larga, ya que cualquier aplicación de gestión de un negocio o incluso las aplicaciones de Microsoft Office, requieren de muy pocos recursos, por lo que las necesidades de ampliación a futuro no tienen cabida a no ser que el uso principal que le va a dar al equipo sea muy diferente.
Respondiendo a la pregunta si realmente merecen la pena. Si trabajamos de cara al público, con un software de gestión o aplicaciones ofimáticas sencillas, y donde es necesario dar una primera buena impresión, un equipo All-in-One es perfecto. También lo es a nivel de usuario si el espacio que tenemos para el equipo es muy reducido y si un portátil no nos ofrece el tamaño de pantalla que podemos necesitar en el día a día y la opción de comprar un monitor externo que ocupa casi lo mismo que un All-in-One ni se nos pasa por la cabeza.
Pero, si lo queremos es disfrutar de un ordenador con componentes de última generación cuya principal función sea la de jugar, y no queremos tener problemas a la hora de reemplazar o ampliar sus componentes este tipo de equipos no es una opción, ya que nos encontramos con el mismo problema que cualquier equipo portátil, equipo que, por potente que sea, ofrece nulas opciones a la hora de ampliar sus componentes.
AIO, ordenador de torre o portátil, qué modelo elegir
Como bien hemos visto, existen una serie de ventajas y desventajas que hay a la hora de comprar un modelo AIO de PC, y es que son perfectos para aquellas situaciones en las que debemos priorizar la estética sobre el rendimiento, ya que más allá de esto, tanto el precio como la potencia que ofrecen es peor que la de las otras soluciones que hay en el mercado. En la mayoría de situaciones siempre vamos a elegir un ordenador de torre o un portátil en lugar de uno de estos por razones obvias, aunque merece la pena destacar las ventajas de cada uno de ellos para que nos terminemos de decidir.
En el caso de los ordenadores de sobremesa siempre podemos encontrar todo tipo de formatos, no hace falta que nos ciñamos únicamente a los de torre que ocupan bastante en caso de que nuestra preocupación o necesidad por tener un AIO esté en reducir al máximo el espacio que ocupa. Es aquí donde entrarían por ejemplo los formatos Micro ATX o Mini ITX, que permiten tener un ordenador en miniatura que no ocupa demasiado y que ofrece la capacidad de poder incorporar hardware de gran potencia sin dejar de lado la refrigeración, una solución perfecta para una configuración creara para cargas de trabajo altas sin que tenga un tamaño descomunal.
Por otra parte si lo que nos molesta son los cables y buscamos una portabilidad mayor, que ni un AIO ni un sobremesa nos ofrecen es cuando tendríamos que decidirnos por un ordenador portátil, ya que obviamente están diseñados para esto. En general es una buena idea hacerse con un modelo de este tipo siempre y cuando no necesitemos un ordenador que necesite una potencia demasiado alta, ya que a diferencia de un sobremesa, los portátiles tienden a durar menos cuando están diseñados para tener un rendimiento superior debido a la batería, ya que a diferencia de una fuente de alimentación normal, se pueden degradar mucho antes.