Hay pocos personajes que hayan sido tan camaleónicos y que hayan podido ser capaces a lo largo de la historia de los videojuegos de protagonizar prácticamente cualquier género conocido. En el caso de Mario, se hizo famoso por sus plataformas de los años 80 y 90 pero a partir de ahí se ha transformado en todo tipo de versiones a cuál más divertida y espectacular.
Hoy llega a las tiendas Paper Mario La Puerta Milenaria, el remake completo de un clásico de GameCube del año 2004 que ya fue en su día una auténtica revolución. Aunque el primer Paper Mario perteneció a Nintendo 64, en esta ocasión se trató de la consagración del fontanero como fenómeno capaz de adaptarse a desarrollos con muchas pizcas de rol. Aunque tampoco podemos olvidarnos del legendario Super Mario RPG de SNES.
Paper Mario es muy bonito pero…
El caso es que ya tenemos entre nosotros Paper Mario La Puerta Milenaria y hay que decir que es una pequeña maravilla. No se trata de una adaptación del original con cuatro retoques, sino más bien un reinicio como merece el personaje y, además, con una calidad gráfica que es para destacar. No solo han mejorado lo que ya disfrutamos en GameCube, sino que lo han elevado a una categoría que está muy cerca del límite técnico que puede soportar Nintendo Switch.
Es por eso que nos alegramos, porque nunca está de más volver a disfrutar de un juego con dos décadas a sus espaldas pero con todo el aspecto visual adaptado a los nuevos tiempos, incluyendo el control. Pero el problema es que ante tanto espectáculo dentro de Paper Mario La Puerta Milenaria, Nintendo se ha dejado olvidado en el cajón algo que muchos gamers ahora valoran especialmente.
Efectivamente, tan importante es que todo luzca bien como que lo haga de manera fluida, sin parones ni subidas ni bajadas repentinas de frames y por desgracia no es el caso de Paper Mario La Puerta Milenaria, que se ha quedado anclado en unos raquíticos 30 fotograms por segundo en vez de los 60 que todo el mundo esperaría. Máxime si tenemos en cuenta que ya el original de GameCube era capaz de alcanzar esa cantidad.
¿Hay que sacrificar los FPS por la calidad?
Aquí en este punto entra en debate el gusto de cada uno. ¿Prefieres unos gráficos preciosos, con unos efectos realmente bonitos y logrados que ofrecen un aspecto impecable o tal vez sería mejor reducir algo ese espectáculo para alcanzar los 60 fotogramas por segundo? A quien suscribe, es obvio que cuanto más bonito mejor, pero seguramente sacrificaría buena parte de esa calidad por una mayor suavidad de movimientos.
Así que ese es el dilema al que nos enfrenta Paper Mario La Puerta Milenaria, que aunque su aspecto gráfico es soberbio y por momentos antológico, desmerece cuando todo comienza a moverse porque se queda anclado en unos 30 fotogramas por segundo que ya no satisfacen a nadie, y que viene a confirmar que, desgraciadamente, la actual generación (incluyendo a PS5 y Xbox Series X|S) tiene una asignatura pendiente en este aspecto y que debería ser irrenunciable por parte de los desarrolladores.