Actualmente, nadie se plantea adquirir un ordenador, ya sea de sobremesa o portátil, con un disco duro mecánico. Las unidades SSD permiten reducir muchísimo los tiempos de carga de Windows y también de ejecución de los juegos. Pero, los SSD tienen un problema creciente y son los problemas de temperatura, cada vez más graves.
El problema no está propiamente en los SSD, sino en la interfaz de transferencia de datos. Los SSD SATA de formato de 2.5 pulgadas, debido al formato, no suelen tener problemas. Quienes presentan problemas térmicos son los SSD M.2 NVMe y más concretamente, los que usan las últimas versiones PCIe.
Cada vez los SSD se calientan más y es un problemón
Las unidades SSD de formato M.2 PCIe se están adueñando del mercado. Estas unidades de almacenamiento ofrecen gran aumento de rendimiento con respecto a las unidades SATA. Además, al conectarse directamente a la placa base, eliminamos bastantes cables por en medio.
Pero, las unidades de almacenamiento M.2 PCIe tienen un problema bastante grave. Estos discos duros, cuanto más nueva es la interfaz PCIe, mayores problemas térmicos. Hemos visto como el disipador se ha vuelto imprescindible en los SSD PCIe 4.0, cuando en los PCIe 3.0 era necesario, pero no tanto. Y todo apunta a que en los SSD PCIe 5.0 tendremos disipadores para estas unidades de almacenamiento con ventiladores.
Vemos en las unidades PCIe 4.0 que en los modelos básicos se incluye una «pegatina» especial que hace de disipador. La verdad, este elemento no es muy eficiente si lo comparamos con un disipador de calor de aluminio o cobre.
El problema es que los SSD PCIe 5.0 tendrán importantes problemas termicos. Se espera que los problemas de temperatura aumenten de manera notable, por lo que será difícil ver una de estas unidades sin disipador de calor. Parece que la norma serán los disipadores de calor pasivos, pero los más tope de gama podrían venir con un pequeño ventilador.
SSD PCIe 5.0 no tienen mucho sentido
Debemos destacar que el aumento de velocidades de lectura y escritura, para el usuario medio es artificial. No se nota apenas el salto de un SSD basado en PCIe 3.0 a uno basado en PCIe 4.0. Apenas notaremos la diferencia en los tiempos de arranque de Windows, de ejecución de software o en los tiempos de carga de juegos.
Tiene una explicación este fenómeno, y es que no solo se depende de la unidad de almacenamiento. Si bien es importante, para mover un juego es más importante la tarjeta gráfica, el procesador y la RAM. Cobra especial importancia y vamos a trabajar con archivos pesados, como puedan ser imágenes o vídeos pesados.
Adquirir ahora un SSD con formato PCIe 4.0 tiene sentido porque el precio se ha armonizado. Inicialmente, estas unidades de almacenamiento eran carísimas y poco interesantes. Los SSD PCIe 5.0 serán mucho más caros, previsiblemente, que los PCIe 4.0 cuando llegaron al mercado.
Igual se requiere que los SSD M.2 se revisen, ya que nos movemos hacía una situación muy particular. Hemos visto, incluso, como las placas base de gama media y alta ya incluyen disipadores para estas unidades de almacenamiento, encareciendo el producto final. Sería mejor desarrollar y optimizar estas unidades, para que el usuario no tenga que gastar entre un 30-50% de más por una tecnología totalmente ineficiente e irrelevante.