Se decía que el 2022 iba a ser el año de la memoria DDR5, sin embargo, para su implementación en el mercado como reemplazo de la actual DDR4 se está encontrando con una serie de dificultades. En especial la disponibilidad de la misma y su precio. ¿Cuáles son las causas de la situación y, por tanto, que es lo que realmente está ocurriendo?
La memoria DDR5 trae consigo una serie de ventajas importantes de cara al rendimiento de los procesadores, siendo la más notoria y la más clara el hecho de tener un mayor ancho de banda. Algo que beneficia enormemente a las aplicaciones basadas en inteligencia artificial y las tarjetas gráficas integradas en el interior de ciertos procesadores. Otra de las ventajas es el hecho de ser una memoria de más de un canal de acceso, lo cual evita la contención y es una ventaja que antes solo tenían las VRAM.
No obstante, pese a que el 2022 debería ser el año de la DDR5, su adopción está siendo cuando menos lenta. Su inventario se encuentra limitado en todas partes y sus precios por la estratosfera. Es por ello que nos hemos puesto a discurrir acerca de las causas que están llevando a que la adopción masiva de la memoria DDR5 no se esté llevando a cabo como se esperaba.
¿Qué está pasando con la memoria DDR5?
Todo producto tecnológico tiene una vida en la que llegará el punto en que se reemplazará por otro de mejores especificaciones. Durante dicho periodo de transición, el nuevo producto tiene un precio mucho más alto para retransmitir valor adicional comprador con un valor cuantitativo relacionado. El objetivo es limpiar rápidamente las existencias de la anterior tecnología e incentivar la compra de los más entusiastas de la nueva.
Sin embargo, con la memoria DDR5 nos encontramos con que el precio subió hasta multiplicar hasta 4 o 5 veces el de los módulos DDR4. Pese a que poco a poco los precios están bajando y se están naturalizando al comportamiento habitual de este importante componente para nuestros ordenadores. Cómo se puede ver en las imágenes de arriba, tomadas de una búsqueda rápida en Amazon España, aún tenemos referencia de kits que superan en algunos casos los 600 euros.
Hay varias causas para esto, la primera de ellas es la escasez del PMIC, un circuito encargado de controlar el flujo de voltaje en el hardware y que en la memoria DDR5, al contrario que en generaciones anteriores se ha movido hacía el módulo DIMM. Se ha de tener en cuenta que el control del voltaje es fundamental en cualquier dispositivo semiconductor para controlar la velocidad de reloj y poder hacer overclock temporal o Boost a memorias y procesadores.
En PC de torre, solo los Intel Core 12 soportan este tipo de memoria
Cuando compramos un ordenador portátil este nos viene con la memoria ya en el PC, ya sea en forma de módulo SO-DIMM o soldada, pero el caso es que no tenemos que comprar los kits de memoria para montarlos nosotros o la tienda o fabricante. Por lo que la memoria DDR5 que se vende para esta clase de ordenadores es proveída por los fabricantes de la misma a los que producen ordenadores y por eso dichos módulos no llegan a las tiendas de componentes. Si a esto le sumamos que gracia al doble IMC de los Intel Core 12 existen placas base con soporte DDR4 y DDR5, entonces se puede entender el hecho por el cual la demanda es más baja por parte de los usuarios, incluso de los nuevos procesdores.
Se espera que esta crezca una vez AMD lance sus Ryzen 7000 a final de año, aunque no podemos olvidar que los Intel Core 13 seguirán soportando DDR4 y no deberíamos descartar el lanzamiento de los Ryzen 6000G para socket AM4 en algún momento de este año. En dicho caso, a no ser que los de Lisa Su nos sorprendan con algún chipset desconocido y nuevas placas base con soporte para memoria DDR5 no deberían soportarla. En conclusión, deberemos esperar a 2023 para que al menos la transición a la quinta generación de la Dual Data Rate se complete.