Hay dos tipos de rueda de volumen en los dispositivos de audio: analógica o digital. Seguramente es un aspecto que no tienes en cuenta a la hora de comprar unos altavoces o auriculares, pero en realidad tiene bastante importancia. En este artículo vamos a explicarte en qué se diferencia una rueda de volumen analógica de una digital, y cuál de las dos opciones es mejor.
No es un aspecto que solamos tener en cuenta a la hora de adquirir un producto de audio. La rueda de volumen sirve para lo que sirve, ¿verdad? Subir y bajar el volumen, así que, ¿para qué molestarse? La realidad es bien diferente, al menos si te importa algo el rendimiento global -no solo la calidad de sonido- de tus altavoces o auriculares, y a continuación vamos a explicarte por qué.
Diferencias entre control de volumen analógico y digital
El control de volumen en procesadores digitales, que son los que utilizamos normalmente salvo que tengamos equipos profesionales de audio, pueden implementarse de forma analógica o digital.
En otras palabras, la señal analógica del audio se puede pasar a través de una perilla de control de volumen estándar como las que tienen los pre amplificadores, o se puede ajustar realizando operaciones matemáticas en los datos digitales que representan el sonido. Esta es la principal diferencia entre analógico o digital.
Un control de volumen analógico puede degradar ligeramente la señal (ninguna rueda de volumen es 100% transparente para la señal, eso tenedlo claro) y puede introducir pequeños errores de balance en ciertas configuraciones de volumen. Por ejemplo, cuando el volumen está demasiado bajo, el canal izquierdo podría estar medio dB más alto que el derecho, aunque esta situación casi siempre se revierte a medida que se sube el volumen.
Por su parte, un control de volumen digital tiene también sus propios problemas. Cada reducción de 6 dB en volumen desde la configuración máxima, hace que perdamos 1 bit de resolución. Una configuración de bajo volumen (digamos, 30 dB de atenuación) es equivalente a descartar 5 bits. Por lo tanto, si tenemos música a 20 bits en el conversor D/A, estaremos escuchando audio a 15 bits y no a 20. Cuanto menor sea la configuración de volumen, mayor es la pérdida de calidad.
En términos mecánicos, el ajuste de volumen en una rueda analógica es mucho más fino que en una digital porque lo estaremos ajustando, literalmente, a mano. En una rueda de volumen digital, por el contrario, cada «tic» de ajuste representa una operación matemática concreta que solo permite saltos de X en X (dependiendo de la rueda, donde X es un rango de dB mínimo), y no permite un ajuste tan fino y ajustado, valga la redundancia, como permiten las ruedas digitales.
Claro que, como «desventaja», las ruedas analógicas solo permiten tener esa misma forma… de ruedas. Pueden ser más redondas o más cilíndricas, o pueden ser en forma de fader (barra de deslizamiento), pero siempre serán igual mecánicamente hablando, con un principio (mínimo) y un fin (máximo) delimitados. Sin embargo, las ruedas digitales permiten muchas más opciones, desde simples botones hasta ruedas infinitas (sin topes), pasando por controles deslizantes y un largo etcétera.
Entonces, ¿mejor una rueda de volumen analógica o una digital?
En términos de calidad, tal y como hemos explicado en las diferencias, las ruedas de volumen analógicas tienen una menor pérdida de calidad (cercana a cero, de hecho, aunque perdamos algo de balance) y además permiten un ajuste más fino que las digitales, y por lo tanto son mejores para tener un sonido de mejor calidad y poder ajustarlo mejor.
Por contra, las ruedas digitales son mucho más versátiles y, hoy en día, baratas de implementar en los dispositivos. Además, también son más duraderas, ya que las analógicas al tener componentes mecánicos, sufren un mayor desgaste con el paso del tiempo.
¿Nuestra recomendación? En este caso, siempre analógicas.