La marca Intel, no la tenemos asociada a lo que son tarjetas gráficas y si hablamos de GPUs integradas entonces su nombre es visto de manera muy negativa por los entusiastas. Algo que Intel quiere dejar completamente atrás fabricando sus propias tarjetas gráficas bajo las arquitecturas Intel Xe. Pero, ¿Cuál es la motivación real de Intel realmente? Si queréis saberlo os la explicamos.
La última tarjeta gráfica dedicada que Intel saco al mercado fue la Intel i740, eso fue a finales de los 90, y dicha tarjeta estaba rodeada de un expectación increíble al basarse en la tecnología Real3D-100 de 3DLabs, un sello para hardware de consumo que Lockhead Martin había creado con su experiencia trabajando en el hardware de las recreativas de Sega.
Pero la i740 fue una broma de mal gusto en rendimiento, capada por la obsesión de Intel de vender el por aquel entonces recién lanzado puerto AGP, lo que la llevo a Intel a tener una participación más que nada testimonial en el mercado de las tarjetas gráficas.
Ha llovido mucho desde entonces e Intel ha decidido volver con los Intel Xe, pero el contrario de 22 años atrás, ahora las GPUs abarcan muchos más mercados aparte del de los videojuegos.
GPUs de Intel para defenderse de AMD
El rival directo de Intel es sin duda AMD, de quienes en Intel tienen miedo de una tecnología propietaria, la cual es clave en todos los diseños de AMD: el Infinity Fabric. Esta tecnología de intercomunicación permite comunicar de manera mucho más eficiente y con un consumo energético mucho menor que el PCI Express, una CPU con una GPU, lo cual es ideal para ordenadores portátiles, pero le permite a AMD vender a los ensambladores la combinación de CPU y GPU en un modulo multichip.
Hay varias pistas que nos hacen pensar que AMD pretende realizar esta estrategia, como son el Smartshift y Smart Access Memory, las cuales son formas para promocionar la combinación de los procesadores y las gráficas de AMD. Si AMD puede ofrecer una combinación de CPU y GPU imbatible de cara tanto a los portátiles gaming como en los All-in-One entonces Intel pierde una importante cuota de mercado.
No solo la perdería de cara al gaming sino también en cuanto a aquellos usuarios que necesitan una GPU potente debido a que las aplicaciones que utilizan dependen del rendimiento de la gráfica que tengan en sus sistemas.
Raja Koduri es la clave
La persona escogida por Intel para hacer competitiva la arquitectura gráfica de Intel es Raja Koduri, un veterano de la industria que sobretodo se ha especializado en mejorar arquitecturas ya desarrolladas con mayor o menor éxito en su carrera.
Koduri aterrizo en Intel después de su marcha de AMD, siendo el cabeza de turco por el fiasco del AMD Vega, una versión mejorada de la arquitectura GCN de AMD. Y es que Koduri se ha especializado en todo este tiempo a mejorar arquitecturas ya existentes para llevarlas a su máxima capacidad, en la que entre sus logros destaca la arquitectura gráfica de Apple derivada de los Imagination de PowerVR
La arquitectura Intel Xe no es un borrón y cuenta nueva por parte de Intel en lo que a su tecnología gráfica se refiere sino una versión optimizada y mejorada de lo que ya tienen en su portfolio.
El mercado HPC es el objetivo de Intel con sus GPUs
Al igual que ocurre en el mundo de la automoción, donde la tecnología de los coches de Formula 1 acaba con el tiempo en los coches de calle, toda tecnología desarrollada para los superordenadores termina siendo aplicada en los ordenadores domésticos.
Es por ello que conseguir contratos de cara a la construcción de enormes superordenadores es muy importante par los fabricantes, siendo uno de los retos que han aparecido en los últimos años es conseguir llegar a 1 ExaFLOP de potencia, lo cual requiere la combinación estrecha entre CPU y GPU, así como de las interfaces que comunican ambos con la memoria.
Es en este punto donde el desarrollo de la tecnología Intel Xe es importante, es por ello que la primera presentación con cara y ojos que hicieron tuvo relación con el Intel Xe HPC, el cual está íntimamente ligado con el superordenador Aurora.
Hay que tener en cuenta que de cara a la computación de alto rendimiento lo que se hace es separar los procesos en dos tipos: por un lado, los que son fácilmente paralelizables que son ejecutados e las GPUs, mientras que por el otro tenemos los que funcionan en serie y dependen del rendimiento en serie donde las CPUs son mejores.
Es en el rendimiento en paralelo a través de GPU donde en estos momentos Intel pierde si o si, ya que no disponen de una GPU lo suficientemente rápida para ello. Es más, no disponen de una GPU que sea competitiva en Inteligencia Artificial y computación de alto rendimiento, un mercado en el que NVIDIA se ha sentado en su trono con vara de hierro.
¿Y que hay del mercado gaming?
El hecho de que no hayamos visto aún las Intel Xe HPG de ninguna forma y no sean más que un producto en un mapa de ruta es lo que nos confirma que la estrategia de Intel no pasa en competir de tu a tu contra las RTX 3000 de NVIDIA y las RX 6000 de AMD, las cuales ya se encuentran en esos momentos en el mercado.
El motivo de ello, es que a desconocimiento en estos momentos del rendimiento del Intel DG2 en el que se basarán los Intel Xe HP y HPG, por el momento tenemos que el rendimiento de la arquitectura Intel DG1 esta por detrás de lo que ofrecen AMD y NVIDIA en igualdad de condiciones.
Es más, la arquitectura Intel Xe HP parece estar más planteadas de cara a ser la competencia de los AMD Instinct y NVIDIA Tesla que no frente a las Radeon y las GeForce. Mientras que si los rumores del Intel Xe HPG son ciertos entonces estaríamos ante una tarjeta de gama media de la que desconocemos casi todo y que tiene una enorme cuesta arriba con tal de superar a las revisiones de 2021 de las RTX 3000 y las RX 6000.
Si miramos la presentación en el HotChips de la arquitectura Intel Xe veremos como Intel marca como opcionales unidades que son indispensables para renderizar gráficos a tiempo real.
El hecho de que Intel tenga ya lista la Intel Xe HP, pero no hayamos visto el Intel Xe HPG. al menos por el momento, es lo que nos hace pensar que la motivación de Intel en sacar sus propias GPUs no se encuentra en el mercado de las tarjetas gráficas para gaming como muchos imaginan.