Un tema recurrente en el mundo del hardware y de los dispositivos electrónicos en general es la llamada obsolescencia programada, un «fenómeno» mediante el que los aparatos están programados para fallar en cuanto se termina su periodo de garantía con el objetivo de forzar a los usuarios a comprar dispositivos nuevos. ¿Es esto una realidad, o es más bien un mito o leyenda urbana? En este artículo vamos a ahondar en el tema para explicarlo.
«La obsolescencia programada u obsolescencia planificada es la programación del fin de la vida útil de un producto de modo que, tras un periodo de tiempo calculado de antemano por el fabricante durante la fase de diseño, este se torne obsoleto, no funcional o inútil». Esta es la definición de la obsolescencia programada, que viene a decirnos esencialmente que los dispositivos están diseñados para fallar cuando se termina su garantía.
¿Existe la obsolescencia programada?
Vamos a ser directos: este fenómeno es un mito, una leyenda urbana pero que tiene mucho fundamento y es normal que se generen sospechas por parte del usuario, y en seguida os vamos a explicar por qué. En todo caso, para empezar os diremos que si un dispositivo estuviera programado para fallar en un momento determinado para quedar inutilizado y forzar al usuario a enviarlo a reparación o comprar uno nuevo, ¿no creéis que los analistas ya se habrían dado cuenta?
Imaginad por ejemplo que un procesador de PC estuviera programado para fallar 2 años tras su compra, justo cuando se termina su periodo de garantía. Con la cantidad de hacker éticos, expertos en seguridad y demás que analizar el micro código de éstos, se habrían dado cuenta rápidamente de una programación de este tipo, ¿no creéis? Además, cualquier componente o dispositivo electrónico puede llegar a durar muchísimo tiempo independientemente de cuál sea su periodo de garantía, siempre y cuando se haya «tratado bien» y se le haya dado un mantenimiento adecuado.
No obstante, no es de extrañar que esta leyenda urbana haya surgido, ya que muchos dispositivos parecen propensos a fallar en cuanto se termina su periodo de garantía, o al menos a tener un funcionamiento inadecuado. Por ejemplo, Apple es una de las empresas más acusadas de obsolescencia programada porque pasadas algunas generaciones sus dispositivos empiezan a funcionar muy mal, especialmente en términos de rendimiento, y aunque se ha visto que esto es porque las nuevas versiones del sistema operativo las van optimizando para el hardware de los últimos dispositivos que han salido al mercado, como decimos no es de extrañar que esto desate las sospechas de los consumidores.
La obsolescencia tiene que ver con la garantía
A pesar de que en Europa la ley del consumidor establece que cualquier fabricante debe dotar a su producto de, como mínimo, 2 años de garantía, la realidad es que cuando un fabricante le da cierta garantía a su producto este periodo está más que estudiado. El fabricante conoce bien su producto y su durabilidad, así como los potenciales fallos que puede encontrarse en los mismos, y en base a eso le asigna un determinado periodo de garantía.
Por ejemplo, es habitual que un SSD tenga entre 3 y 5 años de garantía porque el fabricante ha calculado que con una utilización intensiva esa es su vida útil, pero todos sabemos que con una utilización normal un SSD dura muchos más años. Hay fuentes de alimentación que tienen 7, 10 e incluso 12 años de garantía, y eso es así porque el fabricante está muy seguro de que su producto es bueno y va a durar todo ese tiempo sin fallar. Sin embargo, por supuesto pueden producirse fallos antes o después de este periodo de garantía, y esta probabilidad de fallo está determinada por la Campana de Gauss.
La Campana de Gauss es una función matemática que, traducida a palabras que todos entendamos, define que un dispositivo es más propenso a fallar al principio o al final de su vida útil. Es decir, cuando compras una fuente de alimentación con garantía de 7 años, cuando tiene más probabilidades de fallar es durante los primeros meses de uso (por defectos de fabricación, por ejemplo) o pasados esos 7 años que dice el fabricante, porque es la vida útil que han calculado previamente en su producto.
Con esto queremos deciros que no es que haya una obsolescencia programada que hace que los dispositivos fallen cuando se les termina la garantía, sino que las garantías están calculadas para conocer la vida útil del producto con una utilización intensiva, de manera que si fallan antes de ese periodo lo más probable es que tuvieran un defecto de fábrica y obviamente el fabricante tendrá que hacerse cargo de subsanar el problema, pero no es porque hayan programado el dispositivo para fallar cuando termina la garantía para que los consumidores tengamos que comprar uno nuevo.