No cometas estos errores cuando selecciones tus componentes para tu PC gaming

Ha llegado el día. Por fin has conseguido ahorrar todo lo que necesitabas para poder montarte un nuevo PC gaming. Y ya vas a poder encargar todos los componentes que necesitas para construir el PC gaming más potente del Universo. Sin embargo, es en este momento cuando la mayoría de usuarios suelen cometer varios errores que les llevan a gastar más dinero del que realmente necesitarían. Si seguís nuestros consejos, de seguro que os ahorraréis un buen pellizco de euros.
Solo porque estés a punto de montar un PC gaming, eso no implica que también te tengas que gastar una fortuna en él. Sí, hay ciertos componentes en los que merece la pena invertir el dinero, porque dicha inversión se traduce en rendimiento extra, y sin embargo hay otros componentes en los que no merece la pena invertir tanto porque el rendimiento que recibiremos a cambio no se corresponderá con el incremento del precio.
A continuación vamos a darte una serie de consejos de cosecha propia para que puedas acertar a la hora de seleccionar los componentes adecuados para tu PC gaming relativos a tu presupuesto, de manera que sepas en qué componentes merece más la pena invertir dinero y dónde no hay que escatimar.
Huid de las tarjetas gráficas «Gaming OC»
Ya hemos comentado muchas veces que, los procesadores y las GPU de una tarjeta gráfica, empiezan su vida como el modelo tope de gama, siempre. Y que luego, según la calidad del silicio de la oblea y de la producción, el resultado final puede ser un modelo de bastante inferiores prestaciones. Lo que queremos decir es que, una tarjeta gráfica «Gaming OC» lo único que puede tener diferente de un modelo más sencillo, es un disipador más elaborado, con más lucecitas y algo de overclock en su núcleo.
Pero lo que desde luego sí que tiene es un precio bastante más elevado. Especialmente, si comparamos su rendimiento con el de un modelo similar pero que no lleve esa designación. Por tanto, lo importante es saber si el incremento de rendimiento realmente merece la pena pagar por él. Que, en la gran mayoría de ocasiones, no es así.
El problema (y aquí es donde se complica todo) es que las tarjetas gráficas no paran de consumir más y más, los algoritmos son más elaborados y afinan más las curvas de MHz/voltaje/temperatura, por lo que entramos en la paradoja de que un modelo con mejor refrigeración logra exprimir más rendimiento que un modelo de gama baja a mismo chip.
Ergo, la tendencia está cambiando poco a poco y quizás en un futuro estemos hablando de que es totalmente recomendable ir a por un modelo Gaming OC.
La frecuencia de la RAM no es tan importante en los juegos
Hay muchas circunstancias en las que la frecuencia de la RAM es muy importante en tu ordenador personal. Pero, precisamente a la hora de jugar, no es una de esas circunstancias.
Esto no significa que debamos de usar una RAM que sea de especificaciones inferiores a las mínimas que da el fabricante. Como mínimo, deberemos de montar ese tipo de RAM en nuestra placa base. La cuestión es que, no vamos a notar un incremento muy grande en el rendimiento de nuestros juegos, si montamos una memoria a 4400 MHz (por poner un ejemplo) en lugar de a 2666 MHz (si se trata de un procesador Intel Core, claro). Como mucho, tendremos un 10% extra en rendimiento, con suerte.
Por tanto, invertir en memoria RAM con frecuencias muy elevadas no representa un incremento en el rendimiento relativo al extra de dinero que pagamos por estas memorias. Esto significa que este dinero extra lo podemos invertir en comprar una gráfica mejor. O una CPU de gama superior. Todo aquello que sea más beneficioso para nuestro nuevo PC gaming.
También hay que tener en cuenta el hecho de cara al futuro más inmediato de que la memoria RAM está jugando un papel cada vez más importante en el mundo de los videojuegos. La RAMCaché es un hecho y las texturas cada vez pesan más, por lo que hay motores que en vez de segmentar dichas texturas en paquetes pequeños, están lanzando paquetes de mayor tamaño aprovechando los mayores anchos de banda logrados.
Por lo tanto y aunque el desembolso de unas RAM muy rápidas no implique un aumento de rendimiento en consonancia al precio, no se las puede perder de vista en según qué juegos.
Los saltos generacionales no suelen traer grandes mejoras en el rendimiento
Algo que siempre se ha achacado a los procesadores de Intel y de AMD es que los saltos entre generaciones no suelen venir con grandes incrementos en el rendimiento. Esto es algo que podemos comprobar nosotros mismos si nos fijamos en análisis de procesadores Intel Skylake y los más modernos Coffee Lake. Sí, es verdad que entre la 1ª y la 2ª Generación Core hubo un incremento de prestaciones bastante grande. Aunque entre la 6ª y la 7ª Generación, dicho incremento no lo fue tanto.
De manera general, los saltos entre generaciones, si traen algún incremento de rendimiento, suele ser de un 5 o 10%. Por supuesto, luego tenemos la excepción, como es el salto entre AMD Zen y AMD Zen 2, cuyo incremento de rendimiento ha sido bastante superior, dado que ha sido un rediseño completo de la arquitectura interna de estos núcleos. Pero, la excepción confirma la regla. El hecho es que, hoy en día, un procesador como el Intel Core i7-6700K sigue siendo un procesador que se desenvuelve con soltura en la mayoría de juegos modernos.
Más núcleos no significa siempre mejor rendimiento en un PC gaming
Aunque la tendencia en el mercado de videojuegos es a aumentar el número de núcleos necesarios para que éstos funcionen bien, algo que no ha cambiado desde el principio es la importancia del IPC del procesador. El hecho es que, hoy en día (y como hemos comentado antes), los procesadores de la gama i7 de Intel relativamente modernos, se siguen pudiendo defender en la gran mayoría de juegos actuales, sin crear mucho cuello de botella. Pero, por otro lado, los procesadores de la gama i5 sí que crean importantes cuellos de botella en los juegos hoy en día.
En el otro extremo de la balanza tendríamos los antiguos procesadores AMD con arquitectura Bulldozer, que sí tenían un elevado número de «núcleos» e hilos, pero cuyo IPC era tan bajo que el rendimiento en juegos sufría de manera bastante considerable.
Como norma, si queréis un procesador para jugar, cuanto mayor sea su IPC, mejor rendimiento tendréis a igualdad de número de núcleos. Algo que es especialmente importante para cualquier tipo de juego. Ahora bien, si buscáis un procesador que también os sirva para trabajar con él, entonces es muy probable que os tengáis que plantear procesadores con más de 4 núcleos y 8 hilos.