Cuando los primeros sistemas de refrigeración líquida AIO comenzaron a llegar al mercado, casi todos los modelos tenían radiador de 120 mm, pero en los tiempos que corren éstos han quedado casi en desuso en favor de sus «hermanos» más grandes, con radiadores de 240, 280, 360 e incluso más milímetros de longitud. Sin embargo, ¿siguen mereciendo la pena las líquidas AIO de 120 mm teniendo las otras opciones?
Casi todos tendremos claro que una refrigeración líquida AIO de 120 mm va a tener, por norma general, un rendimiento inferior que otros modelos con radiadores más grandes por el simple hecho de que éstos cuentan con una mayor superficie en la que poder disipar el calor. Sin embargo, estas refrigeraciones líquidas de pequeño tamaño siguen vendiéndose en la mayoría de tiendas, y dado que su volumen de ventas se ha reducido bastante en favor de los modelos más grandes, su precio ha ido paulatinamente viéndose reducido.
¿Merece la pena una AIO de 120 mm con los procesadores actuales?
El problema del «nicho de mercado» de los kits de refrigeración líquida todo en uno es que casi siempre va orientado hacia usuarios entusiastas, o al menos PC gaming. Este tipo de usuarios busca siempre el mejor rendimiento posible, y por ese motivo casi siempre desestiman modelos de AIO con radiadores «pequeños» como son los de 120 mm ya que los modelos más grandes les proporcionarán, de entrada, un mejor rendimiento.
Además, tampoco cabe duda de que estéticamente queda mejor un radiador más grande puesto que uno de 120 mm por norma general solo lo vas a instalar en la parte trasera de la caja, mientras que modelos más grandes se instalan en el techo o incluso en el frontal de la caja, algo que acompañándolos de ventiladores RGB crean una estética más del estilo gaming al que ya nos hemos acostumbrado.
Como hemos mencionado antes, en términos de rendimiento las refrigeraciones líquidas con radiador de 120 mm están en clara desventaja con respecto a los modelos con mayores radiadores porque tienen una menor superficie en la que disipar el calor y, de hecho, cuentan con uno o máximo dos ventiladores para ello. Sin embargo, a pesar de eso siguen siendo modelos muy válidos para mantener a buena temperatura procesadores que no sean de gama entusiasta, y aunque su rendimiento vaya a ser inferior, la temperatura sigue siendo buena y comparable a grandes disipadores por aire pero con la mejor estética que da una refrigeración líquida AIO.
Es cierto que difícilmente una líquida AIO de 120 mm pueda mantener a buena temperatura un procesador de gama alta o entusiasta que tenga un TDP muy elevado, pero para procesadores «normales» (de gama baja, media e incluso media-alta) tienen un rendimiento sobrado, y ya sabéis que este tipo de disipadores proporciona numerosas ventajas con respecto a los de aire, comenzando por la estética y por el espacio que ocupan.
En cualquier caso, si los fabricantes siguen vendiendo este tipo de productos es porque todavía tienen cabida en el mercado, y respondiendo a la pregunta de si merecen o no la pena, realmente sí que la merecen. Bien es cierto que si tu caja admite radiadores más grandes y tu presupuesto se lo puede permitir vas a tener un mejor resultado en todos los aspectos con modelos de mayores radiadores, pero hay veces en las que no se puede tener todo y hay que elegir.
Al fin y al cabo, ni todas las cajas tienen espacio para poder instalar grandes radiadores (o quizá según hayas diseñado el flujo de aire de la caja te interesa más que haya ventiladores de caja y no un radiador en esa posición) ni todo el mundo puede gastarse el dinero que cuestan, ya que la gran mayoría de modelos que hay en el mercado están por encima de los 100 euros, cuando por 60 ya puedes comprar muchos modelos de 120 mm bastante dignos.