Normalmente, es relativamente fácil el saber y decidir cuándo ha llegado el momento de comprar una nueva tarjeta gráfica o un nuevo SSD pero, ¿qué pasa cuando hablamos de actualizar la placa base? Es el componente de hardware en el que se conecta todo lo demás, y aunque a veces se menosprecia es uno de los componentes más vitales para el buen funcionamiento del PC. Entonces, ¿cómo saber cuándo deberías actualizar o cambiar de placa base? En este artículo vamos a tratar de guiarte al respecto.
Ya hemos mencionado que la placa base es uno de los componentes más importantes del PC porque es donde va conectado todo, pero normalmente es algo que pasa desapercibido y que, de hecho, donde se suele escatimar cuando estás montando un PC por piezas. Al fin y al cabo, mientras sea compatible con el procesador, ¿qué más da? La realidad es bien diferente, y vamos a ver por qué.
Actualizar la placa base para cambiar de plataforma
El motivo número uno por el que querrías cambiar de placa base es para cambiar de plataforma. Ya sea porque tienes Intel y quieres pasarte a AMD o viceversa, o bien porque tienes una plataforma antigua y quieres pasarte a una más moderna, deberás cambiar de placa base casi con total seguridad aunque sea solo para que sea compatible con el nuevo procesador.
Por supuesto, otro motivo para cambiar de placa que entraría en este ámbito es por el mero hecho de que quieres un procesador más potente. Si por ejemplo tienes una placa base y un procesador que no admiten overclock y quieres pegar el salto, además de cambiar de procesador te va a tocar actualizar también la placa base.
Más memoria RAM, o más rápida
El segundo motivo por el que podrías querer actualizar tu placa base por un modelo mejor o simplemente más moderno puede ser por la memoria RAM. Puede que tu placa actual todavía utilice DDR3 y quieras pegar el salto a DDR4, o simplemente porque tu placa no tiene zócalos suficientes o no admite más cantidad de RAM, este es otro de los factores que podrían conducirte a cambiar de placa base.
Por supuesto, el poder contar con memoria RAM de mayor velocidad también significa que necesitarás una placa base que admita dicha velocidad, o al menos que esté mejor preparada para funcionar a la velocidad de la RAM mediante overclock.
Una tarjeta gráfica más potente
Mejorar el procesador o la memoria RAM está muy bien, pero si lo que buscas es mejorar el rendimento en juegos entonces necesitarás una tarjeta gráfica más potente. Y a este respecto, ¿qué tiene que ver la placa base? Para empezar, en los zócalos PCI-Express y su versión; si tienes una placa que todavía usa PCI-Express 2.0, no estarás aprovechando todo el ancho de banda de las tarjetas gráficas modernas, pues como sabrás ya hay gráficas AMD que soportan PCI-Express 4.0 incluso.
Por supuesto también hay que tener en cuenta si por ejemplo tienes una gráfica que es moderna y simplemente quieres añadir otra en SLI / CrossFire, ya que es algo que no podrás hacer si la placa base no es compatible o no cuenta con los zócalos suficientes para hacerlo.
Actualizar la placa base para mejorar la conectividad
Si tienes una placa base antigua, seguramente no cuentes con los nuevos estándares como USB 3.1 o zócalos M.2 PCIe para SSDs NVMe. Si los SSD SATA ya supusieron en su momento un incremento notable de prestaciones en el equipo, los SSDs PCIe lo suponen todavía más, así que desde luego pueden ser un motivo para plantearse actualizar la placa base a una mejor o más moderna.
Por otro lado, lo mismo supone la conectividad USB. Ya USB 3.0 supone una enorme mejora sobre USB 2.0, y los nuevos estándares son todavía más rápidos, por no hablar de los conectores USB-C que cada vez usan más dispositivos. Además, por supuesto, tu nueva placa base podría contar con más cantidad de USB, que nunca sobran al final.
Partes dañadas o que no funcionan
Finalmente, otro de los motivos que te puede llevar a querer cambiar de placa base es que tengas problemas con la actual. No es raro que con el tiempo fallen los zócalos PCI-Express o algunos puertos USB, así que comprar una placa nueva es la solución más directa para dejar de tener estos problemas.
Si este es tu caso, de hecho, deberías cambiar la placa base cuanto antes porque en el momento en el que falla alguna de sus partes los problemas suelen venir encadenados.
Tener características que antes no tenías
Un ejemplo ya lo hemos puesto antes con los SSD en formato M.2, que son relativamente nuevos y entregan un rendimiento muy superior incluso que los SSDs SATA. No obstante, no es el único motivo para cambiar de placa, porque quizá quieras otras nuevas características, como una tarjeta de sonido integrada con más canales, puertos Tunderbolt 3, etc.
Cada nueva generación de placas base suele traer consigo muchas de estas características (además de ser compatibles con nuevos procesadores), que poco a poco van sumando y cuando vas a saltar 4-5 generaciones, el salgo de prestaciones termina siendo muy grande hasta el punto de que ya te merece la pena actualizar la placa base por ellas.
En definitiva, por norma general no necesitarás actualizar tu placa base salvo que quieras cambiar de plataforma, quieras características que ahora no tienes, o pretendas mejorar otras piezas de hardware y necesites compatibilidad. En cualquier caso, este importante elemento de hardware del PC suele ser con el que los usuarios somos más reacios a cambiar, y si no hay un buen motivo para hacerlo es algo que dejamos casi siempre hasta cambiar completamente el PC.