Cuando compramos un disco duro o SSD, el fabricante siempre informa de su capacidad: 500 GB, 512 GB, 1 TB… no obstante, una vez que conectamos el dispositivo al ordenador comprobaremos que Windows no nos informa de la capacidad que decía el fabricante, sino bastante menos. ¿Por qué esto es así? Te lo explicamos a continuación.
Por norma general, si tú compras un disco duro de 2 TB, esperas que cuando lo conectas al PC su capacidad sea exactamente de 2048 Gigabytes, pero la realidad es bien diferente y Windows muestra que tiene una capacidad muy inferior, en torno a un 7,5% menos de lo que el fabricante decía cuando te vendió la unidad de almacenamiento. Esto mismo es extensible no solo a los discos duros como tal, sino también a los SSD e incluso a las unidades flash.
Los culpables son los fabricantes
Este «problema» no sucede solo en discos duros y SSD, sino que incluso en pendrives USB o discos externos nos vamos a ver en la misma situación. El motivo de que exista esta diferencia radica en la manera en la que los fabricantes publicitan sus dispositivos con respecto a la manera en la que Windows los utilizan. Por otro lado, también hay una pequeña porción de espacio (overhead) que se pierde cuando le damos formato, y que se utiliza para el sistema de archivos, información de arranque, etc., si bien es cierto que esta parte de espacio que perdemos es muy pequeña.
Para un fabricante de dispositivos de almacenamiento, sea un disco duro tradicional, un SSD o un pendrive USB, un KB (Kilobyte) son 1000 bytes, un MB (Megabyte) son 1000 KB, y un GB (Gigabyte) son 1000 MB. En esencia, si el fabricante dice que un SSD tiene 500 GB, la realidad es que contiene 500 x 1000 x 1000 x 1000 = 500.000.000.000 bytes de espacio. En otras palabras, te dice que tiene 500 GB pero la realidad es que tiene 500.000.000.000 bytes.
Si convertimos esto a la manera en la que Windows lo interpreta (que es la correcta, en realidad), un KB son 1024 bytes, un MB son 1024 KB y un GB son 1024 MB. Así, el cálculo siguiendo el ejemplo del SSD de 500 GB es que tendremos 500.000.000.000 dividido entre (1024 x 1024 x 1024), y el resultado nos da 465.66 y no 500 GB.
500,000,000,000 / (1024*1024*1024) = 465.66 GB
Vamos a ver un ejemplo. A continuación podéis ver lo que Windows detecta en un SSD que el anunciante dice que es de 480 GB de capacidad:
El fabricante dice que este SSD es de 480 GB, pero Windows dice que tiene en realidad 447 GB, por lo que hemos «perdido» 33 GB (y esto es mucho mayor cuanta mayor sea la capacidad de la unidad de almacenamiento). No obstante, si nos fijamos en el apartado de Capacidad, dice que tiene 480.102.928.384 bytes porque como explicábamos anteriormente, el problema radica en cómo anuncian los fabricantes la capacidad del disco duro, que interpretan los múltiplos por 1000 en lugar de por 1024. Y el resultado de esto es que, en este ejemplo, tenemos en torno a 33 GB menos de espacio real frente a lo que nos decía el fabricante.
¿Se puede hacer algo al respecto sobre la capacidad del disco duro?
Lamentablemente, no. Que los fabricantes hayan decidido anunciar la capacidad de esta manera tiene parte de estrategia de márketing y parte de ahorro para ellos en sus procesos de fabricación. Simplemente están interpretando mal una norma que debería ser estándar (como hemos explicado, que 1 MB son 1024 y no 1000 bytes) en su beneficio.
Así pues, tenemos que contar con ello, y saber que cuando por ejemplo compramos un disco duro con capacidad de 1 TB, en realidad vamos a 1000 y no 1024 GB de capacidad. Esto es algo que, para que no fuera publicidad fraudulenta, los fabricantes deberían dejar de hacer, e informar al usuario de la capacidad real que va a tener en su dispositivo. Sin embargo, ya hubo en el pasado denuncias al respecto y los tribunales le dieron la razón a los fabricantes, sentando jurisprudencia, y por lo tanto cualquier reclamación que pudiéramos hacer caería en saco roto.
A modo de curiosidad debéis saber que, en el caso de la memoria RAM, esto no funciona así y si publicitan 16 GB de RAM, tendremos la capacidad real prometida (en este caso, 16.384 MB que son 16 x 1024) y no nos encontraremos con la desagradable sorpresa de que en realidad la capacidad es inferior a lo que debería.
No hay que confundir eso con el llamado sobreaprovisionamiento que tienen muchos SSD de serie y que también resta capacidad al disco, son cosas totalmente diferentes. En el caso de los HDD tradicionales esto no ocurre porque al no incluir celdas de memoria no sufren degradación y por ello no necesitan técnicas como el sobreaprovisionamiento, también llamado AP.
En conclusión: tenemos que conformarnos
Lamentablemente, tal y como hemos explicado la culpa de esta confusión en cuanto a la capacidad del disco duro es íntegramente de los fabricantes, pero como los tribunales les han dado la razón no podemos hacer nada al respecto salvo conformarnos y acostumbrarnos.
De esta manera, cuando compras por ejemplo 16 GB de memoria RAM sabes que la capacidad es exacta y que realmente estás comprando 16.384 MB, pero cuando compras un pen drive de 16 GB (ya que este problema no es solo de los discos duros como tal, sino que también es extensivo a SSD y unidades de almacenamiento flash) en realidad estás comprando 16.000 MB, motivo por el que en cuanto lo conectes al PC el sistema operativo detectará una capacidad sensiblemente inferior.
Esencialmente, lo único que debes hacer es tenerlo en cuenta a la hora de comprar un dispositivo de almacenamiento que no sea memoria RAM: la capacidad real que vas a tener una vez que conectes el dispositivo va a ser sensiblemente inferior a la anunciada por el fabricante, lamentablemente esto es así y no hay nada que los usuarios podamos hacer al respecto salvo conformarnos con lo que hay. Por lo tanto, si por algún motivo necesitas una capacidad de 1 TB, no compres un disco duro de 1 TB porque la capacidad real que vas a tener será inferior, tendrás que ir a un modelo de mayor capacidad para poder cumplir con tus necesidades de almacenamiento.