Muchas de las placas base de nueva generación ya incorporan un puerto RJ45 de velocidad 10 GbE o 5 GbE. Esto conlleva un sobrecoste en términos de controladoras y ancho de banda de la placa base pero, ¿nos aporta alguna ventaja a los usuarios? ¿Es una característica que merezca la pena? Vamos a verlo.
El ancho de banda de los dispositivos de red es cada vez mayor, y si hace algunos años lo más extendido eran las tarjetas de red 10/100, ahora las tarjetas Gigabit (que son 10/100/1000) son el estándar en todas las placas base de PC. Sin embargo, y aunque ya en 2016 pudimos ver algunos modelos de placa base con tarjetas de red 10 GbE sin mucho éxito, ahora los fabricantes están empezando a incorporar estos puertos de conexión de red extremadamente rápidos.
En el entorno empresarial, los 10 GbE (10GBase-T) son algo que se utiliza desde hace muchos años para entornos a los que acceden muchos usuarios de manera simultánea, como servidores de archivos o simplemente empresas con muchos usuarios. Sin embargo, ahora estamos empezando a ver esta tecnología en ordenadores domésticos, y su implementación conlleva un coste en términos de desarrollo, mejores tarjetas de red para que lo soporten, cableado de mayor categoría, y tener que dedicar ancho de banda de la placa base a estos dispositivos. ¿Es esto algo que merezca la pena?
Todo tu entorno doméstico debería ser 10 GbE
Tener conexiones a 10 GbE puede estar muy bien, pero para que pudiéramos sacarle provecho, todo nuestro entorno doméstico y no solo el PC debería tener este tipo de conexión. En otras palabras, necesitaríamos que para empezar el router de la compañía tuviera puertos 10 GbE y no solo Gigabit, como tienen todos los routers de operadora actuales, o tendríamos que invertir en un router que tuviera este tipo de conexión.
Además, esto sería para conectarnos a Internet, pero con las conexiones actuales que las más rápidas apenas llegan a 1000 Mbps, seguiría sin merecer la pena. Ahora bien, si en nuestro hogar tenemos varios ordenadores con esta conexión, y compramos un switch o un NAS que también la tenga, nuestra LAN doméstica sí que sería mucho más rápida que si fuera simplemente Gigabit.
El problema es que sería solo de puertas para dentro, nuestra conexión a Internet no mejoraría en absoluto y, además, tendríamos que invertir un dinero bastante sustancial para poder tener esta infraestructura. Por ejemplo, ya solo para el switch tendríamos que recurrir a modelos profesionales cuyo precio suele ser bastante elevado, por encima de los 500 euros.
En conclusión: es demasiado pronto
Hoy por hoy es demasiado pronto para establecer los 10 GbE e incluso los 5 GbE en el entorno doméstico. El coste es demasiado alto, hay muy poca o casi nula compatibilidad con otros dispositivos, y además incurriríamos en otros perjudicados colateralmente como el ya mencionado ancho de banda total de la placa base.
Es algo que finalmente terminará llegando, de igual manera a como llegaron las conexiones Gigabit en su momento, pero ahora mismo tan solo estamos en el comienzo de esta implantación y tendremos que esperar todavía varios años para poder disfrutar de este tipo de conexiones ultra rápidas de manera estandarizada.
Lo que queremos decir es que evidentemente, estas tarjetas de red aportan claras ventajas en cuanto a ancho de banda y velocidad, pero dada su escasa implantación en el mercado, hoy en día no son una solución viable. Con el tiempo llegará, pero ahora mismo no merece la pena invertir en hardware con este tipo de conectividad porque sería casi tirar el dinero a la basura.