Aunque los que estamos en este mundillo solemos gastarnos bastante dinero en componentes, hardware y periféricos en general, la mayoría de usuarios va con lo justo e intenta optimizar al máximo su equipo. Por norma general, el usuario medio tiene un SSD rápido, pero de pequeña capacidad y al mismo tiempo, un HDD lento pero de gran capacidad. Por ello y sabiendo que esta configuración es el estándar entre usuarios, Intel creó Smart Response, una solución para tener lo mejor de los dos mundos.
¿Por qué limitarnos a tener solo una de las mejoras si tenemos las dos en nuestro PC en distintos dispositivos? Una pregunta que los ingenieros de Intel solucionaron con esta tecnología, la cual forma parte del llamado Intel RST y que es realmente útil.
Intel Smart Response, sácale el máximo partido a tu PC
Según la propia Intel, esta tecnología trata de unir ambos discos de forma lógica en una especie de doble disco que, de hecho, no tiene por qué ser SSD+HDD, sino que se puede incluir también un SSHD, es decir, un disco de estado sólido híbrido.
El cómo funciona es realmente interesante, ya que una vez que hemos instalado en nuestra placa base con chipset Intel el correspondiente driver Intel RST, tendremos que habilitar la aceleración del disco para que Smart Response comience a hacer su «magia». Como explicación rápida podríamos decir que esta tecnología reconoce y almacena automáticamente el software y datos más utilizados en nuestro SSD, pero ofrece como capacidad la que tengamos en el HDD.
En otras palabras, obtenemos el rendimiento del SSD en el tamaño del HDD, por lo que solo tendremos ventajas, sin ninguna contra prestación, puesto que Smart Response almacena en caché módulos de entrada y salida de datos en el SSD. Tendremos su rendimiento por dicha aceleración, ya que los datos más usados o de gran valor como el arranque del sistema, programas o usuarios serán llevados a dicho SSD.
Los datos de menor valor no se guardan
El resto de datos de poca importancia o de gran peso terminan en el HDD, por lo que siempre se prioriza el rendimiento para ambos discos, ya que los accesos al disco duro tradicional se harán en mucha menor medida.
Hay que tener en cuenta que aquí todo gira en torno a la caché, por ello se dispone en el SSD, ya que esos datos son los más valiosos para minimizar los tiempos de acceso, input y output así como la latencia general de las interfaces. Esta tecnología Smart Response solo tiene dos pequeñas limitaciones que hoy en día ya prácticamente son inexistentes: se necesita un SSD de al menos 16 GB de capacidad o un SSHD de al menos una capacidad flash mínima de 8 GB.
Estas limitaciones son tales porque el soporte de esta tecnología como tal es limitado, concretamente hasta los chipsets de la serie 9, ya que a partir de ahí el driver RST no incluye soporte alguno.
Con los volúmenes que manejamos hoy y los dispositivos que hay a la venta, es realmente complicado que encontremos limitación alguna, pero si por casualidad mantienes un SSD o SSHD de dichos tamaños o inferiores, lo ideal sería dar el pequeño salto a la capacidad mínima que puedas encontrar hoy en el mercado, que seguramente será de 32 GB.