La industria avanza y como tal, las empresas hacen lo propio para mantenerse al día. Las que compiten en el mercado de monitores hasta no hace demasiado tiempo han estado usando un parámetro para comparar la velocidad de sus monitores, en concreto GTG. Pero ¿qué expresa y mide este parámetro? y sobre todo, ¿por qué actualmente está en desuso por la gran mayoría de fabricantes del mercado?
Una industria tan caníbal como la de los monitores gaming siempre está buscando una manera de medir y representar la velocidad de sus monitores. El marketing vende y lo saben bien, así que dependiendo del tipo de monitor gaming muchos fabricantes están prescindiendo del parámetro GTG, santo grial de lo que podíamos esperar de un monitor sin tener los datos concretos de una review.
Como ya sabéis, la velocidad o latencia del monitor es muy importante y especialmente en gaming ya que es el tiempo que tarda un píxel en cambiar entre dos colores diferentes. Pero antes de entrar en materia vamos a ver lo básico para comprender el concepto.
GTG, ¿qué es y cómo nos ayuda a comprender la velocidad de un panel?
GTG (también conocido como G2G) es el acrónimo de Grey To Grey y su valor se estipula en milisegundos, ya que es el tiempo que tarda un píxel en cambiar entre dos colores distintos. Este parámetro no tiene nada que ver con el ya visto MPRT, aunque como ya comentamos en su correspondiente artículo ambos están ligados.
Esta especie de simbiosis se entiende desde el momento donde GTG ha terminado su función, es decir, cuando el píxel ha cambiado de color, pero por alguna razón dicho píxel se sigue mostrando visible o estático hasta que el monitor vuelva a refrescar dicho panel.
Una de las preguntas clave es el porqué del propio nombre del parámetro. Y es que hace referencia al color gris y no a cualquiera de los RGB actuales, ¿por qué ocurre esto?
Básicamente porque ninguna pantalla LCD o LED actual muestra subpíxeles RGB, sino que estos son monocromáticos, así que los fabricantes tienen que usar lo que se conoce como filtros de color.
Un alto GTC puede permitir efectos no deseados en nuestros juegos
Como podemos esperar, un cambio muy lento de color entre los píxeles tendrá un impacto negativo en cada monitor, entre ellos el tan temido Ghosting o Blurring. Por lo tanto, se recomienda a la hora de mirar un monitor gaming que su GTG sea, al menos, la mitad del tiempo de actualización de la pantalla.
Por ejemplo, si nuestra pantalla refresca a 60 Hz, el panel tardará 1 segundo entre 60 frames en refrescar (1/60), solo 16,7 ms en cada actualización. Por ello, en este caso los fabricantes intentan ofrecer tasas de GTG menores o iguales a 8 ms.
El problema es que, aunque esto es ideal para el panel, el ojo humano es capaz de apreciar estas diferencias y por lo tanto, cuanto menor sea el GTG mejor sensación de calidad general tendrá. En general, se indica que el GTG debería de ser una fracción muy pequeña de cada ciclo de actualización para evitar todos los efectos descritos.
Lo ideal para cualquier monitor gaming del mercado son cifras de GTG inferiores a 4 ms, ya que los ojos más entrenados pueden apreciar en según qué monitores valores por encima de solo 1 ms.
Por lo tanto, lo ideal es optar por monitores gaming con altas tasas de hercios en su panel, principalmente porque nos aseguramos un menor tiempo de visibilidad de píxeles debido a que el fabricante tiene que introducir cada vez tasas menores de GTG si quiere mantener a su panel fuera del tan temido desenfoque de movimiento.