Seguramente, muchos de vosotros hayáis escuchado hablar de los backplate, especialmente cuando se habla de disipadores para CPU y tarjetas gráficas. ¿Es un elemento meramente estético? ¿Sirve para rebajar la temperatura? ¿Sirve de algo realmente? ¿Es mejor una tarjeta gráfica que lo tiene que otra que no? En este artículo vamos a definir lo que es este componente, pero más importante todavía te vamos a contar cuál es su función y qué características tiene.
Quien más y quien menos sabe lo que es un backplate: esa pieza generalmente metálica que cubre la parte trasera de las tarjetas gráficas. En el ámbito de los procesadores, también se llama backplate a la pieza que se instala por detrás del socket y que sirve para repartir el peso del disipador de manera que no dañe la placa base, pero en este caso su función está muy definida y no vamos a entrar en ella.
¿Cuál es la verdadera función de un backplate?
La respuesta a esta pregunta es que depende. Inicialmente en muchos modelos el backplate tenía una doble función: por una parte, una función estética (y ésta sigue presente hoy en día como es obvio), pero también para dotar al conjunto de la tarjeta gráfica de una mayor rigidez, algo especialmente útil en gráficas muy largas para evitar que se pueda doblar. En los últimos modelos de tarjetas gráficas, que llevan chips de memoria instalados en la parte trasera, el backplate ha adquirido una tercera función, que no es otra que ayudar a refrigerar estos componentes de la parte trasera del PCB, aunque sea de forma pasiva.
Por este motivo, al desatornillar el backplate de una tarjeta gráfica moderna podremos ver que cuenta con masilla térmica (que no pasta), un compuesto sólido y gomoso que sirve para fomentar la transferencia de calor precisamente desde los chips hasta el backplate, que al ser metálico y con una gran superficie mejora notablemente la temperatura.
En los últimos modelos de tarjeta gráfica esto ha ido más allá, puesto que incluso con PCBs cortos el fabricante ha hecho el disipador más largo para que sobresalga por detrás de manera que un ventilador no «choque» con el PCB y refrigere directamente esa porción del PCB, rebajando así su temperatura y fomentando una mejor disipación de calor de los chips. Esto lo hemos visto sin ir más lejos en las RTX 3070 Founders Edition de NVIDIA.
Así pues, aunque inicialmente la función del backplate era simplemente estética y para dotar a la gráfica de una mayor rigidez, en las últimas generaciones de tarjetas gráficas se ha añadido también la función de hacer las veces de disipador pasivo (y activo en algunas como la RTX 3090, recordemos), por lo que su importancia se ha acentuado.
En algunos casos, de hecho, el backplate sirve únicamente para atornillar el disipador de la tarjeta gráfica, o al menos hacer que éste se asiente mejor si es demasiado grande.
¿Es mejor una gráfica con backplate que sin él?
Generalmente, cualquier tarjeta gráfica a partir de la gama media ya lleva un backplate instalado precisamente por todas estas funciones que os hemos descrito más arriba. Las gráficas que no lo llevan no es que sean peores por no llevarlo, es que no lo necesitan y por lo tanto pueden vivir sin él. ¿Sería mejor la misma gráfica si llevara backplate? Probablemente sí, ya que tendría una mayor resistencia a la torsión por el peso y además si tiene chips en el PCB por la parte trasera, éstos estarían a una mejor temperatura.
No obstante, sigue habiendo muchas tarjetas gráficas que no necesitan un backplate y sin embargo lo llevan, meramente para dotar a la gráfica de otra estética, como vimos por ejemplo en la GTX 1070 GamingZ de MSI, como podéis ver en la galería de arriba.