Ahora que la SONY PS5 ya está en la calle, hemos podido ver y comprobar las cualidades de la nueva generación de su mando, llamado DualSense, así que es inevitable el realizar esta comparativa en la que vamos a ver sus características comparadas con el controlador de anterior generación, el DualShock 4 de PS4. ¿Cuánto ha avanzado la tecnología de SONY con respecto al mando? ¿Los cambios son meramente estéticos o estamos verdaderamente ante un mando de nueva generación? Vamos a verlo.
Cuando SONY mostró por primera vez el nuevo mando DualSense llamó bastante la atención por su diseño futuristas, casi al estilo Apple, con contornos muy redondeados y un claro contraste de color en el que se ha añadido el blanco, único color en el que por el momento SONY ofrece su mando de nueva generación. Pero internamente también encontramos nuevas características y tecnologías, así que vamos a echar un vistazo más en profundidad para ver qué es lo que nos aporta este nuevo mando que, todo sea dicho, también se vende a un precio bastante superior al del DualShock 4 original de la marca.
DualSense y DualShock 4, características y diferencias
DualSense PS5 | DualShock 4 PS4 | |
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Dimensiones | 160 × 66 × 106 mm | 161 x 57 x 100 mm |
Peso | 280 g | 210 g |
Conexión | Inalámbrica Bluetooth | Inalámbrica Bluetooth |
Carga | Cable Micro USB | Cable USB-C |
Batería | Li-ion 1560 mAh | Li-ion 1000 mAh |
Autonomía (según fabricante) | 15 horas | 8 horas |
Micrófono | Incorporado | No |
Altavoz | Incorporado | Incorporado |
Panel táctil | Sí | Sí |
Vibración | Háptica | Normal, dos motores |
Gatillos | Adaptativos | Normales (potenciómetro en L2 y R2) |
Para empezar, cabe mencionar que el DualSense es sensiblemente más grande y pesado que el DualShock 4, y al contrario de lo que eso pudiera parecer esto hace que el mando se sienta mucho más cómodo en la mano, más al estilo del mando de Xbox (pero manteniendo el diseño simétrico de los joysticks) alabado por todos por su buena ergonomía. Los agarres han sido mejorados, y ahora en lugar de ser una mera superficie rugosa tienen los característicos símbolos de los botones de la consola, algo que le da un toque de personalidad.
Estos detalles se pueden ver también en la textura de los joysticks, que ahora pasan a tener dos tipos de material para diferenciar la parte interna de la externa, haciendo que la interna sea más blanda y la externa con mejor agarre. Habría que dedicarle muchas horas de uso al mando para poder discernir si esto es un cambio a mejor o a peor, pero desde luego es un cambio.
La botonera y el D-Pad siguen siendo iguales técnicamente hablando, no son botones ni mecánicos ni con feedback táctil, algo que habríamos echado de menos en un mando de 70 euros como es el DualSense. Sí que cambia su estética pero, a pesar de tener un aspecto «transparente» en el DualSense, tampoco son botones retroiluminados como sí que sucede en algunos mandos de terceras marcas.
El panel táctil ahora no es puramente rectangular sino que se ensancha por la parte superior, haciendo que sea un poco más grande que en el DualShock 4. Además, la iluminación del mando ya no se encuentra solo en la parte superior del panel táctil y en la barra de luz trasera, sino que se extiende por el perímetro del panel táctil dándole un toque de color más elegante al mando.
Técnicamente esto no es algo que importe mucho salvo en la autonomía de la batería, ya que como os podréis imaginar más luz implica un mayor consumo y, por ende, una menor autonomía de batería, si bien es cierto que la batería del DualSense es un 56% más grande que la del DualShock 4 (y por eso en parte el mando también es más pesado) y su autonomía estimada en condiciones óptimas ha pasado de 8 a 15 horas, casi el doble. Habrá que ver si a la hora de la verdad esto se cumple o no.
Por supuesto, hemos de destacar otro aspecto importante y es que si bien el DualShock 4 incorporaba un altavoz integrado en el mando que servía de complemento en algunos juegos, en el DualSense además del altavoz encontramos micrófono, algo de lo que carece el DualShock 4. Igualmente, el mando de la PS4 tenía vibración a través de dos motores, uno situado en cada uno de los agarres tubulares, mientras que el mando de la PS5 tiene vibración 3D háptica para una experiencia de juego más inmersiva. Habrá que ver cómo aprovechan los desarrolladores esta funcionalidad en los juegos, ya que a fin de cuentas depende de éstos la implementación de la vibración.
Por último pero no por ello menos importante, debemos hablar de los gatillos (R2 y L2). Los del mando de PS4 son potenciómetros, lo que nos permite controlar la intensidad de las acciones según lo apretemos más o menos. En el DualSense SONY ha llevado esto un paso más allá y los gatillos son adaptativos con resistencia y feedback háptico, mejorando todavía más la inmersión en los juegos.
¿Es el DualSense un mando next-gen?
Técnicamente es innegable que SONY ha trabajado mucho para meter muchas mejoras en el mando de su consola de nueva generación, y estas son evidentes más allá del diseño del propio mando. La ergonomía ha cambiado ligeramente y ahora es mejor que antes, de eso no nos cabe duda, y la mejora en cuanto a la autonomía de la batería amén del lanzar (aunque vendido por separado) un docking de carga para mandos es algo que los gamers van a agradecer sobremanera, al igual que la inclusión del micrófono en el propio mando para evitar tener que usar accesorios externos para comunicación.
Otras mejoras como los gatillos adaptativos y la respuesta háptica tanto de éstos como la vibración son, bajo nuestro punto de vista, algo que sí que marca la diferencia, y será interesante ver cómo los fabricantes intentan plasmar esta tecnología en sus propios modelos. El mando DualSense de PS5 es muy superior al DualShock 4 de PS4 técnicamente hablando, y respondiendo a la pregunta, consideramos que sí, es un mando digno de llamarse de próxima generación.