Cada día que pasa, se hace más y más difícil el pensar en adquirir un ordenador para jugar. Las tarjetas gráficas no es el único componente que ha subido de precio, hay otros que se han encarecido y los que están por llegar. Nuevas informaciones apuntan a que las placas base Intel B760 serán un 10% más caras que las B660.
La pandemia de la COVID generó una subida de precios de los ordenadores y sus componentes por la elevada demanda. Hemos dejado atrás ese tiempo tan malo, pero los componentes y ordenadores se han encarecido. Parece que vamos hacía un mercado elitista y altamente excluyente.
Placas base de gama media más caras
Según las últimas informaciones, las placas base de Intel para los procesadores Raptor Lake se encarecerán un 10%. Concretamente, se habla que las placas base con chipset B760 serán sobre un 10% más caras que las basadas en el chipset B660. El motivo no sería otro que diferenciar ambas generaciones de placas base, ya que ambas admiten los procesadores Raptor Lake.
No existen diferencias sustanciales entre ambos modelos de placas base, más allá de algunos cambios en las líneas PCIe. Las placas base con chipset B760 tendrán solo cuatro carriles PCIe Gen3, frente a los actuales ocho que ofrecen las B660. Por otro lado, se pasa de los seis carriles a los diez carriles PCIe 4.0 con las nuevas placas.
Destacar que las placas base con chipset «B-Series» están destinadas a la gama media, haciendo el hardware más accesible. Que Intel encarezca el precio de estos componentes, realmente, no tiene mucho sentido cuando no hay cambios relevantes. El aumento en las líneas PCIe 4.0 no supone una mejora sustancial que justifique el precio.
Indicar que algunas placas base B660 de manera nativa por BIOS ya admiten los procesadores Raptor Lake. Esto hace que pierda sentido el adquirir una placa base B760, siendo más caras y aportando poco o nada. Algo que a su vez genera un problema a los fabricantes de placas base, que deberán ver cómo dar salida a estos nuevos productos.
Posiblemente se modifiquen las fases de alimentación, ampliándolas o mejorándolas ligeramente. Se puede optar también por ampliar la conectividad, aunque tampoco es muy interesante. Lo más normal es que veamos simplemente cambios cosméticos en las placas base.
Mercado quemado por lanzar refritos años tras año
El mercado de hardware esta sobredimensionado y muy mal gestionado. La obsesión de lanzar cada año nuevos componentes se ha vuelto absurdo y tenemos auténticas aberraciones. El caso más claro son las NVIDIA RTX 40, más caras que la generación anterior y con un consumo desmedido. Han metido diferentes tipos de núcleos con calzador, sin pensar en nada más.
Realmente, no tiene sentido cambiar de componentes cada año, ni tan siquiera cada dos años. La única cosa buena que tienen las consolas es el hardware cerrado que permite optimizar, en teoría, mejor los juegos. Estaría bien reducir el ritmo de lanzamiento de componentes y que las desarrolladoras realmente hagan su trabajo y optimicen los juegos.
Se ha convertido en un mercado ilógico y surrealista que está apartando a muchos usuarios. Parece que los ordenadores se quieren relegar a sistemas de trabajo y/o estudio y que solo unos pocos «privilegiados» adquieran sistemas para jugar y el resto opte por consolas. Al menos, esa es la sensación que da.