A pesar de todos los avances tecnológicos que tenemos hoy en día en cuestión de periféricos, hay un segmento del mercado donde parecen tener dificultad a la hora de asentarse. Se trata de los periféricos gaming inalámbricos. En este segmento, la oferta de modelos es considerablemente más reducida que la de sus contrapartes con cables.
El uso de periféricos inalámbricos es una realidad que cada vez está más presente entre los usuarios. Especialmente entre aquellos que prefieren tener su escritorio lo más despejado posible de incómodos cables de por medio. Tanto los teclados, los ratones, los auriculares o hasta las impresoras tienen versiones de estos modelos que soportan su correspondiente estándar inalámbrico de transmisión de datos. De hecho, modelos inalámbricos de cada uno de estos periféricos ya se podían encontrar en el mercado hace entre 15 o 20 años, de igual manera que los ratones (las impresoras inalámbricas tardaron algo más de tiempo en popularizarse en el mercado).
Sin embargo, a pesar de todo esto y de todo el tiempo transcurrido, el segmento de los periféricos gaming es uno que se sigue resistiendo bastante a dar el paso hasta llegar a ser periféricos gaming inalámbricos. Algo que es especialmente verdad cuando hablamos de periféricos como los teclados, cuya oferta en el mercado es prácticamente inexistente (y a unos precios realmente prohibitivos para la gran mayoría de usuarios)
Los periféricos gaming inalámbricos suelen introducir más latencias
Si hay algo que un buen periférico gaming no puede tener son las latencias. Sin embargo, ya el solo hecho de tener una conexión inalámbrica ya es algo que, de por sí mismo, ya está introduciendo latencias en las conexiones de datos entre el periférico y el ordenador. Cierto es, también, que los fabricantes de periféricos, poco a poco van introduciendo mejoras en ese aspecto, para que estas latencias sean las mínimas para los usuarios. Y, sinceramente, un usuario normal podría sobrevivir con el tipo de latencias que tienen los periféricos inalámbricos normales. Sin embargo, aquellos usuarios que emplean este tipo de componentes en competición, no se pueden permitir ese tipo de lujos para sus equipos gaming.
Tampoco podemos pasar por alto el tema de la autonomía de las baterías. Si bien es cierto que la mayoría de periféricos gaming inalámbricos se pueden recargar empleando un cable que se conecta a un puerto USB del ordenador, lo que permite que el usuario pueda seguir empleando su periférico a la vez que lo recarga. También es verdad que la autonomía de este tipo de periféricos es varios órdenes de magnitud inferior, si la comparamos con la autonomía de sus contrapartes normales de escritorio. Esto se debe a que su tasa de muestreo y la resolución de estos periféricos inalámbricos gaming suele ser muy superior a la del resto de periféricos, lo cual va en detrimento de la vida operativa de las baterías que emplean. Baterías que son fijas (no se pueden reemplazar). el hecho es que, si empleamos este tipo de periféricos con todas las opciones de iluminación al máximo y una alta resolución, la vida de la batería disminuye de manera bastante acusada.