Por qué una refrigeración líquida AIO es peor que un disipador por aire
La refrigeración líquida AIO llevan ya un tiempo entre nosotros, y parece que se quieren imponer a los tradicionales disipadores por aire. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce al respecto de este tipo de refrigeración, dado que, al final, tienen más inconvenientes que ventajas, especialmente cuando las comparamos con los disipadores por aire.
La refrigeración líquida AIO lleva cogiendo posiciones entre los entusiastas desde hace ya años. El hecho es que, muchos de los ordenadores pre ensamblados ya suelen venir con uno de estos kits montados de serie. Y eso no es algo malo… en teoría. Y es que, no estamos para nada convencidos que este tipo de refrigeración sea la maravilla que los fabricantes nos quieren hacer creer. Pero no es porque rindan mal cuando los comparamos los unos con los otros. Eso para nada es así. Pero hay muchas más cosas que tener en cuenta a la hora de hacer una comparativa, para que esta sea veraz.
Ya que estamos con las temperaturas, vamos a empezar con ellas. Dependiendo del modelo (como es obvio), la refrigeración líquida AIO suele proporcionar algunos grados por debajo de lo que suelen proporcionar los disipadores por aire tradicionales. Al menos, en el caso de las AIO con dos ventiladores. En el caso de las que emplean un solo ventilador, esta afirmación es, más bien al contrario: los disipadores por aire (también dependiendo del modelo) suelen rendir mejor que las AIO.
Podemos seguir con el consumo eléctrico. Una AIO va a consumir siempre más que un disipador por aire dado que, independientemente del número de ventiladores que emplee, siempre va a tener que mover una bomba de agua.
La refrigeración líquida AIO tiene un montaje más complejo que el disipador por aire
Luego está el tema del montaje. Obviamente, este aspecto puede depender bastante de cómo de habituado esté el usuario a la hora de montar sistemas de refrigeración, ya sea por aire o líquido de circuito cerrado. Sin embargo, como norma, el montaje de un disipador por aire suele ser bastante más sencillo que el de una refrigeración líquida AIO, dado que en esta, no solo has de montar el bloque de agua, sino que también has de buscar un lugar para instalar un radiador, e instalarlo. Y hacer esto no siempre es tan sencillo como pudiera parecer en un primer momento. Muchas veces nos veremos obligados a montar el bloque de agua con el radiador ya instalado dentro de la propia caja, algo que no suele ser sencillo.
También está el tema de la sonoridad. Y es que la gran mayoría de AIO del mercado son notablemente más sonoras que sus contrapartes refrigerados por aire. No ya solo por el ruido que emiten el o los ventiladores que emplean al funcionar (que suele ser elevado), sino porque también hay que sumarle el sonido que emite la bomba de agua al funcionar.
Aparte de los ventiladores, en una refrigeración líquida AIO también puede fallar la bomba del circuito cerrado. Pero, a diferencia de lo que sucede con los ventiladores, generalmente no os daréis cuenta de ello hasta que el procesador comience a sobrecalentarse por el calor que no se evacua de ninguna manera. Y, por supuesto, si la AIO ya está fuera de garantía, solo os queda la opción de tirarla, dado que ese tipo de bombas no se venden sueltas ni se pueden sustituir.
Finalmente está el tema del precio. Un excelente disipador por aire no llegará a los 100 €, mientras que, por ese precio, la AIO que te vas a poder comprar no va a dejar de ser un modelo de gama media y que va a rendir igual que un disipador por aire que cueste la mitad.
Así que, nuestra opinión es que, si realmente queréis refrigerar con líquido vuestro ordenador, emplead una auténtica refrigeración líquida de circuito abierto. Las AIO son una especie de «quiero y no puedo» que lo único que van a ofrecernos es una mejor estética, pero que, a la hora de la verdad, no merecen la pena.