A nadie le cabe duda de que poco a poco la tecnología va avanzando cada vez más, y cosas que hace diez años nos parecían imposibles ahora son cotidianas. No obstante, desde la llegada de los SSD comerciales al mercado el hardware de PC no ha vivido ningún gran salto, sino que solo estamos viviendo pequeñas mejoras que llegan poco a poco y que sí, son mejoras, pero ninguna puede considerarse una revolución como lo fueron los SSD en su momento. ¿Cuándo viviremos el próximo gran salto en la industria del hardware para PC y en qué consistirá?
Cuando los SSD comerciales llegaron al mercado por primera vez supusieron una auténtica revolución en la industria del hardware de PC, ya que multiplicaron la velocidad de carga de las aplicaciones y juegos, así como la velocidad de arranque del PC en sí mismo. Sin embargo, desde entonces hemos visto muchísimas mejoras que han ido mejorando el rendimiento poco a poco, paso a paso, pero nunca nada comparable que podamos decir que haya sido toda una revolución.
¿Cuál será el próximo gran salto en el hardware de PC?
Son muchísimos los candidatos de los que se habla, pero realmente hay bastantes dudas con respecto a si supondrán un gran salto o no. Por ejemplo, tenemos a las puertas la memoria RAM DDR5 que duplicará el ancho de banda, pero esta RAM supondrá una evolución y no una revolución ya que esencialmente tendremos lo mismo que hasta ahora pero con mejor rendimiento, ni más ni menos.
En cuanto a los procesadores, también han ido mejorando y evolucionando y cada vez proporcionan un mayor rendimiento a base de más núcleos, más velocidad de reloj, aumento de IPC y procesos de fabricación más pequeños y eficientes. Sin embargo nos encontramos con la misma situación que con la memoria RAM, simplemente tenemos lo mismo que cada vez es más potente, por lo que son una evolución y no un gran salto en el hardware de PC.
Hay otros candidatos a este respecto, como el hardware molecular, los procesadores cuánticos o los coprocesadores con inteligencia artificial. En cuanto a los dos primeros, la tecnología todavía está muy lejos de poder presentar resultados tangibles y reales y por lo tanto a pesar de que son candidatos que se postulan a representar un gran salto en la industria del hardware, realmente estamos demasiado lejos como para saberlo a ciencia cierta. Respecto a la inteligencia artificial sí que es cierto que casi todos los fabricantes están haciendo un gran hincapié en ello, pero las mejorías no son lo suficientemente notables, al menos no por ahora.
Hay muchos más candidatos en otros ámbitos, por supuesto, como por ejemplo las baterías de estado sólido que prometen ser una auténtica revolución en la industria de los ordenadores portátiles y smartphones. Estas baterías tienen mucha más autonomía, no sufren desgaste y son más seguras, y cuando termine su desarrollo sí que podrían resultar ser un gran salto de prestaciones en este tipo de dispositivos, siempre y cuando su precio lo permita.
Uno de los mayores impedimentos que tiene ahora mismo la industria del hardware es la miniaturización, que parece haber llegado a su límite, con el añadido de que como cada vez los dispositivos son más pequeños resulta más complicado disipar el calor que generan de manera eficiente. Hace poco han conseguido crear heat pipes mejorados con grafeno que proporcionan 3,5 veces más eficiencia en la transmisión de calor, y esto sí que podría resultar un gran salto de prestaciones ya que permitiría disipadores más pequeños, o de igual tamaño pero muchísimo más efectivos, lo que permitiría seguir mejorando la miniaturización.
En cualquier caso, todo esto de lo que os hemos hablado hasta ahora suponen evoluciones y, en algunos casos, revoluciones y grandes mejoras, pero no grandes saltos. Un gran salto supondría que se cambie completamente la forma de fabricar procesadores y que en lugar de intentar integrar un mayor número de transistores en el mismo espacio dieran con la tecla para que otro dispositivo completamente diferente consiguiera hacer lo mismo. A partir de ese dispositivo, llegarían sus evoluciones y mejoras partiendo de cero, pero ya habría supuesto un gran salto de prestaciones.
Lo que parece claro es que a pesar de lo que avanza la tecnología y los esfuerzos de los investigadores y fabricantes, parece que hemos llegado a un punto muerto en el que todo se ha estancado; se consiguen mejoras, pero auténticas revoluciones que proporcionen un gran salto a la industria parecen demasiado lejos todavía, ya que en muchos ámbitos hemos llegado al límite de la tecnología, al menos aparentemente, como por ejemplo en cuanto a la miniaturización de transistores en los procesadores o en cuanto a la autonomía que proporcionan las baterías.