Una noticia que ha pillado a casi toda la industria desprevenida acaba de ser publicada en la BBC. El conglomerado japonés Softbank ha anunciado que han adquirido la compañía británica ARM, bien conocida en la industria por ser uno de los principales fabricantes de chips de bajo consumo y para terminales móviles por una suma que también ha sorprendido: 32.000 millones de dólares, un 43% más de la valoración de la empresa (ARM estaba valorada en 22.300 millones).
El 45% de ARM pertenece a los accionistas, y la empresa ya ha anunciado que aconseja a éstos aceptar la operación de compra de Softbank (aunque no pueden hacer nada al respecto pues no tienen mayoría en el voto de la decisión). El fundador de ARM, Herman Hauser, no está demasiado contento con ésta adquisición, y ha dicho (palabras textuales) «Es un día muy triste tanto para mi como para el mundo de la tecnología en Reino Unido». ARM reportó 1.490 millones de dólares de beneficios durante el año 2015, y la expectativa es que durante éste 2016 siga creciendo todavía más y reportando mayores beneficios a sus accionistas.
ARM diseña arquitecturas de procesador, y cuenta con muchísimas patentes que licencia a otras compañías para su uso, actual fuente de ingresos de mayor tamaño de ésta (de hecho es seguramente uno de los tres grandes gigantes de la propiedad intelectual en términos de tecnología). Casi ninguno de los productos de ARM son físicos o tangibles, simplemente se dedican a diseñar y vender la posibilidad de utilizar sus diseños. Mientras que Intel, por ejemplo, diseña también sus arquitecturas de procesador (por ejemplo x86) y las implementa por sí mismos, ARM no tiene fábricas, y si necesita sacar productos para ellos mismos se los encarga a otros fabricantes como Samsung, TSMC o GlobalFoundries, por lo que sus gastos de mantenimiento son mínimos.
Por el momento, Softbank no ha expresado sus intenciones sobre qué pretende hacer con la compañía, así que el futuro es todavía incierto a este respecto.