Y es que ese pendrive de 256MB que compraste hace años aún puede ser útil de una forma que nunca habrías pensado que fuera posible. Desde cifrar documentos de forma segura hasta usarlo como memoria caché, pasando por usarlo como llave de arranque como si de un coche se tratase.
En Gizmología han publicado un interesante artículo en el que en forma de lista, nos muestran una serie de formas en las que podemos darle un poco más de vida a ese pendrive de poca capacidad que tenemos tirado por alguna parte de nuestro escritorio y que no usamos porque se ha quedado obsoleto.
Alguno de ellos son ampliamente conocidos como por ejemplo el uso como lanzador de aplicaciones portables, cosa que viene muy bien para llevar siempre con nosotros esas aplicaciones sin las que no podemos vivir y sin las que nos sentimos desamparados cuando usamos un equipo que no es el nuestro. Otro de los usos más comunes es como «salvavidas» en caso de que algo inesperado le haya ocurrido a nuestro sistema.
Sin embargo, un pendrive USB se puede utilizar de otras formas más exóticas como por ejemplo como memoria caché para acelerar ligeramente nuestro sistema, como llave física para protegernos de accesos no autorizados, o directamente como sistema de alarma.
En dicho artículo podemos leer los pasos que tenemos que dar para usar nuestro dispositivo de tales formas, así que echadle un vistazo si os interesa el tema.